Con motivo del 1 de octubre, Día Internacional de las Personas de Edad, la ONU alienta a los Estados a crear conciencia y desafiar los estereotipos negativos y los conceptos erróneos asociados a las personas mayores y el envejecimiento, así como permitir que las personas mayores desarrollen su potencial. El lema para la conmemoración de esta fecha en 2022 es “la resiliencia de las personas mayores en un mundo cambiante”.
La intersección entre la discriminación basada en la edad y el género agrava las desigualdades existentes, incluidos los estereotipos negativos que combinan discriminación por edad y sexo. La pandemia de COVID-19 ha exacerbado estas desigualdades y ha intensificado los impactos socioeconómicos, ambientales, climáticos y de salud en la vida de las personas mayores, especialmente en las mujeres, que constituyen la mayoría de las personas de edad avanzada.
Cruz Roja es una entidad de referencia en la atención a las personas mayores. Sólo en la Comunidad de Madrid, y en lo que llevamos de año, ha atendido y dado respuesta a cerca de 20.000 personas a través de casi 200.000 intervenciones, fruto de la colaboración y el esfuerzo de un equipo compuesto por 1.180 personas, de las que más de 1.100 son voluntarias.
Asimismo, Cruz Roja es una referencia también en el fomento de la participación social de las personas mayores, ejemplificado en las más de 1.000 personas mayores de 65 años que en lo que va de año han realizado diferentes actividades de Voluntariado.
Como muestra del compromiso institucional con las personas mayores, Cruz Roja ha organizado la jornada técnica “Retos sociales para el abordaje del envejecimiento”, que tendrá lugar el próximo lunes 3 de octubre en la sede del Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid (c/ Serrano nº 9, Madrid) entre las 10:00 y las 13:30h. Se trata de una actividad de carácter técnico y con la que se persigue visibilizar los retos sociales del envejecimiento de la mano de expertos como Feliciano Villar (Catedrático Universidad de Barcelona y Coordinador general Máster Interuniversitario de Psicogerontología), Mercedes Villegas (Fundadora y directora de la ONG Grandes Amigos), Ángel Moreno (Coordinador de Relaciones Institucionales y Apoyo Técnico de la Dirección General de Atención al Mayor y a la Dependencia de la Comunidad de Madrid) o Margarita Girón (Coordinadora Servicio de Orientación Jurídica para personas mayores del Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid). Contando además con el apoyo y la presencia de Juan José García Ferrer, Director General de Mayores y Dependencia de la Comunidad de Madrid.
¡ Este lunes 3 a las 10h junto a @icam_es hemos organizado una jornada muy enriquecedora para abordar para tratar los retos sociales sobre el #envejecimiento! Te dejamos el enlace para que puedas apuntarte.
Para el Colegio de la Abogacía de Madrid, anfitrión y participante de este encuentro, “el de las personas mayores es un colectivo prioritario al que dedicamos todo nuestro esfuerzo y recursos en proporcionarles diferentes prestaciones. Entre ellas se encuentra el Servicio de Orientación Jurídica específico de mayores para atender e informar sobre el ejercicio de sus derechos, así como otros proyectos e iniciativas sociales, tanto internas como externas”. “El compromiso del ICAM para acompañar y garantizar el bienestar de este colectivo -apuntan- se canaliza también a través de programas como “Conoce Tus Derechos”, impulsado por el Centro de Responsabilidad Social de la Abogacía para promover la alfabetización jurídica y el empoderamiento de las personas de edad; el Club Sénior, un espacio dedicado a la abogacía veterana en el que pueden seguir activos y poner en valor su talento y experiencia; o mediante las prestaciones sociales gestionadas desde la Fundación Cortina, con ayudas individuales para la dependencia o la adquisición de prótesis, audífonos, fisioterapia y otros”.
