En la vida siempre buscamos aquello que nos acerque a un estado de felicidad. Uno de los objetivos que tiene toda persona es encontrar el ‘trabajo de sus sueños’, ese trabajo al que todos los días vas con una sonrisa de oreja a oreja y realmente disfrutas de lo que haces. Un trabajo que deja un camino lleno de recuerdos y experiencias, de gente, mucha gente a la que consideras amiga antes que compañera, y en el que el tiempo, muchas veces, se vuelve relativo.
En Cruz Roja, como en tantas otras entidades, 25 años pasan volando sin que te des cuenta. Para algunas personas, esos 25 años son una fecha reconocida. Una fecha en la que la entidad reconoce su labor, predisposición y humanidad escribiendo, conjuntamente, las páginas de su historia. Por ello, se esta misma tarde en la sede de la calle Pozas 14 se rinde un sentido homenaje a este vigésimo quinto aniversario a:
- Pablo González Corral
- Margarita Gómez Jiménez
- Ismael Martín Lima
- Consuelo Montoya Gutiérrez
- Silvia Vaquero López
- Nieves González Gil
- Francisco José Vázquez
- Mar Díaz
Con vista a conocer un poco su paso por estos 25 años en Cruz Roja, hemos podido hacerles una entrevista a Pablo González, integrador Social en las Unidades de Respuesta Social; Margarita Gómez, coordinadora del Centro de Día de mayores Reina Sofía; Ismael Martín, educador Social en el Proyecto de Acogida Temporal de Inmigrantes en Zona Este; Consuelo Montoya, técnica de Alojamiento Alternativo Piso – Zona Centro; Silvia Vaquero, trabajadora Social en Zona Oeste y Francisco José Vázquez, Psicólogo en el Dispositivo de Persona Refugiadas Checkin de Parla.
¿Cómo comenzasteis en Cruz Roja y cuál ha sido vuestra trayectoria durante estos 25 años hasta el día de hoy?
Pablo: Comencé el verano de 1998 en los centros de adicciones de Cruz Roja como técnico de laboratorio, trabajando con el colectivo de drogodependientes en la dispensación de metadona.
Casi toda mi trayectoria ha sido en los centros de Casa de Campo, Doctor Santero y CTD Centro Hermanos Álvarez Quintero. Además, estuve en la Unidad Móvil de teleasistencia y en las Unidades de Respuesta Social donde me encuentro actualmente.
Francisco: En 1996, mi trayectoria en Cruz Roja comenzó al buscar información sobre la «Objeción de Conciencia» y acabar como profesor colaborador en la Escuela de Ocio y Tiempo Libre (EOTL) en Madrid. En el 98, ingresé como Técnico de Formación, marcando así el inicio de 25 años de compromiso con la organización.
He ocupado roles diversos, desde el Departamento de Formación hasta trabajar como psicólogo en el Centro de Atención a Inmigrantes (CASI) y colaborar en proyectos de formación e inmigración en la Comunidad de Madrid. Mi experiencia como docente en la EMSI y EPIC me emocionó al coincidir con antiguos alumnos en Cruz Roja.
Tras pasar por Recursos Humanos y contribuir a rediseñar el Departamento de Formación, me adentré en el Área de Voluntariado y luego en la atención a personas sin hogar en Alcorcón, Getafe y Leganés. Más tarde, me uní al equipo de emergencia social en el Corredor Sur de Madrid y ahora trabajo como psicólogo en un dispositivo de primera acogida para solicitantes de Asilo y Refugio en Parla, encarando un nuevo y gratificante desafío profesional desde marzo de 2023.
¿Cuál es esa anécdota que vais a recordar toda vuestra vida dentro de Cruz Roja?
Pablo: Más que una anécdota, yo recordaré siempre a todas las personas con las que he compartido el trabajo durante todos estos años. Pero por mencionar algo, como suelo decir, a mi pareja y a mi ‘nos unieron las drogas’.
Marga: A lo largo de los años, viví diversos momentos, algunos duros, como los relacionados con la pandemia. Destaco una experiencia significativa en la intervención en un Centro Penitenciario. Tras talleres exitosos, la Dirección nos propuso intervenir en el módulo más difícil. Al presentar el proyecto, los internos inicialmente no prestaron atención, pero uno de ellos, al vernos con los chalecos de Cruz Roja, mandó callar a todo el mundo y reconoció nuestra ayuda. En ese instante, se evidenció la enorme fuerza simbólica del chaleco de Cruz Roja, representando esperanza para personas excluidas. Fue un momento impactante que resaltó el poder de nuestra labor en la sociedad.
