Desde los primeros meses de 2020, Cruz Roja se ha volcado en prestar atención a las personas más afectadas por la irrupción del COVID-19. La exclusión residencial sobrevenida por el virus ha sido una de las consecuencias de la pandemia, que la Organización ha tratado de solventar apoyando a las administraciones públicas en la gestión de tres recursos nacidos bajo el Estado de Alarma: un alojamiento para personas sin domicilio con sintomatología leve por COVID-19; un centro de alojamiento para familias en exclusión residencial, y un centro de emergencia para personas sin hogar.
Durante este año, la Organización humanitaria ha atendido a 16.500 personas sin hogar, 1.000 en la Comunidad de Madrid, gracias al papel fundamental de más de 2.500 personas voluntarias, de las que 118 prestan su voluntariado en la Comunidad de Madrid.
Voluntarias como Juani Fernández, Referente del proyecto en la asamblea comarcal de Corredor del Henares Norte. Tras haber sido voluntaria en las Unidades de Emergencia Social (UES) y en las Unidades de Respuesta Social (URS), Juani se encarga de organizar el cuadrante con las salidas, coordinar al equipo de voluntarios en la intervención y es el nexo entre las personas voluntarias y Raquel Zafra, técnica local del proyecto.
«Les llevamos comidas calientes, caldo y hablamos con ellos. Desde hace más o menos un año, están viniendo las personas usuarias a la sede para poder atenderles a nivel médico, emocional, para buscar empleo… La comida es un reclamo, porque nuestro objetivo es acercarnos a ellos y que no se sientan solos. Y, sobre todo, que vean que se pueden incorporar a la sociedad, que tienen cosas que hacer y que aportar.» nos cuenta Juani sobre estas intervenciones.
Exclusión residencial
La exclusión residencial abarca diferentes situaciones carenciales respecto a la vivienda, que pueden ir desde estar en una situación de vivienda inestable hasta no tener un lugar dónde ir.
El proyecto Atención Integral a Personas Sin Hogar pretende afrontar la realidad de estas personas que, por carecer de una vivienda, desarrollan su vida en la calle o en alojamientos temporales. Busca reducir los daños y riesgos a los que diariamente se enfrentan estas personas, y buscar soluciones a las diferentes necesidades y situaciones que presentan, que son especialmente duras en el caso de las mujeres.
«Tenemos personas usuarias a las que intentamos darles talleres de empleo, de informática, de autoestima. Algunas han encontrado trabajo en programas de Cruz Roja. Que vayan a la sede de la asamblea y se interesen por programas y proyectos es algo que puede venirles muy bien.» nos cuenta Juani.
Juani: «Nuestro objetivo es acercarnos a ellos y que no se sientan solos. Y, sobre todo, que vean que se pueden incorporar a la sociedad, que tienen cosas que hacer y que aportar.»
Como referente del voluntariado siempre les inculca que hay que «respetar el espacio de estas personas, respetar su intimidad e ir muy despacio. Con el tiempo adquieren más confianza y te preguntan más cosas, creas un vínculo, aunque cuesta un tiempo. Tiene que ser así, que sean ellos los que se abran poco a poco.»
El programa de atención a personas sin hogar cuenta con 4 tipos de recursos:
- Atención integral a personas sin hogar a través de unidades móviles.
- Alojamientos
- Centros de Estancia
- Servicio de Acogida y Acompañamiento Social (Atención en oficinas de Cruz Roja y otros puntos fijos de atención).
Estos recursos están dirigidos a dar respuesta a las necesidades de las personas que por diferentes motivos no pueden acceder a una vivienda en condiciones dignas. Cruz Roja, en coordinación con la Comunidad de Madrid, también atiende a las personas sin hogar a través de las Unidades de Respuesta Social en situación de emergencia.
Atención a personas sin hogar de Cruz Roja en España
“Si la sociedad entera se ve arrastrada por la pandemia, la población más vulnerable empieza desde el minuto uno a acusar aún más el impacto”. Así resume Susana Royo, portavoz del Programa de Atención a Personas Sin Hogar de Cruz Roja, la situación de las miles de personas que se encuentran actualmente sin un techo bajo el que cobijarse y, ahora, expuestas al doble filo de la pandemia y del frío.
