Ismail El Majdoubi tiene 20 años, lleva 3 años y medio en España y procede de la localidad de Castillejos, una localidad muy pequeña que está cerca de Ceuta. La historia de Ismail es toda una aventura de superación, motivación y compromiso. Sus ganas de salir adelante y labrarse un futuro próspero le han hecho superar mil y una batallas para afrontar un destino que el mismo se ha encargado de cambiar. Desde que decidió subirse a aquel camión que le transportaba hacia la península, su vida ha pegado un cambio radical. Un cambio que le ha llevado de participante del proyecto MENA (Menores No Acompañados) a voluntario del propio proyecto y, también, a empleado de Cruz Roja.
¿Qué te hizo querer emigrar a España?
Cuando estaba en Marruecos estaba estudiando, pero me desanimé en mi último año. Dejé los estudios porque no tenía mucho ánimo ni motivación y porque veía que no iba a conseguir mucho allí. Fue una decisión muy difícil pero la tomé de una manera muy consciente. Si iba a España era para estudiar, formarme y buscar un trabajo que me permitiera vivir y poder ayudar a mi familia.
Cuando tomé la decisión, me fui a Ceuta y aproveché la facilidad del acceso. Mientras tanto, en mi casa pensaban que seguía yendo a clase. Cuando llegué al puerto de Ceuta me encontré con otros chavales de mi edad, que fueron los que me enseñaron a meterme debajo de los camiones. Al principio lo ves peligroso y no te atreves, pero al final, te lo tomas como algo natural ‘me meto y lo que salga’. Al tercer día de estar en Ceuta me metí en un camión y pude llegar a un barco tras 40 minutos y sin que me encontraran. Era un barco comercial destino a Algeciras.
Cuando el barco llegó a las proximidades del puerto de Algeciras, me pillaron merodeando por allí y llamaron a la policía. En el puerto me estaba esperando una patrulla de la policía nacional portuaria, que me llevaron a unas dependencias.
Yo no hablaba castellano, todo era nuevo para mí y suponía un choque muy fuerte porque yo venía de mi casa en Marruecos. Me llevaron a un centro de menores situado en La Línea de la Concepción. Estuve bien en el centro ya que traté de adaptarme lo mejor posible pero eso no me impedía fugarme, algo que hice en 7 ocasiones (todas fallidas). Tenía que estar 10 meses en este centro ya que era menor de edad, y allí no tenía la posibilidad de formarme. Por eso, me fugué nuevamente y lo conseguí.
Fue muy duro salir de Algeciras para llegar a donde resido hoy, Madrid.
¿Dónde comienza tu relación con Cruz Roja? ¿Cómo fue ese primer contacto?
Cuando llego a Madrid, siendo menor de edad, llego a Pozas, donde me hacen la primera acogida.
Conecté muy bien con los educadores y me recomendaron ser participante de un proyecto (Proyecto MENA) en el que podía aprender español y mejorar ciertos aspectos de mi vida personal y profesional, además de conocer gente nueva que estaban en mi misma situación. Me ofrecieron ser participante de este proyecto y yo acepté.
Desde el primer día he conectado fenomenal con la gente. Me dio mucha confianza que mis compañeros hablarán positivamente del proyecto y me gustó mucho el ambiente.
Los primeros días, Verónica Gómez, técnica del proyecto Mena, y María José Mena, técnica del proyecto también, me enseñaron muchas cosas útiles, como por ejemplo, a montar y moverme por el metro.
Durante casi un año, formé parte como participante del proyecto.
¿Qué es aquello que más recuerdas de ese año que te cambiara y te influyera de forma positiva en tu persona?
Me enseñaron a cambiar mi forma de pensar para lograr volver cosas imposibles en posibles, como por ejemplo, motivarme y apoyarme para que pudiera convertirme en mediador social.
Vienes con una mentalidad de querer trabajar pero piensas que no te va a dar tiempo ni que vas a conseguir lo que quieres. Y allí, me enseñaron a tener tiempo para hacer las dos cosas: trabajar y poder estudiar lo que me gustaba.
Me motivaron mucho, me enseñaron el idioma y me apoyaron mucho.
Cuando sales del proyecto MENA, ¿Cuál es el siguiente paso que das en tu vida?
Puedo decir que no he salido del proyecto. He pasado de participante a voluntario del propio proyecto. Las tardes voy al proyecto, con las mismas ganas, ayudando a otros chavales que llegan al él.
¿Cuándo ves a los nuevos chavales que llegan al proyecto, ¿Qué les transmites?
Les cuento mi experiencia y les lanzo un mensaje: ‘A todo se llega. Si crees en algo, se logra’. Les digo que el idioma se aprende y que no supone ninguna barrera, que es una de sus principales preocupaciones cuando llegan al proyecto.
