El 24 de febrero de 2022, la vida de millones de personas cambió para siempre. En Ucrania, las tropas rusas entraron en el país comenzando así un conflicto que cumple 365 días y que ha provocado decenas miles de muertos y millones de desplazados. Un año después, los graves enfrentamientos continúan y siguen provocando víctimas civiles, destrucción de infraestructuras civiles y públicas y continuos desplazamientos de población.
Hasta España han llegado miles de personas, de las cuales, 125.023 han sido atendidas por Cruz Roja, siendo un 64% de ellas mujeres. En total, son 46 los proyectos que forman la cartera de actividad que Cruz Roja Española ofrece de ayuda tanto a nivel nacional, como internacional. Más de 9.000 personas voluntarias de nuestra entidad, formadas y preparadas específicamente para atender este tipo de situaciones, han proporcionado día a día su ayuda con tareas que van desde la orientación, la enseñanza del idioma, la traducción, la ayuda directa… hasta su inserción social y laboral.
En la Comunidad de Madrid, Cruz Roja ha atendido a más de 20.700 personas ucranianas, gracias a la implicación de 1.600 voluntarios y voluntarias. Desde el inicio del conflicto, Cruz Roja puso en marcha un amplio dispositivo de atención, información y primera acogida en la región con 11 alojamientos en Madrid, Torrejón, Parla, Cercedilla, Rascafría, El Escorial y Aranjuez. Además, se desplegaron equipos de Atención Humanitaria en los principales puntos de llegada, como la estación de Atocha, Chamartín y el Aeropuerto de Barajas, por los que pasaron más de 16.000 personas.
Ha pasado un año desde el inicio de nuestra labor y no queremos olvidar la increíble labor que han realizado todos nuestros compañeros y compañeras para atender las necesidades de todas las personas procedentes de Ucrania. Tamara Martínez es una de ellas. Tamara es Coordinadora de Segunda Fase, Acogimiento Familiar y Áreas Transversales dentro del Programa Solicitantes de Protección Internacional y Personas Refugiadas. Con ella hemos querido repasar la evolución de la acogida de estas personas para que nos cuente cómo se encuentra la situación un año después y qué aprendizaje y experiencias han recogido desde el equipo después de este tiempo.
¿Cómo está la situación de la atención a personas ucranianas un año después de que se inició la guerra?
La situación en la atención está muy estable. A día de hoy trabajamos con personas que se encuentran en acogimiento en familia como en ‘segunda fase’, que son quienes tienen autonomía para vivir en un alojamiento en régimen de alquiler, pero con las que se sigue interviniendo tanto en el plano psicológico, jurídico, social, aprendizaje del castellano, empleo, etc. Las personas ucranianas que han decidido quedarse en España se están esforzando mucho para involucrarse en la sociedad española, tanto ellas mismas como de sus hijos.
También ha sido un éxito el que se esté atendiendo a las personas ucranianas desde las asambleas locales y comarcales, ya que se están combinando a la perfección la respuesta desde el área Personas Refugiadas con otras respuestas de la entidad como Extrema Vulnerabilidad, Empleo, etc.
Una vez que se les ha hecho primera acogida y ya han pasado a otra fase, ¿en qué situación se encuentran las personas ucranianas dentro de la atención que se les ofrece en Cruz Roja?
La evolución de la atención de las personas ucranianas ha sido muy eficaz, ya que su documentación tiene el carácter de ‘protección temporal’, por lo que podían rápidamente empezar a trabajar. Una vez que se les hacía la primera acogida extraordinaria, como he comentado antes, pasaban a una fase de acogimiento familiar con familias que residen en España y, luego, pasan a la ‘segunda fase’ donde tienen ya autonomía, pero no dejan de ser atendidas por nosotras/os. Desde el Ministerio nos proporcionaron la opción de que estas personas pudieran ir a otras provincias también y no solo ser atendidas en Madrid.
