El pasado viernes, día 26 de Junio, finalizó su labor el Centro de Acogida para Personas Sin Hogar gestionado por Cruz Roja, en la localidad de Los Molinos y que depende de la Dirección General de Servicios Sociales e Innovación Social de la Comunidad de Madrid y la Consejería de Políticas sociales,Familias, igualdad y natalidad de la Comunidad de Madrid.
Este recurso, emplazado en la Casa Villa Marista San José y perteneciente a la asamblea de San Lorenzo de El Escorial, ha sido referencia de atención a personas sin hogar en la Comunidad de Madrid durante la crisis sanitaria del COVID-19, en el que la falta de un alojamiento permanente ha hecho a este colectivo particularmente vulnerable durante esta emergencia.
Una vez más la coordinación de los diferentes equipos de Cruz Roja y la rápida labor de puesta a punto en tan poco tiempo con las condiciones que impuso el confinamiento, ha sido titánica y requirió de gran esfuerzo. Por ello, el centro abrió sus puertas el 23 de Marzo y dos días después acogió a la primera persona usuaria.
La intervención de Cruz Roja en el centro
Uno de los hitos más importantes de este centro ha sido la capacidad que ha tenido Cruz Roja en abrir un dispositivo de semejantes características en un momento muy complicado y en un tiempo récord de 48 horas.
«Esto ha sido posible gracias a la colaboración de Servicios Generales y Recursos Humanos y por supuesto la voluntad y la energía que ha tenido la Asamblea de El Escorial, que en momentos muy complicados no ha dudado en poner toda la carne en el asador. En la parte técnica se unieron todo el conocimiento del CAT de San Blas con Alejandro Mardomingo a la cabeza y Sefi apoyando en terreno sin pensárselo dos veces. El recurso de Los Molinos ha sido una gran muestra de la capacidad que tiene Cruz Roja de dar respuesta a las personas y cómo uniendo el conocimiento de todas las áreas se ha ofrecido un espacio innovador de trabajo con personas muy heterogéneas». nos explica José Miguel García Oliveri «Oli», Coordinador del programa de centros para inmigrantes y Ayuda Humanitaria.
Otro de los hitos ha sido el trabajo individualizado con el que se ha apoyado a todas las personas de manera que nadie se quedara en una situación de calle sobrevenida. Loizna El Bohdidi trabajaba en la asamblea de Sierra Oeste y, durante esta pandemia, ha asumido la Coordinación del dispositivo en estos tres meses. Hablamos con ella para que nos cuente cómo vivió el reto de coordinar este dispositivo, nos transmitiera sus reflexiones y sensaciones durante el proceso de intervención y cuáles han sido los puntos fuertes y aprendizajes de esta experiencia a nivel personal y como Institución:
Cuando el centro comenzó su actividad, se hizo un llamamiento entre el personal laboral de Cruz Roja en la Comunidad de Madrid para apoyar la labor del dispositivo. Luis Jesús Martínez, técnico de CRJ en la asamblea local Madrid, fue una de las personas que aceptó este reto y se trasladó a sus instalaciones.
«Me llamaron para poder ir a apoyar como técnico y mediador sociocultural dentro del dispositivo y visto que era un campo nuevo para mi en el que poder aprender y ver cómo desarrolla la actividad Cruz Roja en el terreno ante esta situación, me lo tomé de forma muy positiva y decidí echar una mano.»
La experiencia de las personas usuarias
El bienestar de las personas usuarias y hacerles pasar este estado de alarma en las mejores condiciones posibles, ha sido el principal objetivo del equipo. En un dispositivo de estas características en el que el contacto humano es primordial, es inevitable generar vínculos más allá de la propia intervención. La calidez humana es uno de los valores que cada persona técnica y voluntaria lleva marcado en su ADN para poder tratar de la mejor manera posible a las personas más vulnerables. Y ese buen hacer tiene su feedback. Las personas atendidas muestran con cariño el agradecimiento por haberse preocupado de ellos y de ellas durante tiempos tan duros como los que acabamos de vivir.
