En el marco de la conmemoración del 25 de noviembre, Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer, Cruz Roja Juventud lanza su campaña ‘Cicatrices con voz propia’ para visibilizar los actos de violencia contra las mujeres, especialmente aquellos que no dejan marcas ni secuelas visibles, pero sí hieren en el ámbito emocional y provocan el deterioro de la salud emocional y la vida de las mujeres que lo sufren. Y es que, para Cruz Roja Juventud y Cruz Roja Española, la violencia sigue siendo un problema social que está más presente que nunca en las palabras, los insultos, la manipulación o el control, que no sólo afecta a las mujeres que lo sufren a corto plazo, sino que tiene un efecto duradero en la forma en que se relacionan, en su autoconcepto y en su autoestima.
En ocasiones, la relación entre la violencia de género y la salud emocional puede ser profunda y compleja. Además, existe un número alarmante de problemas de salud mental que se manifiestan en la adolescencia derivados de los comportamientos machistas y la violencia recibida. Los efectos psicológicos, daños emocionales y mentales pueden tardar mucho tiempo en sanar, y desencadenar en problemas escolares, trastornos depresivos o de ansiedad.
Para concienciar sobre este tema, la Organización Humanitaria lanza esta campaña sobre las señales de advertencia y los patrones dañinos, un paso crucial hacia la prevención y la creación de un entorno seguro y respetuoso para las mujeres. Además, pone el foco en las personas causantes de las diferentes formas de violencia, que son las que dejan esas cicatrices en las mujeres. Precisamente, las mujeres que participan en esta campaña visibilizan estas formas de violencia, jóvenes que aseguran que “voy en el tren, y me miran de arriba abajo”, “mando ubicación porque siento que me están siguiendo”, “me siento constantemente sexualizada”, e incluso tienen que soportar que no les crean: “algunos chicos dicen que somos exageradas porque no validan estas emociones, y no puedes expresarte tal cual lo sientes sin ser juzgada”.
Cruz Roja trabaja en el ámbito de la violencia de género con mujeres de todas las edades y circunstancias para minimizar o paliar los efectos de esa violencia: desde la sensibilización, dotándolas de herramientas que les sirvan para detectar y combatir la violencia de género, hasta la atención a las víctimas, mediante proyectos específicos y de carácter integral. En lo que va de 2023 se ha llegado a 29.295 mujeres. Además, a través de la formación, y preparación de las mujeres, Cruz Roja trabaja para el empleo y autoempleo como una herramienta de autonomía y motor de su economía e interviene con más de 2.000 mujeres al año, consiguiendo la inserción laboral de 1 de cada 3 mujeres. No menos importante es el trabajo realizado apoyando a las invisibilizadas en situación de calle, que hasta en un 13% de los casos, señalan haber sufrido algún tipo de violencia como causa que les conduce al sinhogarismo.
La intervención de Cruz Roja en la Comunidad de Madrid
Cruz Roja en la Comunidad de Madrid realiza intervenciones estratégicas para abordar la desigualdad estructural de género, tanto a nivel individual como grupal, fomentando la autonomía personal y el empoderamiento de las más de 5.000 mujeres en situación de dificultad social con las que trabaja en la Comunidad de Madrid, con el fin de promover el libre ejercicio de sus derechos en una vida libre de violencias.
En este sentido, el empleo supone una llave a una puerta de salida de situaciones de violencia. Con este objetivo, Cruz Roja desarrolla iniciativas para acceder o regresar al mercado laboral a través de acciones de empoderamiento personal, social y digital, de orientación especializada, de formación con prácticas en empresas muy sensibilizadas con la materia, y de intermediación de ofertas para facilitar su acceso al puesto de trabajo que puede suponer la clave para su cambio vital. Así, desde los servicios de empleo de Cruz Roja en la Comunidad de Madrid, se atiende a más de 350 mujeres víctimas de violencia de género, con una cuota de inserción laboral del 45%.
Además, niños, niñas y adolescentes también se ven gravemente afectados como hijos e hijas de las víctimas. Con ellos y ellas se trabaja para fomentar su participación social a través de talleres de ‘Autoexpresión y empoderamiento’ en el proyecto ‘Alzando la Voz’, que visibiliza este problema social, y sirve de altavoz a la infancia y adolescencia, quienes pese al miedo por la situación que viven sus madres, se posicionan como agentes de cambio en el entorno más cercano. Puedes conocer más sobre este proyecto en una charla que pudimos tener con Beatriz, una de las mamás que lleva a sus dos hijas a este proyecto, pinchando aquí.
“La calle es un espacio de violencia”
En la investigación ‘La discriminación y la vulnerabilidad social de las personas en exclusión residencial atendidas por Cruz Roja’, que se presentará a finales de noviembre, se detecta que la violencia de género es un cauce para el sinhogarismo y un riesgo sobrevenido para las mujeres sin hogar, ya que la calle es en sí misma un espacio de violencia: el 21% de las mujeres sin hogar encuestadas señala haber sufrido agresiones sexuales.
Además, hay escasez de recursos específicos dirigidos a las mujeres y menor número de plazas en módulos femeninos en los albergues y pisos. Algunos requisitos estipulados para el acceso a dichos recursos excluyen a algunas mujeres que presentan problemáticas de adicción o de salud mental.
El empleo como motor de su autonomía
Las consecuencias físicas y psicológicas de la violencia sufrida por las mujeres disminuyen la empleabilidad. Por ello el área de Empleo de Cruz Roja interviene para centrar el empleo como motor de cambio y de acceso a derechos para la vida autónoma plena. Así, se trabaja en el empoderamiento en la creación de una malla de protección y apoyo laboral y personal, en el conocimiento de sus derechos, la búsqueda de empleo, la formación en competencias clave para el empleo o la capacitación profesional, entre otros, que les acerca y permite el acceso a ofertas de empleo dignas.
Pero Cruz Roja también trabaja con el entorno empresarial para disminuir prejuicios, estereotipos y miradas discriminatorias relacionadas con las situaciones de violencia de género y promover ofertas laborales inclusivas, además de condiciones laborales sensibles al género que fomenten la corresponsabilidad en conciliación, y la creación de espacios de trabajo seguros y libres de violencias.
Autonomía personal y autoconcepto
Las cicatrices de la violencia de género tienen muchas formas y una de ellas es el daño que produce en la autonomía personal y el autoconcepto de las mujeres, especialmente en aquellas que se encuentran en situación de vulnerabilidad social. Incidir en estas competencias es una de las claves de atención de Cruz Roja para conseguir su mejora. Su actividad dota de habilidades sociales y herramientas a las mujeres de manera integral, con el objetivo de mejorar su situación, su salud física y mental, y su bienestar en general, y promueve el papel de las mujeres como protagonistas de su propio cambio y agentes de transformación social. En esta línea, trabaja en proyectos específicos que incorporan acciones de empoderamiento y que han atendido a 7.988 mujeres en 2023.
En cuanto a las respuestas especializadas que ofrece el ‘Programa de mujeres en dificultad social de Cruz Roja’ se encuentra la asistencia psicológica y social a 1.379 mujeres (en lo que va de 2023) en los dispositivos de acogida a mujeres víctimas de violencia de género y sus hijos e hijas (casas de emergencia de larga estancia, pisos)
En esta noticia hablamos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 3 y 10 como parte de nuestro compromiso para potenciar la consecución de la Agenda 2030. Puedes obtener más información de los ODS en el siguiente enlace.