Elena Atance es una de las voluntarias que colabora en el Centro de Acogida Temporal para personas refugiadas Sierra Norte, acompañando a las personas en las gestiones del día a día y en las actividades de ocio.
Hoy nos quiere contar su experiencia del pasado Domingo 24 de octubre, que fue con dos familias del Centro a Madrid Río, en total 13 personas de distintas nacionalidades.
«Fuimos a visitar varias exposiciones en el Matadero, vimos una de cuadros hechos por personas con discapacidad intelectual, como he trabajado anteriormente con esta población y las familias tenían curiosidad, les expliqué quienes las habían realizado, resaltando el esfuerzo que les suponía y el mérito que tenía que hubiesen podido hacerlos. Las personas del Centro me contaron si sabían dibujar o no y cuál les llamaba más la atención y por qué. Después visitamos otra exposición de fotografías de personas mayores divirtiéndose que habían realizado adolescentes, las fotos mostraban a las personas mayores empoderadas, divertidas y vitales. Me pareció muy bonito que las hubiesen hecho adolescentes porque valoraban la parte más positiva de la vejez, que no consiste solo en achaques y estar sentado viendo la tele. A las menores les gustó mucho, eligieron las tres fotos que mas les llamaron la atención y dijeron que estaría bien hacerlo con las personas mayores de la Sierra. También nos enseñaron un centro de entrenamiento de jugadores profesionales de videojuegos, que nos encantó y personalmente me pareció muy curioso. Visitamos la Estufa caliente de Madrid Río, dónde las personas del Centro reconocieron plantas de sus países. Y para acabar, hicimos un picnic con comida que cada una llevó y estuvimos disfrutando en los toboganes, saltando a la comba, tirando de la cuerda y al fútbol. Acabé agotada pero muy contenta y disfruté mucho gracias al buen ambiente entre las personas del centro y su entusiasmo por los juegos, tanto de las menores como de sus madres y padre.
Llevo tiempo participando en las actividades del Centro para personas refugiadas y he aprendido que hablar diferentes idiomas o tener diferentes costumbres no impide la comunicación, de hecho, hay una parte fundamental de esta que no es verbal, como la expresión de emociones que es universal y nos permite entendernos y compartir experiencias y risas, sin importar que idioma hablemos.
Creo que estas actividades acercan a estas familias el idioma y las costumbres del país en al que llegan. El que sean lúdicas, les ayuda a relajarse, divertirse y distanciarse de sus preocupaciones diarias, como a todas nosotras. Los juegos que realizamos facilitan las relaciones sociales, sentirse parte de un equipo y el aprendizaje de las personas adultas, pero sobre todo el de las menores.
He intentado aportar mi energía y mi alegría, sobre todo energía porque no paré de jugar. Me ha encantado compartir juegos y tiempo con las menores, ya que, aunque soy educadora social, no he tenido oportunidad de trabajar mucho con niños y niñas, así que me encantó que se divirtiesen conmigo y descubrir mis habilidades para relacionarme con ellas y lo cómoda que me sentí. Me lo pasé genial.
Este tipo de actividades me aporta mucho y me supone una gratificación muy alta. En lo personal me siento a gusto y disfruto mucho de compartir mi tiempo y darme cuenta de todas las cosas que tenemos en común a pesar de tener diferente edad, hablar diferentes idiomas y proceder de diferentes países.»
¡¡ Muchas gracias Elena por tu buen humor y toda la buena energía que aportas a las actividades. Las personas del Centro disfrutaron mucho contigo !!
¿Y tú, te gustaría formar parte de nuestro equipo? ¿Dedicarías parte de tu tiempo a ayudar? Consulta como dar tus primeros pasos en Cruz Roja