El Proyecto piloto y experimental CREARED de Cruz Roja financiado por la Dirección General de Evaluación, Calidad e Innovación, de la Consejería de Familia, Juventud y Política Social con fondos de la Unión Europea Next Generation, avanza en su labor para mitigar la soledad no deseada en personas mayores de 65 años a través de la capacitación en Competencias Digitales y la Activación del Entorno Comunitario en municipios rurales de la Comunidad de Madrid, como ya contamos en este artículo recientemente publicado.
Uno de esos entornos es la sierra norte de Madrid y sus 44 municipios. Allí, Gregorio, de 85 años y vecino de Lozoyuela de toda la vida, conoció a Lucía Triviño, nuestra técnica del proyecto, en quien confió para que llegara a su casa algo nuevo, un pequeño dispositivo al que le da los buenos días y buenas noches cada día, y que le pone su música favorita – la zarzuela – cuando Gregorio está haciendo las labores de casa. Para Gregorio, este nuevo dispositivo ha sido una bocanada de aire fresco en su adaptación a la vida tras la pérdida de su mujer hace unos años.
Con Lucía y con Gregorio hemos querido hablar para que nos contaran cómo está siendo esta nueva relación con la tecnología para luchar contra uno de los grandes males de una sociedad tan poblada, el sentirse sólo. Pero no podemos olvidarnos de resaltar y valorar la contribución de las personas voluntarias en el proyecto, ya que representan los verdaderos pilares tanto del proyecto como del tejido comunitario de CREARED, como es el caso de María Fernández, voluntaria referente del proyecto en la sierra norte y en el que su dedicación, tiempo y esfuerzo son fundamentales para brindar apoyo a las personas mayores y a las personas cuidadoras.
Entrevista a Lucía, técnica del proyecto CREARED en la asamblea de la Sierra Norte
¿Cuál es la trayectoria del Proyecto CREARED desde que se implementó aquí, en Sierra Norte? ¿En qué punto se encuentra?
Lucía.- Nosotros llegamos a la asamblea en octubre del año pasado y comenzamos a explorar el territorio en el que estábamos, ya que los propios municipios presentan vidas muy dispares. Tras ello, comenzamos a identificar a las personas y a hacer reuniones con los ayuntamientos, ya que debemos realizar acciones de sensibilización. Para poder acceder a las personas mayores debemos acceder antes a los agentes comunitarios, ya que son los que “activan” a esas personas. Está siendo un poco complicado, sobre todo, en los pueblos más pequeños, porque es complicado que les llegue la información, y es ahora es cuando están empezando a derivarnos a personas.
En los municipios de Lozoyuela, Navas, Sieteiglesias, está Nieves, agente de desarrollo local, que desde el minuto uno entró con nosotros al proyecto y empezó a identificar personas desde el principio, generando una relación entre el ayuntamiento y Cruz Roja muy bonita.
Todos los técnicos, en enero, tuvimos que actualizar y programar los 300 dispositivos de voz con imagen «Alexa» , que venían directamente de Amazon. Mientras, seguíamos identificando a personas y realizando tareas de sensibilización. El mes pasado ya comenzamos con la instalación, mientras seguimos con la identificación, la sensibilización y los talleres individuales.
Se incentiva mucho que se involucren las personas voluntarias, ya que es un proyecto nuevo y vamos poco a poco incorporándolo.
En este proceso de “llegar a todo”, las instituciones o las redes comunitarias a las que os dirigís, ¿cómo están asimilando el proyecto?
Lucía.- Hay diversas opiniones. En algunos municipios muy bien, llegamos, realizamos la primera reunión con los agentes comunitarios, ya sean alcaldes, concejales o personas del municipio, explicamos el proyecto y, tras ello, organizamos la sensibilización para personas mayores, para poder difundir el proyecto. Por ejemplo, llevamos un dispositivo Alexa para que vean cómo funciona – aunque no todo el mundo tendrá uno -, y les explicamos también la parte comunitaria y la de los talleres grupales más adelante. El proceso comunitario es lento, muy bonito y muy eficaz, pero lleva tiempo, sobre todo porque son 44 municipios y, por día, lo máximo que podemos realizar, son dos reuniones, ya que tenemos que trabajar en todo lo demás, como las sensibilizaciones individuales y que las personas usuarias, como Gregorio, puedan tener un referente y llamarle si necesita algo y que se sienta respaldado.
