El tabaco no solo perjudica la salud del que fuma o del fumador pasivo, si no que también envenena nuestro planeta.
El consumo de tabaco es uno de los principales factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares y respiratorias, así como de más de 20 tipos o subtipos diferentes de cáncer y muchas otras enfermedades debilitantes.
Contiene sustancias muy nocivas como nicotina que es sumamente adictiva, gases que afectan al aparato respiratorio y otras que son cancerígenas, pero no solo afecta a las personas, además su producción y los residuos que genera afectan a nuestro entorno.
Dos tercios de los cigarrillos que se producen a nivel mundial acaban en los océanos. Las colillas son ya el 40% de los residuos del mar Mediterráneo. Cada una de ellas puede contaminar entre 8 y 10 litros de agua del mar y hasta 50 litros si se trata de agua dulce.
La cosecha y producción de tabaco emite 84 toneladas anuales de CO2. Su cultivo es uno de los que más pesticidas utiliza, alguno de ellos muy contaminantes y cada año se destruyen 3,5 millones de hectáreas de bosque.
El humo contiene hasta 7000 productos químicos nocivos para la salud y el medio ambiente y los cigarrillos encendidos son responsables de la mayor parte de los incendios forestales.
Es mucho lo que podemos hacer para evitar los daños que produce el tabaco. Por ejemplo, dejando de fumar, exigiendo a las tabacaleras que limpien los desechos que producen y ayudando a los cultivadores a optar por cultivos sostenibles.
Unas razones más para dejar de fumar, así que ¡plántale cara!
Adoptar estas medidas contribuye a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) números 3,6, 12, 13, 14 y 15.