En segunda fase se les ofrece durante unos meses unas ayudas económicas para que puedan alquilarse una vivienda y empezar así su autonomía. También les atendemos a nivel jurídico y psicológico a nivel grupal e individual, seguimos con el aprendizaje del idioma y nos enfocamos mucho en temas de empleabilidad. Este tema es muy importante en esta fase para conseguir la integración de las personas. La mezcla entre el aprendizaje del idioma y el empleo es vital para su integración y esto hace que muchas personas se estén ya desplazando a los núcleos donde existen más personas ucranianas viviendo, como es la zona de la costa y el sur de España.
Aprendimos muy pronto el funcionamiento de esta situación y la verdad es que está resultando muy satisfactoria la intervención, tanto para las personas atendidas como para nuestra entidad.
«La mezcla entre el aprendizaje del idioma y el empleo es vital para su integración»
Tamara, cuando echas la vista atrás y vuelves a febrero y marzo de 2022, ¿Qué te viene a la cabeza?
Ha sido un año de aprendizaje total. Es un lujo trabajar en Cruz Roja, ya que contamos con muchos recursos para ofrecer a las personas atendidas, así como un equipo maravilloso de personas voluntarias que nos ayudan mucho en la intervención. Además, tejimos muy rápido las redes con otras áreas y eso provocó un rápido entendimiento y una red de trabajo espectacular.
¿Qué aprendizajes habéis obtenido en el equipo? ¿Cómo ha cambiado el equipo?
El punto fuerte de Cruz Roja es que somos una entidad muy transversal y polivalente y ofrecemos todas nuestras capacidades en una emergencia social o en una crisis migratoria si se produce en Ucrania o en América Latina o en el norte de África. Somos una entidad que atendemos por igual a cualquier persona que llega. Es cierto que el conflicto de Ucrania nos obligó a generar diferentes respuestas de una manera muy rápida para solventar la situación.
La colaboración entre diferentes áreas ha sido un punto fuerte. Desde la coordinación, las direcciones, los equipos… todos teníamos que actuar como los dedos de una mano para que esto saliese adelante y así fue. Ha sido maravilloso ver cómo funcionaba todo a la perfección. Voluntariado, Socorros, Atención Humanitaria, Compras, etc. todos nos unimos para que los dispositivos y la intervención funcionaran a la perfección.
Tamara: «La colaboración entre diferentes áreas ha sido un punto fuerte, todos teníamos que actuar como los dedos de una mano para que esto saliese adelante y así fue»
Un año después, ¿en qué situación se encuentran los dispositivos de atención y acogida que abrimos para atender a las personas ucranianas?
Se han cerrado todos los dispositivos a excepción del dispositivo de Parla, que ha pasado a atender a personas de primera acogida ordinaria, por lo que acoge a personas de todas las nacionalidades que han hecho petición de protección temporal o internacional. El resto fueron cerrando y las personas fueron pasando a otras partes del programa, en acogida familiar o segunda fase, como hemos contado antes. Muchas personas decidieron volverse a Ucrania o cambiarse de provincia para estar más cerca de los suyos.
¿Cómo ha afectado toda esta situación a los diferentes equipos de personas refugiadas?
Creo que todas las personas que nos dedicamos a esto tenemos callo y nos gusta mucho lo que hacemos. Somos conscientes de que, cuando hay una crisis, hay que estar y hay que apoyarse los/as unos/as a los/as otros/as. Es vital hablar, compartir y apoyarse entre los equipos, y eso lo hemos hecho.
Lo más bonito ha sido ver cómo han entrado muchas personas nuevas al equipo que nunca habían trabajado con nosotros y que a día de hoy siguen trabajando y quieren seguir trabajando aquí, por todos los valores y lo que significa trabajar aquí. Nuestro trabajo es dar dignidad a las personas, por tanto, cualquier persona que entre tiene que verlo así, y así ha sido. Hemos incorporado a personas muy potentes y con unos valores muy afines a la entidad.
«Es vital hablar, compartir y apoyarse entre los equipos, y eso lo hemos hecho.»