Presentación del informe “La vulnerabilidad social de las personas mayores atendidas por Cruz Roja en el contexto COVID-19”
Coincidiendo también con la conmemoración del Día Internacional de las Personas de Edad, Cruz Roja ha presentado el Boletín de Vulnerabilidad Social Nº 26, centrado en las personas mayores en el contexto generado por la crisis de la COVID-19, en el que se destaca que las personas mayores atendidas por la Organización se encuentran en una situación mucho más vulnerable que el conjunto de la población mayor. Así, los hogares en riesgo de pobreza y exclusión social son el 66,2%: un 5,7% tiene dificultades para hacer frente al pago de la vivienda o los suministros, y el 4,3% no puede permitirse tomar alimentos con proteínas tres veces en semana, y la pobreza energética afecta al 14,6%.
Se trata de un problema estructural especialmente asociado a las reducidas pensiones, bien no contributivas, o bien de jubilación que reciben, lo que les coloca en situación de vulnerabilidad en un contexto en el que se incrementa el coste de vida, especialmente en lo que respecta a los insumos del hogar y la alimentación.
Especialmente vulnerables al impacto de la pandemia han sido las personas mayores con pensiones no contributivas o de viudedad que han tenido que afrontar gastos relacionados con medidas de protección ante la enfermedad y al encarecimiento de la cesta de la compra, al tiempo que ayudaban a hijos e hijas con problemas de desempleo; el personal de Cruz Roja ha llegado a calificar estos casos como situaciones límite. Cerca del 10% han ayudado económicamente a otras personas, principalmente, hijos e hijas, pero también a personas de su entorno que experimentaban dificultades económicas en el contexto de la pandemia.
Las mujeres son mayoría entre las personas que viven solas (78,5%) y entre las que declaran tener dificultades para llegar a fin de mes (76,4%). Según los distintos parámetros analizados, la situación de las mujeres mayores atendidas por Cruz Roja es de mayor vulnerabilidad que la de los varones, tanto en lo que respecta a la salud física y psicológica como a la situación socioeconómica o a los problemas de accesibilidad. Para las personas mayores, adaptarse a los cambios que ha ido marcando la COVID-19 ha supuesto un esfuerzo adicional, a veces incluso inalcanzable, especialmente cuando se habla de la tecnología. Así lo demuestran los datos del Boletín de Cruz Roja que manifiesta que uno de los grandes problemas experimentados por este sector de la población ha sido, y es, la brecha digital.
Y es que el 73,4% de las personas participantes en el estudio nunca utiliza internet a través del ordenador o el teléfono móvil, porcentaje que sube hasta casi el 90% si la población supera los 80 años de edad.
Sin embargo, uno de los impactos más negativos de esta brecha digital es la falta de acceso y manejo de las nuevas aplicaciones digitales para la gestión de servicios, prestaciones o incluso atención médica u otras gestiones sanitarias. La paralización de procedimientos administrativos de distinta índole, al menos durante las primeras semanas o meses del confinamiento ha afectado a personas mayores que estaban en proceso de tramitar algún tipo de pensión, ayuda técnica o determinación de la dependencia, lo que pudo dar lugar a la falta de ingresos o de cuidados.
El 50,5% de las personas encuestadas que no utilizan internet, o lo hace escasamente, asegura no saber cómo hacerlo, ni tener interés en ello, aunque un 6,7% quisiera aprender y no sabe cómo hacerlo; un 16,6% no dispone de ordenador o Tablet, y un 11,4% móvil con acceso a internet.
Este cúmulo de problemas pueden derivar en problemas de salud, dependencia, soledad, o debilidad en las redes de apoyo sociofamiliar, algo que preocupa especialmente a la Organización Humanitaria.
La pandemia ha enclaustrado a las personas mayores y ha cercenado sus posibilidades de socialización y envejecimiento activo. También les ha restado la capacidad para tomar decisiones, viéndose obligadas a seguir la normativa, los consejos o los mandatos de los demás en aras de su protección, pero sin su opinión en muchos casos.