Mohamed, es un jardinero de 66 años, de origen marroquí, y que lleva 32 años viviendo en España. Antes del estado de alarma, se vio en la calle y estuvo durmiendo en la T4 de Barajas. Con la declaración del confinamiento, pidió ayuda y llegó al centro de Los Molinos, donde ha estado gran parte del estado de alarma hasta este pasado viernes. Hablamos con él en su último día en el centro para que nos cuente su experiencia y cómo ha pasado estos meses. Además, Mohamed ha sido voluntario como intérprete en organizaciones sociales y le preguntamos por cómo ha vivido esa experiencia que quiere retomar:
Los datos de atención del dispositivo
El centro ha albergado 61 plazas y, durante los tres meses que ha estado activo, se han atendido un total de 150 personas, 116 hombres y 34 mujeres, que se han visto sin hogar, muchas de ellas como consecuencia de los efectos provocados por la pandemia.
Durante su estancia, se ha proporcionado a todos la personas alojamiento y comida y se ha hecho entrega de ropa y asistencia sanitaria a las que lo han necesitado.
El equipo de atención ha estado formado por el personal laboral de Cruz Roja y un grupo de 20 personas voluntarias que han estado dando apoyo en los momentos de mayor actividad en el centro. Todos coinciden en que han sido unos meses muy intensos y, al recordarlos, reviven la emoción de lo vivido.
El perfil de las personas usuarias ha sido muy variado, ya que no todas procedían de una situación previa de calle. En el centro se han alojado también personas que se han encontrado sin trabajo y sin techo, así como otras procedentes de recursos sociales similares o víctimas de violencia de género. Ha sido uno de los dispositivos que más casos vulnerables ha tenido que atender:
- El rango de edad ha sido muy amplio. Si bien es cierto que la mayoría han sido adultos, se ha trabajado con jóvenes de 18 a 25 años y con personas mayores dependientes con más de 65 años.
- Se ha atendido tanto a hombres como mujeres. Personas con vulnerabilidades asociadas al consumo y personas con vulnerabilidades asociadas a discapacidades. Igualmente se han dado casos de personas con una vida normalizada que se han quedado en situación de calle por circunstancias asociadas al Estado de Alarma.
- Se ha procedido con todos ellos al desarrollo de PPI en colaboración cercana con empleo para ir preparando la salida del confinamiento y la apertura del mercado laboral.
A pesar de la ocupación del 100% y del aumento de plazas la colaboración con el área de conocimiento de Salud y el esfuerzo del trabajo de sensibilización ha ayudado para que no se haya tenido ningún caso de COVID-19. Se habilitaron todas las medidas necesarias para la protección del equipo y de las personas residentes, al igual que una zona de aislamiento para aquellas que presentaran síntomas. La apertura del dispositivos de las Tablas mas adelante ayudó a estar más tranquilos con la gestión de casos que presentaban sintomatología.
Organizar la salida de las personas alojadas ha sido un reto y se ha hecho atendiendo a los recursos económicos o de apoyo con los que contaban. Se ha dado respuesta a todo el mundo. Esto se ha conseguido gracias a la coordinación con la Red de Albergues de Madrid o mediante recursos propios de Cruz Roja, como el Programa de Refugiados. En algunos casos, también se han proporcionado ayudas económicas temporales para el alojamiento a fin de facilitar el proceso de transición.
Este viernes se han cerrado un ciclo en el que gracias a la labor de Cruz Roja, personas sin hogar han podido disponer durante estos tiempos de crisis, de un hogar donde se les ha acogido desde la solidaridad, el respeto y la dignidad.
Desde el programa de Ayuda Humanitaria quieren agradecer la labor de un equipo humano que ha dado calidad y calidez en la intervención y se ha mostrado más cercano a las personas a las que nadie quería acercarse, siendo su bastón, guía y refugio.
Para nuestra entidad es un auténtico lujo contar con personas tan profesionales y humanas que en uno de los peores momentos recientes de la humanidad, han estado dando el 200% para atender a las personas que más lo necesitan.
¡GRACIAS EQUIPO!
Pd. Agradecemos a Ana Merino, voluntaria de S.L. El Escorial la colaboración a la hora de poder realizar esta publicación.
Gracias por vuestra labor, equipazo.
Muchas gracias