Como cada año, las tardes de Cruz Roja reservan un espacio especial para homenajear a todo el personal laboral que se jubila. Este jueves se celebra el emotivo acto en el que los y las asistentes podrán disfrutar de una celebración a la altura de la entrega que todos y todas los/as reconocidos/as han hecho a Cruz Roja durante muchos años.
Este año el homenaje va dedicado a 8 profesionales que han terminado recientemente su vida laboral, y lo han en hecho en Cruz Roja: Julián Parra Ballesta, Guadalupe Moreno Salazar, Maria Pilar Márquez Crespo, Encarnación Antón Sánchez, Andre Ntibarusiga Bafovya, Katy Ramírez Nisa, Maria Luisa Maestro Aparicio y Nuria Gamero Batalla.
Hoy hemos hablado con ellos para repasar su trayectoria en Cruz Roja y para que nos cuenten como han vivido ellos y ellas su etapa laboral.
Julián Parra Ballesta
Durante 17 años, comenzando en marzo del 2007 y hasta su jubilación en abril de este año, Julián desempeñó tareas como DUE (enfermero) y referente de los Talleres de Salud en el Centro Concertado de Atención a las Adicciones de Casa De Campo.
Julián.- A nivel profesional trabajar en Cruz Roja para mi ha sido un orgullo, durante todo este tiempo he conocido en profundidad el mundo de las adicciones y como afecta a las personas adictas en toda su dimensión personal y social. He tenido oportunidad de ayudar a esas personas dándoles cariño y comprensión. La mayoría de esas personas son personas normales como nosotros que padecen algún tipo de trastorno mental ya sea hereditario o adquirido por el uso y abuso de sustancias químicas y no químicas (comportamental)
¿Qué te llevas de todos los años trabajados en Cruz Roja?
Julián.- Me llevo la satisfacción de haber conocido a grandes profesionales compañeros y compañeras, con los que he pasado buenos y malos momentos, pero de los que he aprendido a afrontar mis tareas con motivación y dando lo mejor de mi mismo. También me han enseñado a trabajar en equipo y a implicarme con ellos. También me llevo el respeto y la admiración por las personas que están al cargo y tienen la responsabilidad de dirigir la Institución y velar por los trabajadores y voluntariado de la Cruz Roja Comunidad De Madrid.
¿Tienes alguna anécdota especial dentro de la empresa? ¡Cuéntanosla!
Julián.- Puedo decir que para mi cada día de trabajo ha sido muy especial. El haber tenido la oportunidad de impartir a los compañeros y compañeras de Cruz Roja Los Talleres Exfúmate (para dejar de fumar) ha sido para mi algo extraordinario que me ha permitido conocer a compañeros y compañeras de todos los programas y asambleas locales. Me consta que han dejado de fumar muchos y muchas participantes en dichos talleres.
Guadalupe Zamorano Salazar
Guadalupe entra en Cruz Roja como voluntaria en 1999. Empezó a colaborando en el CILI (Centro de integración laboral para inmigrantes), porque es donde se necesitaba apoyo, por la regularización extraordinaria de inmigrantes que hubo en ese año.
En 2001 Cruz Roja firmó un convenio con Vallecas, donde había subido de manera alarmante la incidencia de tuberculosis entre sus habitantes. Se trataba de una población muy castigada por el problema de la droga y sus consecuencias de inmunodeficiencias, por enfermedades contraídas por el uso, y mal uso, de drogas, en la que ésta era la primera enfermedad oportunista que afloraba en los usuarios de dichas adicciones, con el riesgo de contagiar a todos los convivientes y contactos cercanos, convirtiéndose en un mal endémico de la población. Necesitaban que el programa se pusiera en marcha con dos Enfermeras y una Auxiliar de Clínica. Por eso le ofrecieron a Guadalupe la oportunidad de participar en dicho programa, como Auxiliar, y así comenzó su vida laboral como profesional. Después de muchos años en Vallecas se trasladó a Pozas donde, recientemente, terminó su carrera profesional.
¿Qué ha supuesto para ti tu trayectoria dentro de Cruz Roja?
