Como suele ocurrir a finales de cada mes, tenemos la oportunidad de conocer a una nueva persona de la asamblea local de Madrid. En este ocasión, se le ha realizado una entrevista a José María Sanz, voluntario en el proyecto «Cruz Roja Te Escucha».
Su labor se enfoca en la atención con las personas mayores, concretamente con dos mujeres a las que llama todas las semanas con el objetivo de que ellas puedan contar lo que les haya sucedido durante la semana y, en general, prestarle una atención que ellas necesitan y que les viene muy bien para, sobre todo, desahogarse sobre temas que a lo mejor no les apetece compartir con otras personas. Tras una primera experiencia como psicólogo en teleasistencia sanitaria, así comenzó su historia como voluntario.
¿Cómo empezaste con tu voluntariado dentro de Cruz Roja y qué motivos te llevaron a dar ese paso?
Había trabajado anteriormente como psicólogo en teleasistencia sanitaria y ahí descubrí el mundo de la tercera edad. Me di cuenta de que es un colectivo que necesita mucha escucha y decidí buscar un voluntariado para ayudar. Me gusta dar todo lo que pueda y encontré en Cruz Roja el proyecto «Cruz Roja Te Escucha», que no me sonaba, era desconocido para mí. A día de hoy puedo decir que llevo 3 años en el programa.
«Dedico un día a la semana a llamar a dos mujeres mayores»
¿En qué consiste el proyecto «Cruz Roja Te Escucha»? ¿qué labor haces en tu día a día?
El proyecto está destinado a colectivos que necesitan ser escuchados por diferentes motivos, la mayoría por tener una soledad no deseada, aunque también hay casos de violencia de género, o de duelo migratorio. En mi caso, dedico un día a la semana a ponerme en contacto con dos mujeres mayores, de 70 y 81 años, que no están en situación de abandono, porque tienen familia y amigos, pero que necesitan desahogarse en su día a día o contar sus problemas.
«Son charlas inocentes en las que, poco a poco, descubro si se encuentran bien o no»
¿Cómo son las charlas que mantienes con ellas?
Las conversaciones pueden durar desde 15 o 20 minutos hasta más de media hora, depende de los días y de lo que les haya pasado. Me cuentan cómo les ha ido la semana, su rutina, sus hábitos diarios, si han hablado con algún familiar. Son charlas inocentes en las que yo poco a poco puedo descubrir si se encuentran bien o si tienen inquietudes o miedos.
Son dos mujeres muy distintas. Pilar es más independiente, tiene hijos y nietos, pero se quedó viuda hace años y muchas veces necesita un desahogo emocional para dar rienda suelta a su tristeza y no preocupar a sus familiares.
Merche es feliz en su soledad, en el buen sentido de la palabra, porque es más introvertida y no le gusta salir a la calle. Tiene conversaciones muy inteligentes, pero en ocasiones se angustia y necesita apoyo al otro lado del teléfono.
Se podría decir que tu voz calma sus inquietudes, ¿cómo reciben tu llamada?
La comunicación por teléfono, en vez de en persona, da una magia distinta. Solo con oír su voz sé si han tenido una buena semana o no. Les hace mucha ilusión cuando les llamo, y si no puedo una semana ya se preocupan. También me preocupo yo cuando no les localizo, como ocurrió cuando operaron a Merche y no supe nada de ella durante varias semanas.
¿Cómo fue la primera vez? ¿fue fácil empezar a conversar?
Te facilitan un nombre y un teléfono y así haces la primera llamada, pero te reciben con mucha alegría. Es cierto que hay otro tipo de personas que les cuesta, pero en mi caso, son siempre conversaciones agradables y nunca hemos tenido una discusión.
«A veces te encuentras con situaciones difíciles y necesitan fortaleza mental»
¿Es necesario tener una formación especial para poder trabajar en este proyecto?
Según el nivel de intervención en el que colabores hace falta ser psicólogo/a, pero para participar en el proyecto como tal, no es necesario ninguna formación específica. A veces te encuentras con dificultades y sí que se necesita fortaleza mental. Una de estas personas en ocasiones tiene conversaciones muy repetitivas y le escuchas cosas sin sentido, o tiene ansiedad cuando hay un mínimo cambio en su vida.
«Creo que mis llamadas también les hace sentirse apreciadas y les da seguridad»
¿Qué necesidades has detectado en estas personas con las que tratas a diario?
Las palabras que lo definen son: ventilación emocional y desahogo. Creo que mis llamadas también les hace sentirse apreciadas y les da seguridad. Emocionalmente sirve para que no se sientan frustradas. Al final saben que con un ‘botoncito’ hay alguien que les responde. También, cada cierto tiempo hablo con mi coordinadora por si veo algo destacable.
¿Qué es lo que más valoras de tu voluntariado?
He encontrado a dos personas que son entrañables, disfruto mucho, lo hago por gusto, sin buscar ningún premio. De manera interna me satisface poder ayudar a alguien.
También me muestro agradecido cuando se interesan por mí, porque al final es una conversación que te involucra, ya que no soy una máquina.
Para mí es un aprendizaje y me enseñan cosas, compartimos experiencias también.
¿Qué le dirías a las personas que aún no conocen Cruz Roja para que se animen a participar?
Muchas veces cuando decimos voluntariado pensamos que hay que dedicarle todo el día, pero, también se pueden hacer pequeñas cosas que pueden ser muy grandes para las personas, como dedicarles una hora a la semana. No tenemos que cambiar el mundo con grandes hazañas, con pequeñas cosas se puede ayudar a los demás.