Se acerca el 8M y en Cruz Roja ya estamos preparando nuevas actividades, acciones y cositas chulas para seguir luchando por la igualdad de género, y una de las personas que está detrás de todo ello es María José. Sevillana de nacimiento, María José Mena comenzó en la entidad en 2014 haciendo una sustitución en el Centro de Personas Sin Hogar de Leganés. En 2015 volvieron a llamarla para otra sustitución de 3 semanas y, como ella misma dice, «fueron 3 semanas que se convirtieron en 7 años».
Ese es el tiempo que lleva María José en Cruz Roja, pasando por distintos proyectos como Menores Extranjeros No Acompañados, Centros de Día Infantil y Jóvenes Extutelados, donde estuvo trabajando durante seis años hasta ahora. Desde hace un mes esta educadora social ha afrontado un nuevo reto para ella: incorporarse como Técnica al equipo autonómico de Inclusión Social.
En esta entrevista, María José nos cuenta cómo ha sido su trayectoria durante estos siete años, qué ha aprendido de toda su experiencia y qué es lo que más ilusión le produce de esta nueva etapa.
Hace un mes te incorporaste al equipo de Inclusión Social como mano derecha de Cristina Gil, coordinadora de inclusión social, ¿Cómo se produjo tu incorporación y cuál es exactamente tu labor en este nuevo puesto?
Me presenté al puesto porque, aunque he estado muy cómoda estos seis años en el proyecto de Jóvenes Extutelados y me gustaba el colectivo y mis compañeras, necesitaba un cambio. Quería ampliar mi conocimiento en los programas y proyectos de la casa, no centrarme en uno solo, y que mejor forma que venir a autonómico para tener una visión más amplia de todo lo que se hace en las diferentes asambleas, ya que yo solo conocía cómo se trabajaba en Madrid. Estuve un año de baja por maternidad y mientras, estaba apuntada en la bolsa de traslados, por eso se produjo incorporación. El nuevo puesto me gustaba mucho, era algo nuevo y quería ver diferentes proyectos. Me llamaron por si me interesaba la plaza, me presenté y aquí estoy.
Ahora voy a llevar los proyectos de Personas Sin Hogar, el de Cañada Real y, en Mujer, el de Empoderamiento, Dispositivos de Mujeres Víctimas y Sensibilización. Mi labor va a ser apoyar a las diferentes asambleas, a mis compañeras, elaborar memorias, informes, reformular proyectos y apoyar a la coordinación, en este caso a Cristina.
¿Qué aprendizaje te llevas de tu época anterior que crees que vas a poder aplicar y poner en valor en este nuevo puesto?
En un puesto de gestión es fundamental haber pasado por la intervención porque ves las dificultades que tienes, tanto con la población o colectivos con los que trabajas como con la gestión que llevamos. Creo que no podría decir algo en concreto, pero algo que me llevo es haber estado en el barro, haber trabajado con los chicos y chicas, con un colectivo con una situación tan complicada. De esta manera ves la vulnerabilidad de la población con la que trabajamos y cómo desde la gestión de los proyectos podemos ayudar a las compañeras. Creo que es fundamental para hacer la estrategia de proyectos y programas haber visto antes las necesidades que tenemos.
¿Cuál es tu marca personal, tu característica personal en el plano profesional?
A nivel de intervención, el saber empatizar, estar en la postura de los participantes con los que trabajamos. Destacaría el positivismo, la alegría, el transmitir a las personas que estamos bien trabajando con ellos. El trabajo en equipo también es algo fundamental en esta entidad.
«Los jóvenes extutelados sabían que en Cruz Roja les íbamos a escuchar y podían sentirse respaldados, como en casa»
En cuanto a los jóvenes extutelados, hay muchos estereotipos alrededor de este colectivo. ¿Cómo es realmente trabajar con ellos? ¿Cómo les ayudamos desde Cruz Roja?
La labor de Cruz Roja con el colectivo es fundamental. Durante muchos años, hemos sido una de las únicas entidades que han apostado y trabajado por ellos en profundidad. Es un colectivo que hay que conocer. De primeras asusta por los estereotipos negativos que hay sobre ellos, pero después son chicos muy cercanos con los que se puede trabajar muy bien. Son muy agradecidos con la ayuda de Cruz Roja, somos un referente en cuanto a ayuda para ellos. Ellos sabían que en Cruz Roja no les podíamos dar toda la solución a sus problemas, pero que les íbamos a escuchar y se podían sentir respaldados, como en casa.
Llevas en Cruz Roja 7 años, ¿qué significa para una educadora social trabajar en una entidad tan conocida como Cruz Roja?
Es como un sueño que todo educador social, o todas las personas que salimos de lo social, quiere cumplir, porque Cruz Roja es una de las entidades más grandes del mundo. Cuando vamos a cualquier país nos reconocen, en todos los países ayudamos a las personas, estamos en todo el mundo. Para mí es un orgullo poder estar en esta entidad.
Dentro de tu nueva labor, ¿qué es lo que más te atrae? ¿Cuál es el proyecto con el que tienes más ganas de trabajar?
Personas Sin Hogar no lo he tocado, pero sé un poco del colectivo con el que tratamos; Cañada Real siempre ha sido un proyecto al que he querido hacer un “Trotamundos”, me llamaba mucho la atención, me parece un proyecto precioso; y Mujer era una espinita que tenía clavada. Nunca he trabajado con Mujer, siempre me ha gustado pero no me veía por mi poca formación y experiencia, por eso tengo muchas ganas, va a ser un reto personal.
¿Cómo ha sido el recibimiento en el equipo?
Muy bueno, parece que les conozca de toda la vida. Es un equipo muy bueno, la relación que tienen con la coordinadora es muy cercana y las compañeras te ayudan en todo lo que necesites. Con el resto de departamentos también muy bien.
«Creo que es fundamental para hacer la estrategia de proyectos y programas haber visto antes las necesidades que tenemos»
¿Qué logros te gustaría cumplir de aquí a un año?
Conseguir los objetivos que tenemos este año. Me gustaría haber aprendido mucho y saber más, de forma global, lo que son los programas y proyectos. Estoy muy centrada en la intervención y tengo que tener una visión más amplia.
¿Qué significa para ti pertenecer a Cruz Roja?
Estar en casa, pertenecer a una familia gigante que, aunque no se conoce, siempre estás resguardada por ellos.