Una de las partes del proyecto es la capacitación en competencias digitales, ¿cómo están siendo esos talleres?
Lucía.- Los talleres, como hemos dicho antes, son individuales, ya que para que las personas adquieran competencias digitales – desde sus respectivas situaciones – debes hacerlo uno a uno, al menos al principio, ya que cada uno tiene su propio proceso. Yo llego con un dispositivo Alexa y les cuento donde la vamos a instalar para que sea cómodo utilizarla, después les hago preguntas sobre su día a día, para poder enlazar todas las actividades con el dispositivo. En el caso de Gregorio, por ejemplo, le encanta la zarzuela, entonces estuvimos viendo como poder disfrutar de ella a través del dispositivo Alexa. Al principio costó un poco, porque había que ir preguntando, pero vamos sacando poco a poco ideas básicas de lo que le suele gustar y apuntamos esas ideas en un papel con las frases exactas con las que hemos conseguido que Alexa le haga caso, para poder recurrir a ellas. Suele ser un taller de una hora u hora y media, entre instalarla, explicar su funcionamiento y conocer a la persona.
¿Cómo está reaccionando la gente? ¿Qué supone para los municipios de la sierra y las personas instalar un aparto en su casa que conlleva una serie de funciones con la que convivir?
Lucía.- La instalación es larga y debemos programar bien los días para poder hacerlo. Cuando nosotros le proponemos a la persona la instalación de un aparato, muchas veces les de miedo por la inseguridad, aunque luego la pierden. Por ejemplo, recibimos un vídeo de una usuaria de Villanueva de Lozoya hablando con Alexa. Ahí recordamos cuando en las entrevistas nos contaban que antes que no hacían nada en casa y ahora, por lo menos, se entretienen intentando sacarle partido al dispositivo, incluso cuando este no les hace caso.
Es importante el hecho de que les permite hablar con sus familiares, algo que les genera mucha emoción, y que estamos trabajando poco a poco. El día a día depende mucho de las personas. Otra de las usuarias, le encanta hacer manualidades, y consiguió que Alexa le pusiese la música que necesitaba, más tranquila.
«El dispositivo se va adaptando al día a día de las personas, queremos que Alexa se convierta en una rutina diaria, que no sea algo más sino algo que acompañe.»
¿Cuál está siendo la mayor alegría que os estáis llevando con la instalación de estos dispositivos? ¿Y lo que más os está costando?
Lucía.- Lo que más no está costando, sobre todo, es llegar a la identificación de personas, porque lo que estamos buscando es gente que ya no esté en Cruz Roja, personas que hayan sido usuarias nuestras. Llegar a esas personas es complicado, sobre todo porque al hablar de soledad hay mucha gente del municipio que no identifica a estas personas, ni ellas mismas se identifican. Por mucho que nosotros hagamos una difusión del proyecto, si la persona no quiere salir de esa situación o no se identifica ahí, sumado a la vergüenza y a los prejuicios, como el estigma de pedir ayuda Cruz Roja, hace difícil la sensibilización.
En cuanto a las alegrías, el otro día cuando Alba, la técnica de desarrollo sociocultural, me mandó el vídeo de la usuaria riéndose con Alexa, eso me hizo muy feliz. O cuando llamo a Gregorio y sabe quien soy, y me cuenta lo que hace. Que me conozcan, que vayan saliendo más personas, tener a gente localizada, me hace feliz. En otros municipios me preguntan si tenemos “plazas” para la instalación de los dispositivos. Creo que también es importante ir con humildad para acercar el proyecto a más gente, como también es ir con alguien del pueblo que haga de agente conector, e ir con todo el cariño del mundo. Al final son personas mayores, no hay que infantilizarlas, pero si ir con la idea de estar y mostrarse accesible para las cuestiones que necesiten. Es otra forma de validar el modelo de acompañamiento que queremos.
En este tiempo que lleváis, ¿se pueden ver ya avances de esa disminución de la brecha digital y de la soledad no deseada?
