Se acerca el 8 de marzo y con ello, se acerca la fecha que conmemora la lucha de la mujer por su participación en pie de igualdad de oportunidades, muchas veces menores que la del hombre, en la sociedad y en su desarrollo íntegro como persona. Por ello, iniciamos esta semana donde desarrollaremos una serie de publicaciones en el que mostrar diferentes puntos de vista y diferentes testimonios de mujeres que fomentan, luchan e inspiran acciones por la igualdad de género.
No se nos ocurre mejor forma de empezar que presentar a Raquel Antón, la nueva coordinadora del área de Mujer e Infancia de Cruz Roja en la Comunidad de Madrid.
Raquel es una persona dinámica, con templanza y que atesora muchos años de experiencia en el ámbito de la intervención social.
Hace unos días hablamos con ella para que compartiera con todo el personal laboral y voluntario de Cruz Roja en la Comunidad de Madrid estos nuevos retos que tiene al frente de la coordinación, nos hablara de sus aprendizajes en el programa de Refugiados y nos acercara su visión de la entidad.
La primera pregunta es obligada, ¿quién es Raquel, de dónde viene y cuánto tiempo llevas en Cruz Roja?
Según mi madre, una mujer de 81 años que es la persona más sabia que conozco, soy buena y no quiero dejar de serlo. Soy madre de dos pequeños de 10 y 12 años y, sobre todo, mujer trabajadora (ríe).
Llevo 20 años trabajando como Trabajadora social con posgrado en Infancia y Familia. Me gusta mucho trabajar en este ámbito. Empecé con la parte social en el mundo de las adopciones internacionales viajando mucho. Soy muy viajera, si no tengo un viaje a la vista me marchito. Lo que allí hacíamos era mediar entre país de origen y de destino, velando por el interés de los niños y niñas y dándoles una familia, y no al revés.
La parte de Cruz Roja… es toda una aventura. Parece que llevo toda una vida aquí cuando realmente han sido 4 años. Empecé con una suplencia de un día y cubriendo más suplencias de fin de semana, cobertura de plaza, como mediadora y trabajadora social hasta que se me propuso la coordinación de proyecto en Atención de Refugiados y a posteriori la Coordinación del Programa de Infancia y Mujer.
¿Qué razones te llevaron a dar este paso y postularte para este puesto?
Realmente es el sentimiento de que Cruz Roja confía en mí, que puedo dar más de mí misma. Todo lo que se me ha puesto por delante son regalos que la vida me ha hecho, los cojo y tiro hacia delante.
¿Qué te han enseñado tus puestos de trabajo anteriores? ¿cuál es tu sello personal que crees que va a ser un éxito para este reto?
Sin afán de sentirme muy mayor, es experiencia, el saberme adaptar a distintos puestos y a distintas circunstancias. Trabajar duro es el sello que me gustaría dejar. Me gusta mucho trabajar en primera línea, pero también en segunda, tercera y cualquiera que se ponga por delante.
Ser versátil es algo muy chulo. No se me caen los anillos por cambiar un pañal en un asilo o pensar la estrategia sobre un programa, creo que todo eso va de la mano en como soy yo.
¿Qué es aquello que más te atrae de este nuevo proyecto?
En primer lugar, tengo que decir que el título de ‘Infancia y Mujer’ se queda corto, porque la infancia es muy amplia ya que va desde los 0 a 18 años.
Tenemos una gran responsabilidad para ayudar a visibilizar y conseguir los sueños y curiosidades que tienen los y las niñas. También la juventud, ya sea ex-tutelada o jóvenes que pasan por nuestros programas, creo que tienen mucha energía y muchas fortalezas , y que hay que estar a su lado para intentar canalizarlas de la mejor manera para que eso sea un potencial y sume en el proyecto. Nadie duda de las capacidades que pueda tener un joven. Y qué decir de la mujer. Son todo fortalezas (ríe).
Mi objetivo este año es asentarme bien en el programa, ver con qué cuento y a partir de ahí, plantearme algo a mayores con el objetivo en mente de que necesitamos alcanzar al mayor número de personas posible: niños, mujeres y jóvenes. Hacerlo siempre con cabeza y escuchando siempre sus necesidades y que podamos responder a ellas de manera óptima.
«tenemos que dar respuestas a las mujeres para que se empoderen y saquen esa fortaleza.»