Ellos mismos se dan cuenta y se reflejan en mi trayectoria.
¿Qué tipo de actividades desarrollas con ellos en el proyecto?
En primer lugar, entre todos los que estamos en el proyecto, nos organizamos y nos adaptamos a las necesidades de los participantes para que ellos se sientan a gusto. Hago las acogidas de los propios chavales.
En mi caso, una de mis principales funciones es hacer de intérprete para ellos, traduciendo del árabe al castellano. Esto les anima y les motiva para participar en las actividades.
Una de las actividades que más les gusta son los debates, porque pueden participar y se sienten útiles.
También he logrado que, a través de mi historia personal, vengan a mí para buscar consejo y recomendaciones para que les cuente qué es lo que he hecho para conseguir, finalmente, trabajar en Cruz Roja. Ellos me cuentan sus cosas, yo les escucho, les apoyo y les motivo para poder ir trabajando poco a poco en su objetivo.
Aparte de tu labor voluntaria, formas parte de la plantilla de Cruz Roja. ¿Cuál es tu puesto de trabajo y qué es lo que haces?
Comencé como mediador intercultural en un piso, con un proyecto de MENA, el año pasado. Esta misma labor, con posterioridad, la hice en Semana Santa, en una sustitución en el parque de Hortaleza y también pude trabajar como auxiliar sociocomunitario en la sede de Pozas.
Hace poco he sido monitor de ocio y tiempo libre de Cruz Roja Juventud en un campamento urbano en la asamblea local Madrid Zona Este.
A día de hoy, ¿te sientes satisfecho, orgulloso de cómo ha sido tu trayectoria hasta llegar a trabajar en Cruz Roja? ¿Cuáles es tu reflexión sobre esta trayectoria en los últimos tres años y medio?
Ha sido un logro muy grande para mí que me ha dado mucha confianza en mí mismo. Esto merece una alegría muy grande.
No puedo decir que merece la pena correr todo este riesgo pero puedo decir que ha salido bien con todas las dificultades que he encontrado. Las he superado y es toda una inspiración.
A día de hoy soy feliz. Además, lo que han hecho por mí en Cruz Roja, yo lo estoy haciendo con otras personas. Y esto me hace ser más feliz.
En toda esta trayectoria, ¿Cómo ha influido y qué ha significado Cruz Roja en tu vida?
Cruz Roja me ha ayudado a desarrollar mi vida social y profesional.
¿Qué significa pertenecer a Cruz Roja?
Significa estar en sintonía con valores como la diversidad, la neutralidad o la independencia. No tenemos bandera y ayudamos a las personas sin tener en cuenta de dónde son, ni ningún tipo de sesgo.
De cara al futuro, ¿qué objetivos o deseos te planteas?
La verdad es que tengo una vida artesanal paralela. Me gusta mucho el arte y el diseño y uno de mis sueños sería tener una marca de ropa propia. También me gustan mucho los objetos de decoración y por ahí podrían ir los tiros. Mi objetivo a corto plazo es formarme y de momento, tengo que seguir trabajando y mejorando.
¿Te gustaría seguir ligado a Cruz Roja?
Me gustaría trabajar con el proyecto de MENAs o con jóvenes ex tutelados. Es donde más me identifico.
¿Qué les dirías a esos chavales que pueden estar en el mismo punto que tú hace tres años y medio, y que se están planteando un cambio de vida?
Que crean en sí mismos y en sus posibilidades. El cambio puede ser en sus propios países o fuera de ellos. Lo que hace falta son los recursos para poder lograr el objetivo que te has marcado.
Intervención socioeducativa e intercultural con menores y jóvenes extranjeros no acompañados es un proyecto cofinanciado por la Comunidad de Madrid a través de los fondos provenientes de la asignación tributaria del 0,7% del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF).
Isma, me alegro muchísimo de que te vaya tan bien. Siempre fuiste un gran chico, educado y sensible, ordenado y limpio. Siempre trataste a los demás con respeto, a adultos y compañeros y tú abrigos fue siempre moderada y de mejora. Responsable y cariñoso. Te deseo lo mejor del mundo.
LA LABOR DE LA CRUZ ROJA ES MARAVILLOSA,LA AYUDA QUE PRESTA A LOS NECESITADOS ES IMPRESCINDIBLE Y LABORIOSA. YO PORQUE YA ESTOY JUBILADO Y SOY MUY MAYOR CON 87 AÑOS, SI NO HUBIERA SIDO UN VOLUNTARIO MÁS; ACTUALMENTE PARTICIPO CON UNA AYUDA DENTRO DE MIS POSIBILIDADES, OS DOY LA ENHORABUENA POR LO QUE HACÉIS, UN SALUDO.