08.00h de la mañana de un viernes lluvioso en la capital madrileña. Poco tráfico, menos gente. En El Plantío, una de las sedes más representativas de Cruz Roja en la Comunidad de Madrid, impera un mayoritario silencio, roto solamente por el canto de los pájaros tras la lluvia.
En el interior, Octavio Morales, referente del equipo de Transporte Sanitario No Urgente, revisa frente a su ordenador los últimos correos antes de comenzar la programación y gestión del operativo. Hoy les toca en el turno de mañana a los compañeros y compañeras Francisco Collado, Antonela Miranda, Mario Navares, Isabel Miguel, Oriana Peña, Jesica López, Diego Ramos, Jorge Alberto Martin, Liliana Gomez, Daniel Moreira y Jorge Noriega. El equipo de voluntarios y voluntarias que realizarán los traslados de pacientes con Covid-19 desde los diferentes hospitales hasta sus domicilios. Junto con Francisco Pariente, personal laboral de Logística, Javier Guede, coordinador de TSU y ERIEs, y Susana Pérez, directora autonómica de Socorros y Emergencias, y todo el equipo técnico del área forman la columna vertebral del equipo al que acompañaremos para poder trasladar su encomiable labor.
En este nuevo post, queremos compartir lo que no se ve. Las reflexiones, pensamientos, los miedos y las alegrías de nuestros compañeros y compañeras que se exponen en primera línea de acción para atender a las personas, así como lo que significa para ellos ‘Ser de Cruz Roja’.
Octavio, canario de origen, entró con 16 años en Cruz Roja y ya lleva más de 20. Octavio nos atiende desde primera hora poniendo todos los medios y toda su atención. «Esto lo hago por responsabilidad», nos comenta. «Cruz Roja me ha dado las herramientas, la formación, la capacidad y la oportunidad. Más que preguntarte ¿por qué?, hay que decir, hay que hacerlo».
Cuando llega todo el equipo voluntario, Octavio repasa la operativa, proporciona los EPis y distribuye los vehículos para que cada persona sepa qué tiene que hacer. En esos momentos, pedimos a los compañeros y compañeras que nos cuenten un poco más en profundidad lo que piensan de toda esta situación.
Cuando le preguntamos a Octavio por el punto fuerte del equipo, el no lo duda ni por un instante: La calidad humana. «De aquí a La Luna. La calidad humana no la vas a encontrar en otro lugar. No solo de los voluntarios, sino del personal y de todos los miembros de Cruz Roja. En nuestro equipo, todas y todos ellos se están enfrentando voluntariamente a un virus que tiene una tasa de letalidad importante y que está trayendo complicaciones. Y para mí, ese es el detalle, voluntariamente.»
Y esa calidad humana bebe de los aspectos positivos y alegrías que les aporta la labor humanitaria a los compañeros y compañeras del equipo de TSNU. Muchos de ellos se emocionan cuando les preguntamos por el aporte de energía que tiene realizar este tipo de voluntariado, pero dejemos que sean ellos y ellas mismas las que nos lo cuenten:
Tampoco quisimos obviar la realidad y les preguntamos también por sus miedos y preocupaciones, sabiendo que ellos miran de frente al virus en el traslado de pacientes con covid-19 desde el hospital hasta su domicilio. Esto no pasa inadvertido y ellos mismos son muy conscientes de toda la realidad. Por ello, es increíble ver la entereza y compromiso que tienen al abordar este tipo de situaciones. Recordemos que toda esta labor que realizan la hacen de forma altruista, de forma VOLUNTARIA, por eso, para nosotros fue importante lanzarles la siguiente pregunta: ¿Cuál es la carga emocional que genera esta labor?
También hubo tiempo para encontrar espacios individuales con el equipo. Isabel Miguel es voluntaria desde hace tiempo. Nos confiesa que esto le gusta y que, además, dispone del tiempo disponible para hacerlo ya que, actualmente, no trabaja. Isabel nos dice que cuando está montada en la ambulancia no piensa en nada, simplemente, se preocupa de que la persona trasladada llegue lo antes y en las mejores condiciones posibles a su hogar. Y ahí es donde le preguntamos a Isabel, ¿Qué os comentan las personas que se suben a la ambulancia? ¿Cómo viven su traslado al hogar?
Para nosotros y nosotras no pasó inadvertido una peculiaridad: El 80% de las personas voluntarias era menor de 25 años. Y ahí, entró un nuevo tema. ¿Está la juventud tan desarraigada de sus principios? ¿Existe una mala prensa de la juventud actual? Nuestra respuesta, viendo la responsabilidad, la actitud y la aptitud de nuestras compañeras y compañeros está clara: Tenemos un gran porvenir con esta juventud social y comprometida.
Para Octavio, este hecho lo reconoce como un punto fuerte del equipo. «Me hace sentir orgullo, porque al final la imagen de juventud despreocupada, loca, que se va de borrachera, de botellón, blablablá… Eso vende y es muy llamativo, todos lo sabemos. Pero es que se puede comprobar que hay mucha gente joven responsable, comprometida, y nada inconsciente. Al contrario, son muy conscientes de a qué se enfrentan y qué actividad están realizando. Estos chicos y chicas podrían estar en su casa, hablando por Whatsapp o por Skype, jugando a videojuegos… Podrían estar en casa mirando al cielo, sin exponerse a un virus, aunque no sean población de riesgo»
Pero dejemos que ellos mismos nos lo cuenten:
Durante nuestra corta estancia con ellas y ellos hemos podido vivir muchas historias personales. Oriana y Liliana nos contaban que ellas, por ser sanitarias, es parte de su responsabilidad el estar aquí. Además, Liliana nos confesó que ya colaboraba con Cruz Roja en su país de origen, Venezuela. Jorge, el más joven, quiere poder sacarse lo antes posible el título de TES para poder dedicarse profesionalmente a esta pasión que tiene por las emergencias. Jésica, peluquera de profesión, descubrió Cruz Roja hace un año y, desde entonces, es la primera en apuntarse a cualquier actividad de voluntariado. Y así todas y cada una de las personas con las que pudimos pasar una mañana al pie de la emergencia sanitaria.
Y todos y todas ellas, nos dejaron un mensaje. Un claro manifiesto para la sociedad: Tu labor sigue siendo necesaria y el voluntariado te necesita.
Para finalizar, queremos dar las gracias a Octavio, Javi Guede, Susana y a todo el equipo técnico y de voluntarios que estuvieron en esa mañana, y que nos facilitaron, siempre con una sonrisa, todas las aportaciones que les pedíamos. No sé si se puede demostrar en una serie de vídeos, pero, un servidor, puede dar fe del compromiso, valentía y responsabilidad que llevan a su espalda pero, también, del buen rollo y compañerismo que viven entre ellas y ellos. Algo vital para pasar estos duros días que nos está tocando vivir como sociedad.
¡UN MILLÓN DE GRACIAS, COMPAÑERAS Y COMPAÑEROS!
#EsteVirusLoParamosUnidos