En los últimos cuatro años hemos vivido una guerra en Europa, desastres naturales, y hasta una pandemia mundial. Han sido cuatro años en los que Cruz Roja ha tenido que hacer frente a situaciones completamente desconocidas y adaptarse a ellas en tiempo récord, pero nunca ha perdido su esencia de cercanía con las personas. Esto lo sabe muy bien Felipe Yobino, médico en el Centro de Adiciones de Casa de Campo, quien, desde que se incorporó a la entidad en el año 2019, ha tenido una trayectoria “muy variada y enriquecedora”.
Tras muchas experiencias y aprendizajes, Felipe se despide de Cruz Roja para iniciar una nueva etapa como médico en uno de los dispositivos de la Red de Adicciones del Ayuntamiento de Madrid, con tristeza por dejar la entidad pero con motivación por «crecer profesionalmente».
En esta entrevista Felipe nos cuenta cómo ha sido su variada trayectoría dentro de Cruz Roja, qué aprendizajes y experiencias se lleva de la entidad y cómo afronta este nuevo reto en su vida profesional, donde estamos seguros de que le irá genial.
¿Cuál ha sido tu trayectoria dentro de Cruz Roja hasta el día de hoy?
Mi trayectoria dentro de la institución ha sido muy variada. Empecé trabajando como médico en Centro de Día de Mayores de Muguet y en el de Infanta Sofía. Estuve en estos centros desde el 2019 hasta que llegó la pandemia y comenzó el confinamiento. A partir de ahí he rodado por diferentes proyectos, como en la ERIE sanitaria en residencias de ancianos, o colaborando con el 112 en la mesa de entrada de llamadas de emergencia. Además, en el contexto de la pandemia, he estado en las tres ediciones del Hotel Sociosanitario para personas sin hogar y personas en exclusión social con síntomas de Covid leve. Entre medias, me incorporé como médico en los Centros de Tratamiento de drogodependientes, haciendo alguna sustitución en Álvarez Quintero y después de forma fija en Casa de Campo, donde estoy actualmente.
Mi experiencia siempre ha estado relacionada, porque el colectivo con el que trabajaba, excepto cuando estuve con personas mayores, ha sido muy similar. Además, he tenido la posibilidad de colaborar en algunas situaciones puntuales con Ayuda Humanitaria, tanto en la recepción como en el triaje de las personas que venían de Afganistán en la base área de Torrejón. Puntualmente, también he colaborado en la campaña de frío, en alguna recepción de personas que llegaban a Barajas… Mi trayectoria ha sido muy variada y enriquecedora.
Tras esta trayectoria, durante esta semana finalizas tu vinculación con la entidad, ¿cómo ha sido este proceso?
Como he dicho, actualmente estoy en el Centro de Adicciones de Cruz Roja en Casa de Campo. Este es un centro que trabaja en la Red de Adicciones del Ayuntamiento de Madrid y trabajamos muy alineados con la estrategia de atención que tienen dentro de los 10 dispositivos ambulatorios de la red. 7 de esos dispositivos son del Ayuntamiento y 3 son concertados. Hace unos dos meses me presenté a una convocatoria que hizo el Ayuntamiento para uno de esos dispositivos y, finalmente, me han seleccionado.
No ha sido una decisión fácil de tomar, la he meditado y pensado mucho. Me siento muy realizado trabajando en un Centro de Atención de Cruz Roja porque, además, cuenta con el añadido de que es un centro propio. Aun así, la motivación del cambio es el crecimiento profesional, la perspectiva de futuro y poder seguir lo que estoy haciendo ahora. No cambio de ámbito de atención ni de colectivo, solo de institución con el objetivo de desarrollarme profesionalmente.
Han sido unas semanas muy intensas, con muchas emociones a la hora de decidir irme, pero me siento muy feliz porque he tenido mucho apoyo de mis compañeros/as del centro y de otros/as que he tenido durante mi recorrido en la entidad. Voy a seguir estando en la Red de Adicciones, por lo que seguiré colaborando con Cruz Roja en cuanto a derivar pacientes y coordinarnos. Eso también es una motivación para seguir en contacto y colaborando de alguna manera con la entidad.
«Trabajar con personas me ha hecho aprender mucho sobre humanidad, algo fundamental a la hora de ejercer la medicina»
¿Qué aprendizajes te llevas de esta etapa en Cruz Roja?