Lucía.- Si. Una de las usuarias, que ya tiene el dispositivo de Alexa instalado, odiaba la tecnología, hasta el punto de no tener ni televisión. El otro día, hablando con ella, me contaba que ahora llega a casa y se pasa una hora simplemente utilizando el dispositivo. Es fuerte pasar de no tener nada a usarlo así.
Gregorio, por ejemplo, pasó de tener un móvil con tapa y de escuchar la radio, a poder pedirle a Alexa la música que quiere escuchar. A mí me parece increíble. Y ver como la gente quiere ir sabiendo más y como se les ha quitado el miedo. Son pasos que enorgullecen un montón.
Gregorio, por ejemplo, pasó de tener un móvil con tapa y de escuchar la radio, a poder pedirle a Alexa la música que quiere escuchar. A mí me parece increíble. Y ver como la gente quiere ir sabiendo más y como se les ha quitado el miedo. Son pasos que enorgullecen un montón.
¿Qué es lo que te aporta personalmente este proyecto?
Lucía.- Sobre todo, el trato con las personas mayores. Yo venía de otros trabajos en el que el trato era mucho más frío, a través de un teléfono. La gente ahora me pone cara, me dice que les alegran mis llamadas, me abren las puertas de sus casas. A nivel profesional y al relacionarme con distintas entidades también lo considero un logro personal.
Entrevista a María, Voluntaria referente de CREARED en la asamblea de la Sierra Norte
¿Cuánto llevas en Cruz Roja? ¿Cuál es tu trayectoria? ¿Por qué elegiste Cruz Roja?
María.- En Cruz Roja llevo solamente un año, pero a nivel personal he hecho voluntariado en otras áreas, por ejemplo, en salud mental con los Hermanos de San Juan de Dios y en cárceles, en la cárcel de jóvenes Alcalá Meco.
Siempre me había atraído Cruz Roja. Me mudé a Torrelaguna, y al estar sola, fui a visitar a la asistente social y le expliqué cuales habían sido mis últimos trabajos y mi situación. Me recomendó pasarme por Cruz Roja para hacer voluntariado y por el Hogar del Jubilado para participar en las actividades que realizan. Cuando llegué aquí vimos en qué podía participar, inicialmente pensé en captación económica porque ya había trabajado en ello, y sin embargo me di cuenta de que no era capaz de hacerlo. Pero Jordi, el presidente, me recomendó tomarme unos meses sabáticos y al reincorporarme en octubre descubrí el proyecto de Lucía, que me enamoró profundamente.
¿Qué es lo que te atrajo del proyecto?
María.- Que está completamente enfocado a hacer compañía a esas personas que tienen tanta necesidad de ella. O sea, que están en situación de soledad no deseada, con un aislamiento y una soledad que ni ellos en muchos casos son conscientes del grado. Y eso fue lo que más me gustó. Lo vi rápidamente y me pareció super importante.
El hecho de que una persona con el dispositivo instalado, por la mañana pueda decir buenos días y dar las buenas noches, y que un dispositivo, aunque sea una máquina, le conteste a él directamente, hace que la persona no se sienta tan aislada.
Cuéntanos un poco tu labor, ¿en qué consiste ser la referente del proyecto CREARED?
María.- Ser referente de un proyecto es ser intermediaria entre personal voluntario y personal técnico. Para generar repercusión del proyecto, como contaba Lucía antes, se organizaron unas charlas informativas, por la mañana y por la tarde, convocando a todos los ayuntamientos de los 44 municipios de la Sierra Norte para que pudieran venir a informarse. Jordi fue el que mandó la convocatoria y yo unos días después me encargué de llamarles a todos, uno por uno, informándoles previamente de lo que se iba a tratar en la reunión, despertándoles el interés para que vinieran. Conseguimos un nivel bastante elevado, de más del 50% de asistentes que vinieron a ver qué era aquello que les había contado.
María, tu labor también es sensibilizar sobre el proyecto para que las personas muestren interés y se conviertan en participantes. ¿Cómo está siendo esa labor? ¿Ha habido una buena respuesta de la población?