Esto también ha provocado un aumento en la discriminación por edadismo: más de un 80% afirman que reciben un trato diferente debido a su edad un 8,6% afirman que en los últimos 12 meses alguien ha tomado una decisión en su nombre sin consulta previa, y el 8% afirma que un profesional de la sanidad justifica sus dolencias como ‘cosas de la edad’, recibiendo así un trato discriminatorio.
El 0,6% reconoce maltrato físico o psicológico, aunque el personal de Cruz Roja afirma que hay indicios de que estas situaciones se han agravado con la pandemia vinculado, entre otras causas, al incremento del estrés sufrido también por el personal cuidador, encerrados con la persona dependiente.
Las secuelas en la salud y la salud emocional
El 62,4% de las personas encuestadas ha afirmado tener un estado de salud regular, malo o muy malo, y un 22,9% señala que éste ha empeorado tras la pandemia.
El 44,9% afirma haber sufrido mucho con la suspensión y reducción de las consultas médicas, y un 44,5% afirma haber experimentado un considerable deterioro del estado físico, y un 44,4% ha sentido soledad y aislamiento, y un 44,9% angustia y preocupación.
El miedo a los contagios y la enfermedad (cerca del 51%) ha actuado como factor de aislamiento y marginación, incluso cuando las medidas se fueron relajando.
Más de la mitad de las personas mayores atendidas por Cruz Roja viven solas; el 55,6% afirma que se trata de una elección personal, y es mucho más frecuente entre las mujeres, y aún más entre las mayores de 80 años, que se convierte en el tipo de hogar mayoritario (62,7%).
El sentimiento de soledad es mucho más frecuente entre las personas mayores que viven solas, entre las cuales afecta a un 37,2% y, sobre todo, entre quienes no han elegido vivir en soledad, para las que la tasa alcanza el 48%. Las personas que antes del confinamiento ejercían un envejecimiento activo, acostumbradas a socializar, han experimentado un cambio radical en sus vidas que, en algunos casos, les ha conducido a una depresión.
Además, en algunos casos también han tenido que superar en soledad duelos por la pérdida de un ser querido, la angustia, el miedo por la situación, o tristeza y dolor.
Tras la peor parte de la COVID-19, el 26,9% experimentan fatiga pandémica, especialmente debido a la saturación informativa.
Los equipos de Cruz Roja señalan el fortísimo impacto psicológico de la pandemia en las personas cuidadoras, subrayando incluso intentos de suicidio. En general, se trata de cadenas de cuidado femeninas que, con la pandemia, el peso de la responsabilidad ha recaído aún más sobre ellas.
El perfil de las personas mayores vulnerables
Las mujeres puntúan mayor vulnerabilidad en todos los parámetros analizados: salud física y psicológica, situación socioeconómica, brecha digital, etc.
Datos sociodemográficos
La edad media es de 81,8 años, y cerca del 60% tiene más de 80 años.
Un 70,8% son mujeres, y la inmensa mayoría, nacidos en España (3,5% de migrantes)
El 84,3% de las personas atendidas por Cruz Roja ya eran usuarias antes de la llegada de la pandemia, y el 15,7% se incorporaron a raíz de la crisis.
El 51,4% de las personas viven solas, y el 42,1 en pareja.
Tan sólo en el 1,1% de los casos vive un menor de edad, y en un 83,1% de los hogares no hay ninguna persona en edad laboral.
Campaña “SER MayorES”
En estrecha vinculación con los resultados obtenidos, Cruz Roja también pone en marcha la campaña de sensibilización ‘SER MayorES’ sobre el valor de las personas mayores en la sociedad, en la que se desmontan estereotipos que aún existen sobre las mujeres y hombres mayores para tener una imagen distinta del envejecimiento.
Con esta acción se pretende hacer mirar a la sociedad al futuro con mayor optimismo, fomentando entornos inclusivos.
De esta manera, Cruz Roja también se suma al tema escogido por Naciones Unidas para el 1 de octubre de 2022, Día Internacional de las Personas de Edad “la resiliencia de las personas mayores en un mundo cambiante”.