Ismael: He vivido muchas anécdotas, pero hubo una que me marcó porque he vivido situaciones parecidas a lo largo de estos años. Ocurrió en mi primer día en Cruz Roja, el día de la entrevista para el puesto de monitor de albergue, cuando llegué a la calle Juan Montalvo me encontré una sala llena de gente (estaban pidiendo plaza en el albergue de Simancas), en la recepción, pregunté por André intenté explicar que tenía una entrevista, pero Matilde (administrativa en esa época) me dijo que todos los que estaban allí también querían hablar con André y que debía esperar mi turno. Tras una hora de espera, ya había poca gente, muy nervioso me acerqué y volví a explicarme y en esta ocasión casi me echaron la bronca porque no había dicho a lo que venía.
Consuelo: El cambio más significativo durante estos años fue el paso de un trabajo por turnos, con nocturnidad, de lunes a domingo, a un trabajo en una sede con horario de oficina. Lo recuerdo como algo muy duro, me costó mucho adaptarme después de 19 años organizando mi vida personal y familiar en función de los turnos semanales.
Silvia: Cruz Roja forma parte de mi vida de tal manera, que incluso cuando nació mi hija, la matrona que me atendió en el parto (de casualidad) resulto ser voluntaria de Cruz Roja, y teníamos amigos en común.
Francisco: En 1998, recién incorporado como técnico de Formación en Cruz Roja Madrid, viví una experiencia clave: me ofrecí como juez en el Concurso Nacional de Primeros Auxilios en Oliva (Valencia), donde el equipo ganador, Las Rozas, necesitaba un representante para el concurso internacional en Padua (Italia). A pesar de no ser sanitario, propuse ser el representante, siendo aceptado por la urgencia. Volé a Padua con el equipo ganador y expliqué en inglés los detalles del concurso nacional y las habilidades del equipo Las Rozas.
Este evento marcó mi inicio en Cruz Roja y destaca como una experiencia memorable en mis 25 años, mostrando la flexibilidad y apertura a oportunidades que caracterizan mi compromiso con la organización.
¿Cómo habéis cambiado dentro de Cruz Roja? ¿Qué aprendizajes os lleváis dentro de estos 25 años?
Pablo: He ganado experiencia con los años y con cada proyecto en el que he trabajado. Durante estos 25 años he sido trabajador, voluntario y alumno. Cruz Roja está incluso ligada a mi vida personal de una forma u otra.
Marga: Toda mi experiencia profesional está ligada a Cruz Roja, y claro que a lo largo de todos estos años vamos cambiando e incorporando aprendizajes. He tenido la gran oportunidad de conocer distintos ámbitos de la institución y, sin duda, esto es muy enriquecedor y te da una visión más amplia y completa. En cada etapa he aprendido tanto de mis responsables, como de mis compañeros/as y también he aprendido mucho del voluntariado y de cada una de estas etapas me quedo con lo mejor.
Ismael: He podido desarrollar mi carrera profesional en diferentes equipos y áreas de conocimiento, de lo que estoy orgulloso y muy agradecido a esta Institución. Aunque debo reconocer que también ha sido un camino duro y doloroso. Tengo una visión más completa de la realidad y las necesidades humanas. Después de 25 años, sigo aprendiendo con las compañeras/os de mi equipo de trabajo y con las compañeras de mi espacio de trabajo en Pozas 14.
Consuelo: El mejor recuerdo que me llevo es toda la gente maravillosa que he conocido y que me ha acompañado a lo largo de los años. Mis compañeras y amigas de la Casa de Acogida, Julia, María, Raquel, Fuen, Aitana y Marga. Y lo mismo ocurre con mis compañeras de Zona Centro. Venir a trabajar cuando te rodeas un equipo como este se convierte en un lujo, son lo mejor.
Silvia: Yo creo que sigo siendo la misma, pero con más años. Me gusta observar y aprender de mis compañeros/as. Al pasar por tantos proyectos y todos tan diferentes poco a poco intento incorporar a mi día a día lo mejor de cada uno de ellos.
Francisco: Durante estos años, mi trabajo en varios proyectos me convirtió en un profesional versátil y consolidó mis habilidades en intervención psicosocial en contextos de vulnerabilidad. He enfrentado cambios inesperados con éxito, adaptándome a un entorno social en constante cambio. Ser Presidente del Comité de Empresa y trabajar en Recursos Humanos amplió mi comprensión de la organización.
Mi extensa trayectoria en Cruz Roja ha enriquecido mi enseñanza teórica con experiencias prácticas, fortaleciendo mis clases tanto dentro como fuera de la organización. A nivel personal, compartir experiencias con compañeros/as ha moldeado mi perspectiva optimista del mundo y ha tejido una red de apoyo sólida y amistosa dentro de la entidad. Estoy enormemente agradecido por estas experiencias.
¿Cómo habéis visto la evolución de Cruz Roja en estos 25 años? ¿Qué os ha llamado la atención?
Ismael: Me viene a la cabeza una frase muy escuchada en formaciones: trabajando en equipo se logra un mayor beneficio para las personas, que son nuestra razón de ser. Una palabra. HUMANIDAD, la cuál no hace falta explicar.
Consuelo: Mi frase sería: «El valor de la constancia».
Silvia: Compromiso e ilusión.