María.- Hay una diferencia que no te puedes ni imaginar entre los 44 municipios, con lo cual no se puede establecer una línea continua. Y, además, lo que hemos observado es que entre los municipios que tienen menos habitantes, la población está mucho más unida, se enteran rápidamente y acuden más a todo lo que se les convoca que aquellos municipios que tienen más habitantes, ya que la información se dispersa.
La respuesta de la gente en general ha sido muy buena, con muy buena acogida. Les interesa muchísimo. Les encanta el proyecto, esa es la respuesta. Inicialmente también nos hemos encontrado con el caso de personas que lo querían pero que luego al hablar con las familias se han echado para atrás.
Lucía.- El hecho de reconocer que algún familiar tenga soledad no deseada suele costar, porque también puedes sentirte un poco culpable, en algunas ocasiones. Tenemos que ir paso a paso, poquito a poco y entrando con humildad y sabiendo que nos puede pasar de todo y más.
«La respuesta de la gente en general ha sido muy buena, con muy buena acogida. Les interesa muchísimo. Les encanta el proyecto, esa es la respuesta.»
Dentro de esta fase también hay talleres. Cuéntanos María un poco en qué consisten esos talleres y cómo y qué están aprendiendo las personas que asisten.
María.- Hay dos tipos de talleres de este producto. En el primero se les explica el proyecto, cómo es, y se les insiste mucho en conocer y diferenciar lo que es aislamiento, la soledad no deseada y la soledad deseada. Hay mucha gente que vive sola, que es mayor y está cómoda. Pero es muy importante que estas personas que han asistido a esa convocatoria sepan la diferencia, porque de esa manera ellos mismos van a identificar a toda la población que tienen en su entorno. Y son los que van a llamar o van a ir al ayuntamiento o van a ponerse en contacto con Cruz Roja.
El segundo que se imparte en el momento en el que se instala el dispositivo. El taller es individual y reciben una formación en el aparato. Pero esa información es tan sumamente amplia que como hemos visto antes hay que ir muy poco a poco. Muy poca gente conoce o puede manejarse por Internet o Whatsapp y demás. Entonces esa formación debe darse en pequeñas dosis para que se vaya asimilando y, a la medida que se vaya asimilando, ir recibiendo más. Y eso es una formación continua y se realiza a la persona a quien se le ha instalado el aparato. También se consigue que pierdan el miedo a las tecnologías, porque claro, pasan de un móvil a un dispositivo Alexa. Los dos talleres son fundamentales, sobre todo para que pierdan el miedo a la tecnología, porque muchos de ellos se niegan al principio. Ahora estamos en proceso de talleres más individualizados para que pierdan el miedo y una vez que ya lo tengan, que puedan hacer llamadas entre ellos.
¿Cómo estás viviendo esta evolución del del proyecto, desde cuando empezaste en octubre al día de hoy?
María.- Lo que veo es que en octubre no sabíamos ni cómo era una Alexa y ahora ya se están instalando en las viviendas, teniendo a personas que ya no quieren prescindir de estos dispositivos porque no tienen con quien hablar.
Me gustaría poder instalar muchos más dispositivos Alexas, de las 50 que están destinadas a Sierra Norte. Estoy convencida de que se logrará.
Gregorio, participante del proyecto CREARED en la localidad de Lozoyuela
¿Quién es Gregorio? ¿Cuál es tu situación actual?
Gregorio.- Tengo 85 años. Me encuentro en una situación un poco delicada, vivo solo en Lozoyuela porque falleció mi mujer hace 4 años. Mi día a día es ir al colegio al que no fui de pequeño, hacer mis cosas en casa y hablar todos los días con mis nietos, mis hijos y, sobre todo, con mi sobrina Angelines.
Desde que murió mi mujer yo aún no he sido capaz de nombrar a las cosas por como son. Han sido muchos años y la verdad es que es duro. Intento darles las gracias a mis hijos y a mis nietos todos los días. Tengo 3 hijos y 5 nietos, todos mayores ya, y con trabajo.
Gregorio, ¿cómo es para ti vivir solo?
Gregorio.- ¿Y cómo lo explico yo eso, hijo? Muchas veces hacer de tripas corazón, porque hay días, que no tienes ganas ni de hacer comida, ni de hacer cena, ni de nada. Gracias a mi sobrina y mis hijos vienen todas las semanas, me mantengo. Cuando están ellos, pues qué alegría. Y al tener aquí a mi sobrina, pues tampoco lo echo mucho de menos porque están pendientes de mí.