A nivel persona, Tamara, ¿cómo ha sido todo este año? ¿Qué es lo que más te ha marcado?
Creo que he madurado mucho. A día de hoy como coordinadora me he dado cuenta de que es vital transmitir calma y paciencia a los equipos. Transmitir seguridad, confianza y organizarse bien es vital. Para mí ha sido un reto y una responsabilidad. Somos Cruz Roja y teníamos que estar ahí al 200% atendiendo. Han sido días muy duros, muchas horas sin dormir, pero estoy muy satisfecha de todo lo que hemos logrado.
A mí me marcó, por ejemplo, un día que conseguimos unas sillas de ruedas nuevas porque venían en unas sillas muy antiguas y que no podían ni moverlas. Conseguimos a través de una fundación unas sillas nuevas y a medida y eso fue todo un éxito.
Para mí, el punto fuerte de esta intervención ha sido el tener responsabilidad con las personas que hemos atendido. El compromiso que hemos tenido dentro del equipo hacia las personas ha sido clave para atender todas sus necesidades. Había muchas ganas de hacer las cosas bien y que salieran.
¿Qué os dicen las personas ucranianas cuando se marchan o pasan a otra etapa?
La gente, en general, es muy agradecida. Vienen huyendo de una guerra y eso es muy duro. En mi caso, que gestionaba el recurso de Las Mercedes y el de Torrejón nos dimos cuenta de que había personas que venían muy fastidiadas por la guerra y había que darlo todo. Creo que están muy agradecidas y muchas de ellas quieren quedarse aquí a vivir.
Las historias de Lisa y Oksana, ucranianas unidas por el conflicto.
Fueron muchas las personas ucranianas en España que, cuando comenzó el conflicto, se decidieron a aportar su granito de arena como personas voluntarias de Cruz Roja. Muchas de ellas sentían que esta era su única forma de ayudar. Una de ellas fue Lisa Paradovska, ucraniana que lleva más de 16 años en España y quien no dudó ni un momento en colaborar con Cruz Roja para prestar su ayuda.
Lisa, ¿cómo conociste Cruz Roja y cómo te involucraste en esta emergencia derivada de la guerra en Ucrania?
Cuando estalló la guerra, la comunidad ucraniana tenía a su disposición en España el punto de recogida de alimentos, de medicamentos… A través de los propios ucranianos conocí el voluntariado, escribí a un número de teléfono que me dieron y empecé a ir a diario. Para mí, era la única forma en la que podía colaborar desde aquí. Llevo más de 16 años en España y soy de Mykolaiv, al sur, muy cerca de Crimea.
Cuando empezaste a colaborar en el dispositivo de Torrejón, ¿cuál era tu labor?
Ayudar en la traducción, en la adaptación al hotel y a la nueva situación que les tocaba vivir. Ayudarles a que se sintiesen más seguros y tranquilos.
Además de tu labor como voluntaria, tuviste la oportunidad de trabajar en la entidad los fines de semana. ¿Cómo se produce esta situación?
Como en ese momento estaba desocupada venía de lunes a viernes, fui bastante constante. Creo que también tuvo que ver que conociese el idioma. Me ofrecieron un puesto de fin de semana en otro centro con personas ucranianas pero con situaciones más particulares, como familias monoparentales, personas con discapacidad, personas mayores… Incluso estuve con una mujer de 90 años y con heridos de guerra.
¿Qué te hizo sentir ayudar a personas de tu país a consecuencia de un conflicto bélico?
Me sentía mejor pudiendo ayudar en algo. Colaborar me hacía sentir tranquila y tenía fe en que alguien como yo podría estar en Ucrania ayudando a mi familia. Casi toda mi familia, salvo mi madre y mis hermanos, siguen estando allí.
Lisa: «Colaborar me hacía sentir tranquila y tenía fe en que alguien como yo podría estar en Ucrania ayudando a mi familia»
Se ha cumplido un año desde que estalló la guerra. ¿Qué sientes respecto a esto?
