Hoy se conmemora el día Mundial contra el Cáncer, una enfermedad que sigue siendo la segunda causa principal de mortalidad en los países de la Unión Europea. Anualmente, se diagnostica esta enfermedad a más de dos millones y medio de personas y pierden la vida más de un millón. Además, la palabra cáncer es un término muy amplio que abarca más de 200 tipologías diferentes. Por todo ello, hemos querido hablar con una persona que haya pasado por esta enfermedad y que a día de hoy pueda echar la vista atrás para poder reflexionar sobre la sensación de padecer la enfermedad, y las reflexiones tras haberla superado.
Almudena Reguera es periodista, diplomada en Naturopatía, Dietética y Nutrición, coach y profesora de yoga, pero además, nosotras y nosotros la conocemos por ser la presidenta de la asamblea comarcal del Jarama. Almudena pasó un cáncer de mama hace unos años, recuperándose afortunadamente del mismo. Con ella hemos reflexionado sobre la enfermedad, pero también sobre las cosas positivas que se sacan, así como la importancia y las claves de mantener un buen equilibrio físico, mental y emocional. Esto es lo que ha querido reflejar en el último libro que ha publicado Almudena titulado Estar mejor a partir de los 50. Claves para conseguir el bienestar físico, mental y emocional (Editorial Amat).
P.- Almudena, ¿cómo vive una persona que en su día a día tiene una vida normal pero que, de repente, recibe la noticia de que tiene un cáncer localizado en una región de su cuerpo?
R.- Es una situación que se vive de manera complicada. Hasta que el doctor no te confirma el diagnóstico definitivo se produce un momento de parón, de shock. Una vez confirmada la noticia, lo vas asumiendo, pero es cierto que se produce ese estado de shock en el que ves que la vida pasa para los demás pero para ti no. Se produce un torbellino emocional muy fuerte. No sabes a qué te vas a enfrentar, no sabes la capacidad que tienes para poder afrontar esa situación, no sabes qué va va pasar. La incertidumbre y ese miedo que tienes es lo que más te puede paralizar. Aunque es cierto que los índices de superación de la enfermedad, en el caso del cáncer del mama, son cada vez más elevados tu no tienes la certeza de si vas a poder superar o no el cáncer.
En mi caso reaccioné bastante bien. Al principio el doctor me comentó que no iba a ser un tumor maligno pero cuando me dieron los resultados pudimos comprobar que efectivamente sí lo era. A partir de ahí me agarré a las posibilidades de superación que me dijeron los doctores que, aunque se complicó la situación, fueron muchas. Hay que entrenar la capacidad de escuchar y de agarrarte a todo lo positivo de la situación en vez de recrearte en lo negativo (las preguntas de ‘por qué tengo que ser yo’), hay que luchar.
P.- Cuando padeces un cáncer dónde afecta más, ¿al cuerpo o a la mente?
R.- Afecta a todos los aspectos de tu vida. Cuerpo, mente, sistema emocional. Dependiendo del momento de la enfermedad afecta más a una parte que a otra. Por ejemplo, al comienzo, afecta más a la mente. Se produce el bloqueo emocional, tienes ira, rabia, la incertidumbre, el miedo, y hay que gestionar todas esas cosas a la vez. En una segunda fase, la parte emocional juega su papel en el que te tienes que ver diciéndote a ti misma que ‘no me queda otra que pelear’, y es cuando empiezas a enfrentarte a los tratamientos de la quimio o la radioterapia y ahí, tu cuerpo empieza a padecer esos problemas físicos con todos los efectos secundarios. Uno de ellos es la niebla mental, que lo he comentado en un post, que versa sobre cómo afecta a tu memoria y tu capacidad mental la quimioterapia. Mentalmente comienzas a perder facultades porque la quimioterapia afecta a las conexiones neuronales y los neurotransmisores.
Si que es cierto que el sufrimiento físico, si tu eres capaz de afrontarlo, acaba pasando. Pero con el sufrimiento mental hay mucha gente que se queda ahí parada viviendo una angustia permanente con el miedo de si puede volver a reproducirse la enfermedad. En esta situación vives una cierta hipocondría pensando en que puede volver.
P.- ¿Cuál es la mejor manera de ayudar a una persona que padece esta enfermedad?