Según indica Susana, “al inicio de la pandemia, estas personas se encontraban desorientadas, no entendían la situación que estábamos viviendo, todo estaba cerrado, algunos recursos –alojamientos- tenían aforos limitados o incluso habían cerrado; eso les generaba una sensación de incertidumbre y de inseguridad sobre su propia supervivencia en las calles”.
«Muchas personas que estaban en calle no han salido de estos albergues o habitaciones durante el estado de alarma. Pero se ha notado mucho volver ahora. La situación era que no había mascarillas, muchos no tenían sitio a dónde ir… había muchos problemas» recuerda Juani.
Por estos motivos, tras la declaración del Estado de Alarma, Cruz Roja habilitó inmediatamente albergues provisionales en 110 localidades, gestionó recursos de alojamiento adaptándolos a las nuevas necesidades y reforzó y dotó de más recursos a las Unidades de Emergencia Social y distintos dispositivos de atención.
En la Comunidad de Madrid, se han abierto varios recursos durante el confinamiento para atender a estas personas. En total estos son los datos de atención durante la pandemia:
- En el dispositivo de Emergencia de Los Molinos, se ha atendido a 150 personas.
- En el dispositivo de alojamiento de Emergencia para personas sin hogar o familias en exclusión residencial con sintomatología por Covid-19 de Las Tablas, se han atendido a 226 en la primera parte de la intervención y a 314 en la segunda.
- En el dispositivo de Alojamiento Alternativo de Atocha, se han atendido a 135 personas.
Y bajan las temperaturas
Ahora, la bajada de las temperaturas y la lluvia agravan considerablemente la situación en la que viven las personas sin hogar. Esto ha llevado a Cruz Roja a reforzar los dispositivos de Atención a Personas sin Hogar con los que cuenta en 36 provincias y 16 Comunidades Autónomas.
Estos dispositivos incluyen a las Unidades de Emergencia Social –UES- (en total, 59 unidades de calle, en 32 provincias), Alojamientos, Centros de Estancia y el Servicio de Acogida y Acompañamiento Social (Atención en oficinas de Cruz Roja y otros puntos fijos de atención).
La situación del sinhogarismo es la expresión más grave de la exclusión residencial en la que puede encontrarse una persona. A través de este Programa de Atención a Personas Sin Hogar, Cruz Roja trata de detectar estas situaciones y dar atención directa e inmediata a las personas que están en situación de calle.
Las UES, actualmente desplegadas en 32 provincias, están conformadas por equipos que integran distintas disciplinas como el trabajo social, la asistencia sanitaria, la psicología, etc. Una parte muy importante de ellos la componen personas voluntarias, más de 2.000 en la actualidad. La clave es ofrecer a las personas sin hogar un servicio de proximidad que garantice una respuesta rápida ‘in situ’, frente a situaciones de emergencia social, actuando como puente entre la calle y la red de atención.
Para Juani, en las circunstancias actuales es importante cubrir el máximo de necesidades básicas durante la semana y seguir unas pautas. «En otras temporadas de frío, salíamos de lunes a jueves. Ahora lo vamos a hacer de lunes a viernes, porque hay muchas personas que no comen nada las noches que no salimos. Les damos café, comida, abrigo, materiales de aseo e higiene, atención sanitaria y les escuchamos. Procuramos inculcarles que vayan a albergues, que aunque sean solo 4 o 5 días, allí pueden dormir calientes.»
En los distintos ámbitos territoriales, Cruz Roja está colaborando con las administraciones y el resto de ONG y recursos que conforman la red de atención de personas sin hogar. A través de estas intervenciones, Cruz Roja Española ha atendido durante estos meses de pandemia a 16.500 personas. Para ello es fundamental la labor de más de 2.500 personas voluntarias.
«Lo que más me gusta es el trato humano, la sensación de cercanía con las personas que tienen dificultades emocionales, problemas económicos… Ver la realidad del día a día en la calle. También es lo más duro, ya que ves a algunas personas viviendo en pleno campo, debajo de un árbol, lloviendo y sin mantas. Se hace duro a veces, pero el contacto con la gente me ayuda a abrir los ojos. A mí y a muchos voluntarios que entran.» explica Juani, muy contenta del desarrollo y la evolución del proyecto.
Nota: Atención integral a personas sin hogar es un proyecto cofinanciado por la Comunidad de Madrid a través de los fondos provenientes de la asignación tributaria del 0,7% del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF).