La trata de personas es una grave violación de derechos humanos que se nutre de las situaciones de vulnerabilidad de las personas para mercantilizarlas. Afecta a más de 21 millones de personas, detectándose casos en casi todos los países del mundo, aunque se estima que sólo vemos menos del 5% de estas situaciones.
Esta lacra es una forma de abuso de las situaciones de vulnerabilidad de algunas personas para explotarlas sexualmente (prostitución y explotación sexual, pornografía…), laboralmente (agricultura, empleadas de hogar, textil…), mendicidad, en matrimonios forzados, etc. Esta explotación conlleva un lucro para terceras personas, que se enriquecen por esta explotación.
La trata afecta especialmente a las personas migrantes, mayoritariamente mujeres y niñas, debido a su situación de vulnerabilidad. Estas circunstancias, unidas a otros factores que impulsan la trata, hacen que sea una realidad en nuestros días.
«Uno de los factores con mayor impacto en la trata es la desigualdad en el acceso a Derechos y recursos entre mujeres y hombres; otros factores relevantes son la demanda y la tolerancia social hacia situaciones como la mendicidad, la prostitución o la precariedad asociada a determinados puestos de trabajo», explica Rosa Flores, responsable de la Unidad de Protección a Personas en Situación de Trata en Oficina Central (en adelante Unidad de Trata).
La trata de personas puede estar cerca de ti. Hay personas en situación de Trata en el sector alimenticio (agricultura, ganadería, pesca), textil (confeccionando ropa, calzado y complementos), en las cadenas de suministro (que trasladan los productos en este entorno globalizado), etc. Conocer la trata, ser conscientes de las vulneraciones de derechos humanos que, a veces, se esconden en lo cotidiano de nuestras vidas y procurar no ser partícipes, contribuye a la construcción de una vida más justa para todas las personas.
700 personas atendidas por Cruz Roja en 2020
Cruz Roja atendió en 2020 a un total de 700 personas en situación de trata, en su mayoría mujeres (588 personas, el 84%) y niñas (29, 4%) y niños (31 niños, el 4,5%).
Del total de personas, el 80% lo fueron con fines de explotación sexual (564), laboral (31, el 5%) y mixtas o indeterminadas (105 personas, el 15%).
Estas personas provienen en su mayoría de Colombia (120), Nigeria (92), Costa de Marfil (53) y Rumanía (47).
Por franjas de edad, 60 personas eran menores de 18 años.
Hacia una Ley Integral de Trata
En nuestro país no existe todavía una Ley Integral de Trata que contemple medidas de protección para todas las personas que pasan por situaciones de trata, lo que en la práctica dificulta mucho el acceso equitativo a los recursos. Si bien en los casos de las mujeres tratadas con fines de explotación sexual se ha avanzado bastante, si hablamos de otras formas de trata, los recursos son muy limitados.
“No obstante, desde Cruz Roja, agradecemos el impulso que se ha iniciado este año en relación a la creación de una Ley Integral que proteja a todas las personas (adultas y menores) en situación de trata, independientemente del tipo de explotación”, recalca la portavoz de Cruz Roja.
Dentro de las recomendaciones que Cruz Roja ha presentado durante el periodo de consulta constan las siguientes:
- Que contemple todas las finalidades de la trata (explotación sexual, laboral, órganos, actividades delictivas, matrimonios forzados…) desde una perspectiva holística que pueda incluir otras explotaciones emergentes, como la reproductiva y mecanismos específicos de no revictimización, especialmente en los casos de actividades ilícitas.
- Que incluya a todas las personas afectadas, independientemente de su edad, sexo, género e identidad sexual, nacionalidad y situación administrativa, así como un enfoque adaptado a cada una de ellas.
La Unidad de Protección a Personas en Situación de Trata
Cruz Roja, en su compromiso humanitario con las personas vulnerables, dispone de una Unidad de Trata, así como de una red de referentes territoriales.
Cruz Roja forma a sus equipos y trabaja en red con el entorno, para generar entornos protectores que puedan detectar y acompañar a personas en situación de trata conforme a sus capacidades y necesidades, generales y específicas. De este modo, se procura contribuir a que las personas puedan acceder a los recursos que necesitan y a los derechos que les corresponden, colaborando en sus procesos de restablecimiento.