El día 8 reivindica el papel de la mujer para acabar con la desigualdad de género y empoderarla en la sociedad. ¿Qué papel tiene Cruz Roja en toda este tema?
Creo que Cruz Roja busca sumar y fomentar el papel de la mujer. Nuestro trabajo es conseguir y visibilizar a esa mujer empoderada, cuyos pequeños gestos cotidianos la hacen grande. Desde que una mujer se levanta hasta que se acuesta hace cosas enormes, por pequeñas que puedan parecer. Eso es lo que tenemos que dar a conocer, y ofrecer las mejores respuestas como entidad a las mujeres para que se empoderen y saquen esa fortaleza.
Hilando con esto, si echásemos la vista hacia delante, ¿qué te gustaría decir que has conseguido este año?
Me gustaría decir que fuimos muy conscientes de la importancia que tienen tanto la infancia como la mujer, que dimos las respuestas más acertadas que encontramos dentro de una sociedad que cambia cada día y evoluciona. Las necesidades que tienen ahora la infancia y la mujer no son las de hace 3 años. También se puede dar una vuelta con creatividad a esas respuestas que podamos dar porque siempre van a estar presentes.
Tú que llevas 4 años en la casa, ¿qué significa para ti la frase «ser de Cruz Roja»?
Es un sentimiento de pertenencia máximo y de tener presencia en prácticamente todo el mundo social. Ponerte el chaleco rojo te da una especie de superpoderes. Yo que he tenido la suerte de ponérmelo en Barajas o cuando se ha abierto un centro, lo he sentido. Somos muchísimas personas con presencia tanto en la parte nacional como internacional.
Yendo a tu lado más personal, hace poco entrevistamos en NUCLEUS a Sonia Cotón. Le preguntábamos qué siente al conocer historias en Barajas de personas que huyen de sus países y llegan a España con la misión de sobrevivir. Tú que has pasado por varias etapas en Cruz Roja, ¿qué sientes cuando estás cerca de estos casos e historias?
Es muy importante darte cuenta y valorar que cuando estás al lado de una persona migrante, ella te está dando mucho para que tu puedas aprender y crecer. Ese contacto crea una relación de ida y vuelta. Todo lo que das, lo recibes.
Cruz Roja se acerca y está al lado de las personas con coberturas básicas, escuchándolas, haciendo talleres en los que pueda dispersar su tiempo de ocio. Creo que esa es nuestra capacidad.
«Ponerte el chaleco rojo te da una especie de superpoderes. Yo, que he tenido la suerte de ponérmelo, en Barajas o cuando se ha abierto un centro, lo he sentido.»
En toda esta experiencia, ¿tienes alguna historia o momento que te haya marcado?
Sí, la verdad es que se me vienen muchas a la cabeza. Hubo una que me impactó bastante que fue de un hombre refugiado cuando trabajaba en el Centro de Acogida Temporal en el programa de Refugiados. El hombre venía solo de Sudán y desde el minuto uno pidió encontrar a su familia. He olvidado muchos detalles, pero recuerdo que el sentimiento de no querer otra cosa que no fuera encontrar a su familia, cuando eso era como buscar una aguja en un pajar. Pero los astros se alinearon y encontramos a su mujer, que estaba alojada con otra entidad. Su trayectoria había sido muy dura, él había sido encarcelado, ella violada, así que finalmente ver cómo se sobreponían a esa situación y luchaban por ese proyecto de vida inicial, me impactó para sentir lo importante que es la familia cuando uno da ese paso.
Tú que te mueves en un entorno de intervención social, ¿qué crees que es lo que nos diferencia a Cruz Roja de otras entidades sociales?
El sentimiento de que es un gran equipo. Somos muchos, hacemos cosas muy diferentes pero siempre con el mismo objetivo, que es nuestra misión. Le explicas eso a cualquier persona que no conozca Cruz Roja y no se lo cree.
¿Qué mensaje quieres transmitir tanto a tu equipo como al resto de compañeras y compañeros de Cruz Roja en la Comunidad de Madrid?
Que sigamos trabajando como lo estamos haciendo, que cada día sea un paso más hacia delante por estar cerca de las personas y que podamos conseguir entre todos llegar más lejos.
¡Muchas gracias por atendernos Raquel, y mucha suerte!