R.- La mejor manera de ayudar a una persona es acompañándola y dándola tiempo. No se puede agobiar, ni se puede insistir. Hay que darle sus tiempos y su espacio porque la persona, tanto física como mentalmente, los necesita. Que te cuente su estado cuando le apetezca a ella y no insistirle. Yo siempre digo que lo mejor hacia una persona que padece esta enfermedad es decirle «me tienes aquí para lo que necesites». Hay que ver las necesidades de cada persona pero yo, por ejemplo, hubo un momento en que sentí ese agobio de mi entorno, cuando quería estar más tranquila. A veces esa sobre preocupación de las personas diciéndote ‘¿estás bien?, ¿te encuentras bien?’ lo que hace es recordarte la enfermedad, cuando lo que tu necesitas es olvidarte de ella y distraerte. No hay que preguntar en exceso porque es una parcela muy íntima de las personas.
P.- A día de hoy, la alimentación, el bienestar físico y emocional juegan un papel muy importante como factores que pueden paliar o minimizar este tipo de enfermedades. Acabas de publicar el libro ‘Estar mejor a partir de los 50’ en el que hablas precisamente de esto, de cómo cuidarse cuando llegamos a una edad en la que se puede ser más proclive a la aparición de estas enfermedades. Cuéntanos, ¿qué has querido reflejar en este nuevo libro?
R.- He querido reflejar que nuestro cuerpo es lo que tenemos. Si lo cuidamos, el organismo funcionará mucho mejor. Lo que pretendo con el libro es poder reflejar esa reflexión de que a lo mejor, en este momento, tu ritmo de vida y el estrés no te han permitido tener toda esa calidad de vida para poder cuidarte y mantener tu cuerpo en las mejores condiciones, pero hay un momento en la vida que es como el último tren que pasa, en el que a partir de ahí, si no cuidas tu cuerpo física, mental y emocionalmente, tendrás mas posibilidades de tener un envejecimiento bastante peor. Por eso quiero poner el foco en esos hábitos saludables para que, a partir de ahora, puedas notar una mejor forma de envejecer.
Cuando eres joven no te das cuenta de todo esto pero a medida que maduras tomas conciencia de lo importante que es cuidarse y mantener unos buenos hábitos. Hay estudios que lo demuestran. Si te has cuidado vas a tener un mejor envejecimiento que el de una persona que no lo ha hecho. Por eso quiero hacer pensar a a las personas que, a partir de los 50. se producen una serie de cambios en tu organismo que son abruptos, que no sabes muy bien como gestionarlos, muchas veces, tanto a nivel físico como emocional. Pierdes masa muscular, engordas, cambios en el humor, se disparan valores como la tensión, el colesterol, etc. Por ello hay que actuar y no esperar para poder tener un envejecimiento saludable. Lo importante es la calidad de los años que vives y no el número total de años que vives, de eso se trata.
«La alimentación, el descanso y el ejercicio físico son tres pilares fundamentales para el bienestar físico y emocional»
Para finalizar, como experta, ¿cuáles son las claves para tener un equilibrio físico, mental y emocional?
Hay tres pilares básicos:
La alimentación. Hay un montón de alimentos que juegan a favor y en contra del cáncer. No hay alimentos milagro pero sí que es cierto y está probado que hay ciertos alimentos que tomándolos de una manera regular, hacen que tu organismo pueda funcionar mejor y pueden ayudar a que las células cancerígenas no se reproduzcan. Por ejemplo, la dieta mediterránea juega muy a favor de todo esto. Otro ejemplo, hay estudios en los que se ha probado que el alcohol favorece la formación de células cancerígenas o la carne de las barbacoas tienen una serie de sustancias que favorecen la aparición de estas células. En mi libro, un cuarto del mismo lo tengo referido a la alimentación.
El descanso. Conseguir un buen sueño de calidad. Esto es fundamental porque durante el sueño y el descanso, el cuerpo regenera. Es cierto que tenemos mucho estrés durante el día por lo que antes de irte a la cama tenemos que tener unos hábitos de desconexión, una serie de rutinas que ayuden a decirle a la mente que vaya desconectando. El llevarse el móvil, la tablet o el ordenador a la cama es un error muy frecuente porque no nos permite desconectar. Hay que hacer un corte en la mente y conseguir una rutina de desconexión. También ayuda la meditación y conseguir coger ese hábito. Con 5 minutos cada noche de diferentes técnicas de meditación nos puede ayudar mucho para poder coger el sueño y descansar. Hacer cenas ligeras y en horas tempranas también puede ayudar a dormir bien.
El ejercicio físico. Esto es fundamental. Hay que buscar el ejercicio adecuado que se adapte a las necesidades de cada persona y hacerlo con regularidad. Un ejercicio físico que nos guste, porque eso va a generar endorfinas que nos va a hacer sentirnos bien y esto nos va a llevar a querer seguir practicándolo. También es importante no hacer ejercicio antes de dormir porque puede ayudar a dormir.
Todo esto son pautas y rutinas que si las adoptas vas a conseguir mejorar mucho tu calidad de vida.
