Ayer, 2 de mayo, se conmemoró el Día Mundial contra el Buylling. Desde la sección de Cruz Roja Juventud se trabaja en el proyecto de Prevención de Conductas Violentas donde, durante el año, se realizan talleres en centros de educación formal y no formal con un mínimo de duración de 2h por taller donde se informa, previene y sensibiliza a los menores.
Las actividades tienen el objetivo de visibilizar esta problemática y poner una solución cuanto antes, además de hacer hincapié de la existencia de acoso escolar, bullying y ciberbullying. Todo esto se trabaja desde CRJ a través del voluntariado joven como principal agente promotor para llegar de una mejor manera entre iguales a los niñas, niños y jóvenes.
Entre la gran cantidad de historias que existen detrás del acoso escolar se encuentra la historia de Rebeca, voluntaria perteneciente a una de nuestras asambleas. Rebeca nos cuenta cómo vivió las diferentes situaciones de acoso y, lo más importante, cómo se dio cuenta y pudo salir de ellas. Os dejamos con su testimonio real:
«Todo empezó con el paso de primaria a la secundaria. Recuerdo que antes de pasar a primero de la ESO, tuve que repetir 6º debido a una primera operación de espalda, de tres que llevo y que me hizo perder muchas clases. Cuando entré a la ESO, era una chica muy callada y solitaria, era habitual verme sola en el recreo.
Poco a poco, empezaron a aparecer las situaciones de acoso, el quitarme las cosas no queriendo devolvérmelas e incluso, alguna vez rompiéndomelas. Una vez una chica estuvo un tiempo haciéndose pasar por otra persona para engañarme y luego divertirse a mi costa hasta que fue descubierta. Hacían apuestas sobre quién me haría caer en determinados juegos que involucraban mis emociones.
Tuve varias situaciones, incluso con compañeras de mi propia clase, en las que trataron de hacerme daño físico.
Solían insultarme tanto dentro como fuera clase y se metían con mi físico. Me comparaban con otras chicas y decían que debería aprender de ellas y tanto ser cómo comportarme como ellas.
A los 14 años, sufrí de una agresión sexual, un suceso que no tiene nada que ver con el acoso escolar. A esa edad también traté de hacerme daño a mi misma. La cosa siguió hasta que dejé el instituto a los 16 años con unos meses, cuando ya no podía más.
Mi reacción cuando no podía evitar ir a clase, siempre fue el quedarme callada y agachar la cabeza. No solía llorar, solía tratar de contenerme hasta llegar a casa y encerrarme en mi cuarto. Pero, hubo excepciones en las que sí llegué a llorar, aunque trataba de parar de hacerlo porque odiaba que me viesen así. Especialmente cuando no podía escabullirme. Y especialmente porque era peor… Recuerdo como una de las veces que exploté con un ataque de ansiedad, en la calle, fuera del instituto. Llevo yendo a un especialista de salud mental desde hace tiempo. Todavía sigo lidiando con las secuelas del acoso escolar y de todos los traumas que se sumaron.
En mi caso, la solución fue dejar el instituto y sacármelo en la escuela de adultos. Fue años después, dado a que el trauma llegó a afectarme hasta el punto de que no era capaz de estar en un aula y mucho menos con personas de mi edad o cercanas a esta. Pero lo acabé sacando pese a la dificultad emocional.
Todas estas situaciones, actualmente, pese a que todavía me afecta, lo veo como algo que contribuyó a que fuese más fuerte. A aprender que no todo el mundo es de fiar, pero que, al mismo tiempo, debía encontrar la forma de hacer un mundo mejor. Es cierto que no se puede evitar el sufrimiento global… Pero, sí que se puede buscar las formas de aportar esperanza, por pequeña que sea, a aquellos que lo están pasando mal o mínimo, hacer que el dolor sea más llevadero. Sé muy bien lo que es estar en lo más bajo de uno mismo, y no me gusta la idea de ver como otros pasan por ello mientras me quedo de brazos cruzados.
Tras todo aquello, me uní a la Cruz Roja como voluntaria, en diciembre del 2020. Ya sabía que mi madre perteneció a CRJ cuando era adolescente, al igual que una de sus hermanas. Y Cruz Roja sí es una Organización solidaria con la que se puede hacer muchísimas cosas para ayudar a todo aquel que lo necesite, por ello, decidí probar suerte y no me arrepiento.
Lo que recomiendo a aquellos o aquellas que estén pasando por algún tipo de acoso escolar, sea el que sea, que no se queden quietos. En el sentido de que pidan ayuda, no van a estar solos/as. Actualmente hay muchísimos más medios que antes y la dirección de los centros escolares están obligados a atender, investigar y activar el protocolo oportuno. Hablar también con alguien de vuestro entorno, buscad para hacerlo a alguien de vuestro entorno en quien podáis apoyaros. Tampoco tengáis miedo de pedir protección a vuestros/as profesores o profesoras. No os rindáis, sois fuertes, más fuertes de lo que podéis imaginar y de todo esto podéis salir y recuperar la felicidad.»
ACTIVIDAD DE CRJ HOY EN LA COMPLUTENSE
- La asociación AMACAE.
- Antonio Calvo Morata, investigador en la Universidad Complutense de Madrid y creador del vídeojuego denominado Conectado, para sensibilizar contra el acoso escolar.
- Policía Nacional Participación Ciudadana.
Si quieres asistir puedes apuntarte en el siguiente enlace:
¡DESEMASCARA EL BULLYING!