Guadalupe.- Cruz roja siempre ha sido una institución que me inspiraba admiración y confianza. Siempre estaban presentes allí donde había personas sufriendo, prestando sus servicios y acompañamiento. En mi generación, era muy típico ver los puestos de Cruz Roja en todas las carreteras. Mi agradecimiento empezó por hacerme socia de Cruz Roja. Siempre me he sentido muy afortunada de pasar tantos años trabajando aquí. Me entusiasmaba la función que realizábamos, tan cercana y tan humana, por las características que conllevaba. He de confesar que he sido una enamorada de mi trabajo.
¿Qué te llevas de todos los años trabajados en Cruz Roja?
Guadalupe.- En esta trayectoria he encontrado a profesionales, personas con corazón, Dr. Vidal, Elena Rodríguez, Dr. García Pérez, María Ordobás y tantos otros que han puesto todo su empeño y esfuerzo en atajar problemas. Muchos de ellos, teniendo consideraciones con sus pacientes y dándoles bastante margen, segundas y terceras oportunidades, fuera de horarios y citas programadas, con tal de conseguir los resultados deseados y sacarles adelante. Me siento orgullosa de haber sido, como muchas veces nos decían cuando llegábamos, las Chicas de la Cruz Roja. A mis compañeros, a todos los que están, y a todos los que estuvieron, compartiendo estas vivencias, y otras muchas, los llevo en el corazón.
¿Tienes alguna anécdota especial dentro de la empresa? ¡Cuéntanosla!
Guadalupe.- Más que anécdotas puntuales, que las hay, durante muchos años el día a día era ya una anécdota constante. El hecho de tener que entrar, diariamente, en los domicilios, a realizar el TDO, tratamiento directamente observado de la toma de la medicación prescrita, durante un mínimo de 6 meses, y, en algunos casos, hasta 12 o incluso, 24 meses, en personas con otras patologías, como el VIH, te hacía tomar el pulso de unas formas de vida y sufrimientos, que marcaban bastante.
El tener que vencer la resistencia, natural por otra parte, de las personas, familias, que al principio, no sabían muy bien por qué teníamos que estar allí a diario, 5 días a la semana, era la batalla que nos tocaba librar para conseguir ganarnos su confianza. Es un trabajo gratificante. Tanto, que cuando finalizaba este tiempo, les daba pena que no tuviéramos que volver más.
Encarnación Antón Sánchez
Durante sus más de 20 años en Cruz Roja Encarnación ha sido Administrativa en diferentes centros de Cruz Roja Comunidad de Madrid. Empezó en nuestra señora del Carmen en el centro de tratamiento de adicciones, en el año 2003. Tras el cierre del centro la trasladaron al de Casa de Campo, donde desempeñó labores en administración y recepción.
En el año 2012 la trasladaron a la central en Muguet en el programa de Infancia Aunque, tras solo un año recibió otro traslado al Plantío, al programa de Formación Profesional que estaba en su primera fase. En aquel momento solo había una clase con formación de Emergencias, estuvo poco tiempo, tan solo unos meses, ya que por problemas de salud tuve que estar de baja unos meses.
A la vuelta de su baja regresó a Muguet, al programa de mayores. Tras unos años en el 2015, volvió al centro de adicciones en casa de campo, a la administración recepción, hasta su jubilación, primero parcial y ahora total.
¿Qué ha supuesto para ti tu trayectoria dentro de Cruz Roja?
Encarnación.- Trabajar en cruz roja ha sido una experiencia muy gratificante, el poder ayudar a personas es un trabajo estupendo, y sobre todo cuando ves que has conseguido que esa persona va consiguiendo metas y, cuando pasaban por recepción te contaban su problema tú le animabas a seguir adelante, y el resto de profesionales todos estupendos, hacían un gran trabajo con todos.
¿Qué te llevas de todos los años trabajados en Cruz Roja?
Encarnación.- Me llevo el recuerdo entrañable de todos mis compañero/as, coordinadora/es, y la satisfacción de realizar uno de los trabajos más bonitos. Aunque también tiene su lado contradictorio, porque no siempre se consigue y es estresante, depende del colectivo con el que se trabaje.
¿Tienes alguna anécdota especial dentro de la empresa? ¡Cuéntanosla!
Encarnación.- Anécdotas si que tengo, pero a veces no son tan buenas, momentos de mucha tensión incluso miedo, hace años eran otros perfiles de personas más agresivas, eso, ahora ya no es así.