Muchos. Podría destacar el trabajo en equipo, que es uno de los fuertes de trabajar en Cruz Roja al estar con equipos multidisciplinares. El hecho de poder compartir con profesionales de otros ámbitos me ha enriquecido mucho y me ha hecho aprender día a día.
También he aprendido sobre colaboración, tanto dentro de la propia entidad como con otras, con ONG, con administraciones públicas, etc. Es algo con lo que trabajamos día a día y también he aprendido mucho de ello.
Por último, también haría hincapié en los principios, sobre todo en el de humanidad. Trabajar con personas hace que no les trates como números o como trastornos, son personas con una vida, con un pasado y con una historia vital. Eso también te enseña mucho como profesional y como persona. He generado vínculos, relaciones profesionales y humanas, y eso es algo fundamental a la hora de ejercer la medicina.
De estos cuatro años, ¿qué experiencia o recuerdo no vas a olvidar?
Tengo muchos, pero, si tuviera que decir uno, diría el concepto de compromiso y de pertenencia, de sentirme parte de algo, más allá de que sea un trabajo con un horario y responsabilidades. El hecho de que, si algo sucede, hay que responder. Puedo traducirlo a situaciones concretas. Por ejemplo, cuando estaba trabajando en el hotel y ocurría algo a altas horas de la madrugada, cuando yo ya estaba en casa, y entre todo el equipo hablábamos para ponernos de acuerdo en quién iba al hotel y, cuando llegabas, te encontrabas allí a todos/as, porque ninguno podía quedarse en casa, todos queríamos estar allí y colaborar. Creo que ese sentimiento de “tengo que estar” es algo que me llevo. Es algo que va mucho en la forma de ser de las personas, y creo que he tenido la suerte de encontrar en Cruz Roja a personas que comparten ese sentimiento conmigo. Es algo que va en las personas que están en la entidad, tanto personal técnico como voluntario, y es lo que me llevo.
¿Qué destacarías del trabajo que se hace en CTD? ¿Cuál es su punto fuerte y el que te ha hecho estar allí?
Creo que el punto fuerte es el trabajo constante. No es un trabajo tanto de cantidad, sino de calidad. Vemos personas que tienen muchos problemas asociados al consumo, por situaciones que han vivido, y el trabajo del día a día, la constancia y cercanía que tenemos con los/as usuarios/as, es lo mejor que hay. Hay mucho trato y acompañamiento con las personas, sobre todo en los procesos de adicción o consumo, y eso es algo que espero poder seguir haciendo en cualquier sitio en el que esté. Creo que va en el ADN de cada uno el relacionarse y poder desempeñar su trabajo de esta manera y es lo que a mí, personalmente, me hace sentirme realizado como profesional.
«Esté donde esté, espero seguir teniendo mucho trato y acompañamiento con los/as usuarios/as. Es lo que me hace sentirme realizado como profesional»
En estos cuatro años, ¿cómo has visto la evolución de la entidad?
Cruz Roja ha sufrido cambios que han venido condicionados por lo que estaba sucediendo en el mundo, pero creo que esos cambios y la respuesta de la entidad han sido formidables. Ha sido una adaptación muy buena y, además, en tiempo récord. Eran situaciones desconocidas para todos/as, en las que nadie sabía lo que estaba bien y lo que estaba mal, y Cruz Roja ha tenido una transformación y un cambio muy positivos. Desde el relacionarnos, atender, ofrecer ayuda, escuchar a los demás… creo que ha habido un cambio, pero nunca se ha perdido la esencia de cercanía y de trabajar con las personas.
¿Qué significa para ti ser parte de Cruz Roja?
Para mí, significa formar parte de algo y aportar mi granito de arena para las personas más vulnerables o para las personas que sufren algún tipo de desigualdad y no encuentran ese apoyo en otro sitio. Para mí formar parte es sumar desde lo que nos toca a cada uno, y eso se traduce en orgullo.
¿Qué mensaje le quieres dejar a tus compañeras y compañeros?
Mi mensaje es de agradecimiento, dar las gracias porque siempre me han tratado muy bien y me he sentido parte. Ha sido muy bonito sentirme tan bien acogido dentro de una familia.