Begoña Fernández Marina es toda una institución en nuestra entidad. Tras 43 años con nosotras y nosotros, Begoña se despide con la mayor de las emociones pero, también, con una gran alegría y la sensación de haberlo dado todo por la casa. Cruz Roja ha cambiado mucho cuando Begoña entró con 17 años, por ello, hemos querido charlar un ratito junto a ella y que nos contara lo que ha significado toda esta experiencia de vida.
Será difícil no acordarse de Begoña cuando recorramos los pasillos de voluntariado, tras más de 18 años en este área.
¿Cuánto años llevas en Cruz Roja y cuál ha sido tu trayectoria?
En febrero cumplí los 43 años en la casa. Comencé haciendo el servicio social en doctor Santero. De ahí pasé al área de Socios (actualmente Captación de Fondos) en el que todo se hacía de manera manual ya que no había ordenadores. En un momento dado ya me cambiaron a Voluntariado y, desde entonces, no me he movido. He trabajado muy a gusto con todos los directores que he tenido y la etapa de voluntariado ha sido la más feliz de todas.
¿Cómo has visto la evolución de Cruz Roja en estos 43 años?
En los inicios, cuando yo me incorporé a Cruz Roja, el ambiente era mucho más familiar. Éramos bastantes menos personas y eso influía en que nos conocíamos casi todas y todos. Ahora, la familia ha crecido mucho y el ambiente es distinto.
Ha habido un cambio muy grande en los departamentos, creciendo de manera muy favorable para poder atender a todas las necesidades. Antes no había un área de Compras o Intervención Social, por ponerte un ejemplo. Este crecimiento ha sido muy positivo para la sociedad.
¿Y de cara al exterior? ¿Cómo has visto que ha cambiado la imagen de Cruz Roja en la sociedad?
Creo que ha habido una evolución muy positiva porque cada vez llegamos a más gente. La revolución digital ha venido para quedarse y eso ha posibilitado también nuevas formas de poder ayudar. Creo que estamos en una línea ascendente y favorable para la casa.
¿Qué anécdota recuerdas con especial cariño después de todos estos años?
¡Ufff! ¡Enseguida me emociono con estas preguntas! Uno de ellos puede ser la sorpresa que me llevé cuando cumplí los 25 años en la casa. No por el obsequio sino la celebración que hacen tus compañeros alrededor tuyo. Eso es muy emocionante y me lo llevaré siempre.
¿Cómo has visto tu la evolución del personal voluntario dentro de la casa?
Ha sido siempre una evolución muy positiva. Antes, el voluntariado era casi siempre personas jubiladas y mayores y la evolución de 15 años hacia aquí, he visto la incorporación de una gran masa de jóvenes lo que es una gran noticia para la institución.
¿Qué significa para ti la frase ‘Ser de Cruz Roja?
Lo es todo. Familia, amigos, amistad, cariño… tu casa. Estar aquí me ha enseñado a entrenar características como la paciencia. Cuando entré aquí era una niña y esta casa me enseño a ser paciente, a escuchar, a formarme en diferentes disciplinas, etc.
¿Qué es lo que nos diferencia como entidad?
Las personas. Todas y todos sabemos respetarnos y tirar hacia delante cuando más se nos necesita.
¿Qué mensaje quieres transmitir a todas las personas que te vayan a leer?
Que hay que seguir hacia adelante. Que esta casa puede con todo y que trabajar aquí es un orgullo y es una experiencia inolvidable.
Cruz Roja es una familia y que como tal, cualquier persona nueva que entre tiene que ser correspondida y corresponder.
¿Qué vas a hacer a partir de ahora?
Pues cuando acabe la Covid-19, viajar. Visitar muchos museos, exposiciones, etc. Ya me he apuntado a un curso de inglés on-line, también.
¡Disfruta mucho de esa jubilación tan merecida, Begoña!
¡Te echaremos mucho de menos!