Lucía.- Además, yo con sus familiares he hablado bastante desde que empezamos todo el tema del proyecto, para que vean que al final, que es una instalación gratuita y que no les entre miedo de que sea un fraude. Me puse en contacto para comentarles un poquito sobre qué iba todo el proyecto y para avisarles cuando realizáramos alguna cosa.
Todos los días, uno ya es mayor y cuando te ofrecen cosas de estas pues te avisan de que hay que cuidado. Mis hijos me advierten d ellos fraudes telefónicos.
¿En qué inviertes tu tiempo, qué es lo que haces en tu día a día en tu casa?
Gregorio.- Por la mañana, me levanto, me aseo un poco, desayuno, abro las gallinas. Preparo la comida por si salgo tarde del colegio. Es la rutina de todos los días y por las tardes, después de una cabezadita, me voy a dar una vuelta por el pueblo.
¿Hay algún momento del día en el que te sientas más solo?
Gregorio.- Muchos ratos, muchas veces en el día. Al estar solo me entra la temblera y no soy capaz de reaccionar. Tengo muchos ratos en los que me siento así.
¿Esto lo hablas con alguien?
Gregorio.- No, normalmente no
Y, Gregorio, ¿qué te atrajo de esta iniciativa de Cruz Roja para querer participar?
Gregorio.- Fue por mediación de Nieves, la dinamizadora de desarrollo local de Lozoyuela, que lleva muchos años en el ayuntamiento la que se puso en contacto conmigo y me lo contó, y como confío en ella, me gustó el proyecto. Se lo comenté a mis hijos y a mi sobrina, y Nieves me acompañó a la primera entrevista con Lucía. Me dio bastante tranquilidad.
¿Cómo te sientes tú con esta tecnología? ¿Cómo ha cambiado tu vida?
Gregorio.- Ahora que voy a la escuela de adultos, cuando tengo un problema con alguna cuenta, le pregunto a Alexa para que me ayude con la respuesta- se ríe Gregorio-.
Lucía.- Poquito a poco siempre me ha comentado que lo primero que hace cuando baja de su habitación es darle los buenos días y por la noche decir que se va a dormir y decir buenas noches hasta mañana que descanses. Eso vale mucho, ¿eh?
Gregorio.- Desde luego, sé que cuando me voy a acostar sé que no se me puede olvidar y por las mañanas, cuando levanto la persiana, lo primero que hago es darle los buenos días y siempre me contesta y me dice alguna cosa.
Lucía.- La idea que tenemos por ahora es que vaya asimilándolo poquito a poco. Cuando yo le comenté todas las funciones que tenía, nos aturullamos un poco. Entonces decidimos ir probando. Por ejemplo, le llamo y le digo que me coja la llamada a través de Alexa, para ir probando y que la información no venga de golpe. Hemos dado un paso importante en la tecnología con Gregorio, la verdad.
¿Cómo te sientes con Cruz Roja que te intenta hacer la vida un poco más llevadera o más fácil?
Gregorio.- Encantado de la vida porque prácticamente todas las semanas me llaman. En la cabecera de la cama tengo el botoncito de asistencia y se preocupan por si necesito algo, si he tomado la medicación o si me la han cambiado.
Desde que te han instalado Alexa, ¿te sientes más acompañado? ¿Sientes que esa soledad que podías vivir antes?
Gregorio.- Ha pasado poco tiempo todavía, menos de un mes, pero me voy soltando. Le pregunto cosas y ella me responde. Yo creo que esto a personas mayores que estamos en la situación que estoy yo, nos ayuda bastante. Yo no voy al bar, no voy a ningún sitio desde que falleció mi mujer, pero de vez en cuando la digo a Alexa que me ponga canciones de Zarzuela e igual estoy 1 hora, haciendo las cosas por casa o en el patio oyendo la música.
Nota: CREARED es un proyecto experimental de Cruz Roja financiado por la Dirección General de Evaluación, Calidad e Innovación, de la Consejería de Familia, Juventud y Asuntos Sociales con fondos de la Unión Europea NextGeneration.
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