Dentro de las fechas señaladas a nivel mundial encontramos Días Mundiales, Días Internacionales y Días que ojalá no tuviesen que existir. El día de hoy se enmarca en este último grupo, y es que, como cada 6 de febrero, se celebra el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina. Puede que este problema suene a algo ‘lejano’, pero la realidad es que, solo en España, unas 18.000 niñas están en riesgo de sufrir esta práctica salvaje, machista y totalmente inadmisible en pleno siglo XXI.

Prevalencia de la mutilación genital femenina en África y el Yemen (mujeres de 15 a 49 años) Fuente: OMS

La perspectiva a nivel mundial no es, ni mucho menos, alentadora. La OMS (Organización Mundial de la Salud) estima que entre 100 y 140 millones de niñas y mujeres de todo el mundo han sido sometidas a uno de los tipos existentes de mutilación genital femenina. Las estimaciones indican que 91,5 millones de mujeres y niñas mayores de 9 años en África padecen actualmente las consecuencias de la mutilación genital femenina. Se calcula que, en este mismo continente, 3 millones de niñas corren el riesgo de ser sometidas a esta práctica cada año.

¿Qué tipos de mutilación existen?

  • Tipo I: Resección parcial o total del clítoris y/o del prepucio (clitoridectomía)
  • Tipo II: Resección parcial o total del clítoris y los labios menores, con o sin escisión de los labios mayores (escisión)
  • Tipo III: Estrechamiento de la abertura vaginal con la creación de un sello mediante el corte y la recolocación de los labios menores y/o mayores, con o sin escisión del clítoris (infibulación)
  • Tipo IV: Todos los demás procedimientos lesivos de los genitales femeninos con fines no médicos, tales como la punción, perforación, incisión, raspado o cauterización.

Por supuesto, ninguna de estas prácticas tienen ningún valor médico y carecen de beneficios para la salud, acarrean tan solo un sufrimiento inhumano e innecesario. Es dolorosa y traumática. Además, y por si no fuera suficiente, la resección o lesión de tejido genital normal y sano entorpece el funcionamiento natural del organismo y tiene efectos inmediatos y duraderos para la salud.

Por ejemplo, los hijos de mujeres que han sido sometidas a mutilación genital tienen una tasa superior de muerte neonatal en comparación con los de mujeres que no han sido sometidas al procedimiento. Las mujeres que han sido sometidas a mutilación genital tienen un mayor riesgo de dar a luz a un bebé muerto, o que necesita reanimación y presenta bajo peso al nacer, ambos casos están asociados con un alto riesgo de muerte perinatal.

Poco a poco, avanzando

Y, aunque hablemos desde el pesimismo lógico porque una práctica como esta siga ocurriendo en nuestros días, no debemos olvidarnos de ciertos datos esperanzadores, como que cada vez más países se suman a la ilegalización de la mutilación genital femenina. El último de ellos, Sierra Leona, prohibía, hace apenas una semana, cualquiera de estas formas de mutilación. 

En nuestro país, noticias como el Proyecto de lucha contra la práctica de la mutilación genital femenina (MGF), presentado el pasado agosto en Malí, nos hace tener algo de esperanza y muchas más ganas de luchar contra esta lacra.

Por nuestra parte, desde CRECAM, el equipo de CRJ sensibiliza a los chicos y chicas sobre este tipo de prácticas, además de trabajar, desde el feminismo, distintos roles de comportamiento para evitar que este tipo de tortura pueda en ningún caso legitimarse. 

 

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