Dentro de la labor que está haciendo Cruz Roja Española en la que ya se han atendido a más de 7.700 personas procedentes de Ucrania, Cruz Roja en la Comunidad de Madrid sigue desarrollando la labor de acogida a través de 8 dispositivos en los que ya se han atendido a casi 3.000 personas.
Uno de ellos, «la pequeña ciudad», como le llama David de Miguel, director autonómico de Intervención Social y Empleo, es el hotel que aloja a 500 personas y que fue el primer dispositivo que se abrió en la ciudad de Madrid para atender las necesidades de las personas que llegaban de Ucrania. Allí, un equipo de profesionales en los que está a la cabeza Marta Romero y anteriormente, Eva Molina, ayuda a solventar necesidades desde lo más básico en la manutención, alojamiento e higiene, hasta necesidades de trámites burocráticos, legales, e incluso atención psicológica, así como una alternativa de ocio y tiempo libre para los y las más peques, a través de los equipos de CRJ.
En esta pequeña ciudad hay personas que funcionan como pequeños faros y que tienen una labor vital, como es el caso de Gala, voluntaria ucraniana que con su determinación y su visión optimista ayuda a sus compatriota para poder resolver cualquier necesidad que tienen. Entre las ‘calles’ de este rincón en las afueras de Madrid, nos encontramos historias tan impactantes como la de Anna, quien ha podido huir de su segundo conflicto. Escapó de Doneskt hace unos años para poder comenzar una nueva vida en Kiev, pero ahora, el destino ha querido que por segunda vez, tenga que reconstruir de nuevo su vida.
Otra de las historias que nos ha tocado la fibra ha sido la historia de la familia que forman Sergey, Anna y sus tres hijos pequeños. Desde Dnipro hasta Madrid en coche. 10 días traspasando las fronteras de Moldavia, Rumanía, Hungría, etc. A veces las redes sociales sirven para construir puentes de solidaridad y humanidad, y esto fue lo que unió a Raquel con la familia de Sergey y Anna, que les ayudó a llegar a España y contactar con Cruz Roja. Allí, se les derivó a este hotel en el que permanecen desde hace una semana y donde gracias a la labor de los equipos que están allí, pueden aprovechar su tiempo para poder regularizar su situación, aprender castellano y poder seguir educando a sus hijos.
Una vez más queremos poner en valor la titánica labor que están desarrollando todas las compañeras y compañeros que se están dejando la piel para poder atender y ayudar a personas como Anna y familias como la de Sergey y Anna.