Durante este verano se han estado retomando los proyectos de pobreza energética en la Asamblea de Alcorcón, haciendo acopio de todo tipo de materiales para el ahorro energético en el hogar y reuniendo a un equipo de excelentes voluntarias dispuestas a orientar, formar y apoyar a nuestras personas usuarias para sortear las dificultades en los pagos de suministros que afectan a múltiples hogares en el territorio.
Con el fin capacitar a los y las participantes del proyecto en el ámbito del ahorro doméstico,
trabajamos con ellas primeramente de manera individualizada, realizando un minucioso análisis de su factura y generando un informe lleno de recomendaciones; en segundo lugar realizamos capacitaciones grupales donde las personas atendidas comparten sus problemáticas y dificultades de cara al ahorro y juntas trabajan nociones sobre como leer y desglosar tu factura, detectar servicios adicionales no necesarios, el mantenimiento y el uso de electrodomésticos o como acceder a la lectura de tu contador.
Todas las personas asistentes son obsequiadas con un kit que cuenta con múltiples materiales para implementar en el hogar y conseguir así una casa más ahorrativa en términos de energía. Tras esto realizamos un seguimiento individualizado de sus necesidades, ofreciendo apoyo en el pago de las facturas de suministros, ampliación de pedidos individualizados, asesoramientos en trámites como el cambio a comercializadora regulada o la petición del bono social y reparaciones.
El perfil de las personas que pasan por una situación de pobreza energética es mucho más variado de lo que solemos imaginar, el espectro abarca a personas de diferentes edades, procedencia y contexto, pero si hay factores que sorpresivamente aúna a las diferentes personas usuarias que pasan por el proyecto y esta es, su dificultad para auto detectar que están siendo atravesados por esta casuística social, puesto que como sociedad solo percibimos que estamos en dificultades cuando nos llega al buzón la nada grata notificación de corte de suministro. Obviamos y nos tapamos la cara a la hora de afrontar que la pobreza energética también implica no poder encender la calefacción en invierno, que las facturas de suministros mermen o imposibiliten nuestra capacidad de ahorro o tener que postergar indefinidamente reparaciones básicas del hogar.
Desde el proyecto, se ha podido realizar a lo largo de estos meses una intervención completa para las personas usuarias atestiguando durante la realización de la actividad sorpresa y felicidad en sus caras al averiguar que podían optar a un drástico descuento en sus facturas tras validar el bono social, poder al fin reparar una ventana cuya grieta antes era tapada con cinta americana o al saber que ese mes no iban a tener que afrontar solas los pagos de suministros.
De cara a este invierno nos proponemos seguir combatiendo la pobreza energética en todas sus formas y actualizar a nuestras participantes para convertirlas en las mejores ahorradoras de energía, o lo que es lo mismo, agentes cotidianas del medioambiente.