Siento que, desgraciadamente, la gente se ha acostumbrado a la situación de la guerra. Aunque las noticias ya no hablen tanto de lo que ocurre allí, la situación es prácticamente la misma, pero la gente se ha acostumbrado a la guerra. Sigue habiendo cortes de agua, de luz, pero la gente ha aprendido a sobrepasar esta situación.
Echando la vista atrás después de un año, ¿cómo vives tu voluntariado en Cruz Roja? ¿Qué supuso para ti ser voluntaria en la entidad?
Me ha supuesto el traspasar la situación desde fuera, el poder hacer algo respecto a lo que pasaba en mi país.
Por último, no podemos dejar de acordarnos de las personas más afectadas por este terrible conflicto: quienes tuvieron que huir de su país dejando atrás toda su vida de un día para otro. Casi 10.000 millones de ucranianos son actualmente refugiados en otros países de Europa. Oksana Tsukan llegó a Madrid hace casi un año, aunque ella ya sabía de primera mano lo que es empezar una vida de cero. Tras pasar por una casa de acogida, actualmente se encuentra trabajando y en la segunda fase del programa de refugiados y ya es prácticamente autónoma. Oksana nos contó cómo llego a España, cómo se siente después de un año, cuáles son sus expectativas de cara al futuro y toda la ayuda que ha recibido por parte de Cruz Roja durante estos meses.
Oksana, ¿cómo se produce tu llegada a España?
Para mi familia y para mí, la guerra comenzó en 2014. Mi ciudad ha estado ocupada desde hace años y tuve que salir y refugiarme cerca de Kiev. Mis padres no querían abandonar su hogar, mis hijos y yo nos fuimos y mis familiares se fueron a otros países. Dejé mi casa en Donetsk, los coches, todas nuestras cosas; me quedé sin trabajo y sin medios para subsistir. Tuve que aprender una nueva profesión, planeaba estudiar medicina. Después de ocho años empezaba a estar a gusto de nuevo y a ganarme la vida y ahora soy refugiada por segunda vez. Empiezo mi vida desde cero por segunda vez. Salí del país en uno de los trenes que ayudaban a las personas a salir de Ucrania para refugiarse en otros países. Vine con una amiga, mis hijos se quedaron allí por ser hombres. Ahora estoy estudiando español, trabajando, y en el futuro me gustaría estudiar aquí.
Cuando piensas en cuando llegaste aquí hace un año, ¿qué sientes?
Mucho miedo. En enero y febrero empezamos a sentir miedo, sentíamos que iba a pasar algo, y el día 24 nos despertamos con los bombardeos. En mi ciudad había una base militar, por lo que se escuchaba bastante y estábamos muy asustados.
¿Cómo fueron los primeros días en Cruz Roja?
Nada más bajar del tren estaba la Cruz Roja. Esa misma noche, cuando llegamos, nos alojaron en un hotel de Aranjuez y después estuve medio año con una familia de acogida en Madrid. Ahora estoy en segunda fase, estoy viviendo sola en una habitación. La familia con la que me quedé me ayudó a buscar trabajo y llevo cinco meses trabajando en limpieza. Estoy muy agradecida al trabajo que ha hecho Cruz Roja.
Oksana: «Estoy muy agradecida por las personas que he encontrado aquí, por sus palabras y apoyo»
Cuando llegaste a España, ¿te imaginabas que seguirías viviendo, trabajando, teniendo una vida en este país un año después?
Cuando llegué, supuse que iba a ser para largo. Cuando vivía en Donetsk tenía mi propia tienda y cuando me fui cerca de Kiev estudié osteopatía y trabajé como masajista e instructora de yoga. Además, tengo el carnet de conductora de autobús en Ucrania, pero no tengo la convalidación para hacerlo aquí.
¿Cuál es el principal aprendizaje personal que has tenido después de este año?
He aprendido a vivir el aquí y el ahora, la vida puede cambiar de un día para otro. He trabajado mucho siempre, me he encargado mucho de mis hijos, tengo buenos estudios en Ucrania, y ahora mismo estoy en España disfrutando del país.
