No queremos quitar ni un punto ni una coma. Os dejamos al completo el relato que nos han trasladado los compañeros y compañeras de la asamblea, ya que guarda la esencia de esta celebración tan especial para ellos:
«Tras un mes lunar de ayuno diurno llega el tan esperado momento del Eid al-Ftir, la cena final y la última ruptura del ayuno. Pero, ¿cuándo? preguntamos sin parar las personas que nos guiamos por horarios, fechas y citas, nuestros participantes de Ayuda Humanitaria nos dicen tranquilos, que se finalizará el Ramadán con la siguiente Luna Nueva, y que para saberlo hay que estar atentos del cielo.
Os contamos esto, porque en los dispositivos de Ayuda Humanitaria también hemos celebrado la festividad, ya que cada participante que así lo ha decidido, ha podido ayunar y terminar sus jornadas con el Ftour (la comida que rompe con el ayuno).
Se estima que unos mil quinientos millones de personas en el mundo profesan la religión musulmana, revelada a Mahoma, su profeta, en el siglo VII.
En el dispositivo de Ayuda Humanitaria de Aranjuez, además de la organización que nos ha supuesto, en cuanto a acomodación de horarios y ritmos, también hemos aprendido de nuestros participantes que el Ramadán ofrece la oportunidad de entregarse al recogimiento espiritual, la austeridad, a la entrega a la vida familiar y a la generosidad. Hemos aprendido que este paréntesis es una oportunidad para una reflexionar y tomarse el día a día de manera más tranquila. Esta constante adaptación a los diferentes ritmos culturales y personales es algo con lo que trabajamos a diario cuando compartimos nuestras jornadas con personas que llegan de otros países.
Pero a pesar del esfuerzo que nos supone en lo profesional y lo personal, no dejamos pasar estas oportunidades que se nos presentan para seguir tendiendo puentes, pero sobre todo, para hacer sentir a los participantes del Proyecto de Ayuda Humanitaria que ahora están en casa y que también nos alegramos de poder compartir una fiesta tan especial junto a ellos.»