Me llamo Charo, llevo en Cruz Roja Alcorcón desde el año 1999. He participado en diversos proyectos y programas, y he vivido diferentes experiencias con Cruz Roja, entre ellas los atentados del 11M o el accidente aéreo de Spanair, y hace apenas una semana estaba regresando de colaborar en la Dana de Valencia.
Actualmente, formo parte del equipo ERBE (Equipo de Respuesta Básica en Emergencia) de donde partimos cinco personas voluntarias el día 6 de noviembre, aunque mi mochila está siempre preparada. Estos días hemos coincidido con equipos de Valladolid y Ciudad Real, de Cruz Roja, así como con forestales, Policía, Bomberos, la UME, agricultores, el ejército, voluntarios de todas las ciudades de España, pero todos hemos trabajado en un mismo camino y con un mismo objetivo.
He podido estar con los valencianos y vivir de primera mano sus testimonios, historias aterradoras, verdaderas películas de miedo. Ver desde mi propia retina lo que para mí eran escenarios muy similares a los de guerra: constantemente había sonidos de sirenas y pitidos de grúas, se hacía difícil caminar por el barro y los escombros, porque los accesos en vehículo a veces se hacían muy complicados y largos en el tiempo, sobre todo cuando terminaba el día y llegaba la noche.
Los días que he pasado en Valencia han sido muy intensos, pero a la vez me siento orgullosa de haber podido aportar mi granito de arena a esta causa, al igual que me siento muy orgullosa de pertenecer a mi institución: Cruz Roja.
En la DANA hemos aprendido mucho a nivel personal, profesional y hemos tenido varias funciones: desde limpieza de calles, señalizado zonas peligrosas, desescombro de casas, llevar medicación a personas con movilidad reducida, reparto de agua, comida, productos de higiene y limpieza, material de seguridad para familias afectadas y voluntarios, reparto de mascarillas y guantes, incluso hemos montado un pequeño hospital de campaña en lo que antes era un garaje, realizando allí asistencia sanitaria a quien lo necesitaba.
Cuando íbamos por la calle nos hemos sentido muy queridos por el pueblo valenciano, eran emocionante ver en sus ventanas las sábanas colgadas con la palabra GRACIAS. Nos ofrecían lo poco que tenían, al igual que los voluntarios, nos paraban constantemente para ofrecernos su tiempo, su sonrisa, material de todo tipo, etc. La palabra GRACIAS se escuchaba constantemente por las calles.
Todos estos días ha jugado un papel importante la parte psicológica, ya que, aunque seas voluntario de Cruz Roja, también eres persona y tienes los sentimientos a flor de piel por lo que vives allí. En ocasiones, estás entrando en la intimad de las personas afectadas. Te sientes desbordada y tú tienes que ayudarles y apoyarles con sus pocas cosas personales de las que han de deshacerse o intentar recuperar. Comparten contigo parte de su duelo, lo vivido el día de la tragedia, y necesitan pararse en la calle a hablar contigo y expresar sus miedos, sus impotencias, su incertidumbre, la pérdida de su vida. Sin apenas conocerte te abren su casa y sus sentimientos.