¿Qué esperas del futuro? ¿Te gustaría quedarte en España?
No lo sé. Mi familia es muy grande y ahora están esparcidos por todo el mundo. Uno de mis sueños es volver a reunirnos todos otra vez. Por el cumpleaños número 80 de mi padre me gustaría que nos volviésemos a juntar todos.
¿Cómo te ha ayudado Cruz Roja? ¿Cómo podrías agradecérselo?
Me ha ayudado mucho. Me han facilitado alojamiento, comida… me quité una gran preocupación y pude profundizar en el aprendizaje del idioma. Estoy muy agradecida con toda la labor de Cruz Roja, creo que son un ejemplo a seguir. Ahora cada ucraniano es un voluntario, porque intentan ayudar a todo el mundo que pueden, como a gente con casas derribadas. Estoy muy agradecida por las personas que he encontrado aquí, por sus palabras y apoyo.
¿Cómo has afrontado un año fuera de tu rutina tras haberse roto de golpe? ¿Cómo has construido una nueva vida tu sola?
Tengo una meta, llegar a ver a mis nietos y poder educarles. Es mi razón de subsistir. Aquí he hecho amigos, tanto ucranianos/as como españoles/as. He hecho mucho turismo a pie por Madrid, hemos visitado museos, pequeñas ciudades… estoy disfrutando de la ciudad.
Lisa, Oksana, ¿tenéis algún momento que recordéis con especial cariño?
Oksana: Cuando me iba del hotel de Aranjuez, era un momento emotivo.
Lisa: Yo me acuerdo mucho de los/as niños/as. En las actividades que hacíamos con ellos/as y con los/as adultos, los/as niños/as inspiraban vida y provocaban las sonrisas de muchas personas; aunque lo estuvieran pasando mal, se olvidaban un rato de la situación en su país. También cuando venían los/as compañeros/as de CRJ y cambiaba por completo el ambiente.
Oksana: «Ojalá todas las personas que me han ayudado aquí pudieran visitar Ucrania y ver su belleza»
Ya ha pasado un año desde que comenzó el conflicto. ¿Pensasteis que un año después la situación iba a ser así?
Oksana: Yo siempre he pensado que esto iba a durar bastante. Cuando peor lo pasé fue al principio, por las amenazas de ataques nucleares, pero viendo que al final no ha ocurrido estoy más tranquila. Yo confío en que esto terminará y que será una victoria para Ucrania.
Lisa: Yo esperaba que todo acabase cuanto antes, y después de un año cuesta seguir viendo la situación. Aun así, confió en que esto terminará y espero que sea pronto.
Tamara, ¿qué les dirías a Lisa y a Oksana después de todo lo que ha pasado?
Tamara: Admiro mucho la manera en la que han afrontado una situación tan dura. Para mí, ha sido un ejemplo cómo han llevado esta situación, dejando en muchos casos a su familia allí. La fortaleza que tienen los ucranianos y, sobre todo, las mujeres, es espectacular. Es gente formada, con ganas de aprender, agarran cualquier oportunidad. Espero que el conflicto se termine pronto para que, los que puedan, regresen a sus casas y los que no, puedan volver para ver a sus familiares. Yo no pensé que iba a durar tanto, y aquí seguimos.
Oksana: Ojalá todas las personas que me han ayudado aquí pudieran visitar la casa de mis padres y ver Ucrania para admirar su belleza.
Oksana, más allá de tu familia y amigos, ¿qué es lo que más echas de menos de Ucrania?
Mi trabajo. Siempre he estado acostumbrada a trabajar, a sostenerme sola, y no me siento a gusto sin ser 100% autónoma. Me gusta trabajar en paz, con el alma, cuando hago algo que me gusta lo hago como si fuese para mí.
En esta noticia hablamos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 1, 2 3, 4, 8 y 10 como parte de nuestro compromiso para potenciar la consecución de la Agenda 2030. Puedes obtener más información de los ODS en el siguiente enlace.