Andre Ntibarusiga Bafovya
André comenzó su carrera en Cruz Roja como Coordinador de proyectos de Albergue y Campaña de Frío, en el departamento de Actividades y Servicios.
Su siguiente paso profesional fue como Coordinador en el Programa de Refugiados e Inmigrantes, dentro del departamento de Intervención Social. Más tarde fue coordinador del Programa de Lucha contra la Pobreza y Exclusión Social conjuntamente con el Departamento de Intervención Social
Después, se mantuvo como coordinador, pero esta vez del programa de Cooperación y, tiempo después, pasó a desempeñar labores como técnico en el Departamento de Salud, Socorro y Emergencias.
Finalmente, el último puesto que Andre desarrolló como profesional en Cruz Roja fue como mediador en el Programa de Solicitantes de Protección Internacional, y en el Programa de Atención Humanitaria.
Además, durante su trayectoria Andre también ha realizado varias misiones de puesta en marcha, seguimiento y evaluación de proyectos de cooperación al desarrollo en Senegal, Malawi y Perú.
¿Qué ha supuesto para ti tu trayectoria dentro de Cruz Roja?
Andre.- Ser personal laboral de Cruz Roja, ha sido un honor y ha sido u privilegio pertenecer a una organización humanitaria que es el poder humanitario del mundo.
¿Qué te llevas de todos los años trabajados en Cruz Roja?
Andre.- Me llevo el apoyo y colaboración incondicionales de mis compañeros/as , directores/as de departamentos, y de todos las autoridades de Cruz Roja Española.
¿Tienes alguna anécdota especial dentro de la empresa? ¡Cuéntanosla!
Andre.- Estando en la misión de seguimiento de proyecto en Malawi, sufrí un atraco de 4 chicos que me pegaron un machetazo al ojo derecho , perdiendo 25% de la vista hasta hoy.
Katy Ramírez Nisa
Katy ha pasado un total de 42 años de su vida laboral en Cruz Roja trabajando siempre en secretaría-administrativo. Comenzó en el centro de drogas de la calle fucar, donde estuvo 10 años y donde también realizó las prácticas de trabajo social.
A continuación, se fue a pozas, al departamento de actividades y servicios y, tiempo después y manteniéndose en el mismo departamento, se trasladó al edificio de la calle Hortaleza
Su siguiente cambio fue al edificio de Federico Rubio, también en actividades y servicios, donde pasó al departamento de servicios generales.
Desde allí se trasladó a la asamblea comarcal de collado Villalba, hace aproximadamente 16 años, y allí ha cumplido el final de su trayectoria laboral en cruz roja.
¿Qué ha supuesto para ti tu trayectoria dentro de Cruz Roja?
Katy.- Para mi cruz roja ha supuesto un aprendizaje de vida donde me he formado como profesional y sobre todo como persona, donde he trabajado con profesionales de una gran categoría tanto humana como profesional.
¿Qué te llevas de todos los años trabajados en Cruz Roja?
Katy.- Me llevo de cruz roja grandes amigos y grandes profesionales. Además he conocido la calidad humana en el trato a las personas que acuden a cruz roja con diferentes necesidades y el calor y apoyo que han encontrado en nosotros.
¿Tienes alguna anécdota especial dentro de la empresa? ¡Cuéntanosla!
Katy.- Anécdotas tengo muchas, pero una época muy especial ha sido en el centro de drogas de Fúcar, donde entre muy joven. No conocía nada de drogas, en una época muy complicada de consumo además del gran problema del sida. Me gustaría, brevemente, poneros en situación de cómo era ese centro. Allí residía una familia que hacían las veces de guardeses, donde la vivienda no tenía baño y lo compartían con nosotros, situaciones como encontrarte por el pasillo a la familia con el gel en la mano y la toalla en el hombro en pijama, en horario de atención, ropa secándose en los radiadores de los despachos y sería muy largo describir todas las situaciones vividas en ese centro.
Maria Luisa Maestro Aparicio
Maria Luisa, a la que todo el mundo conoce como Marisa comenzó su trayectoria en Cruz Roja en 2002, cuando entró como voluntaria de alfabetización. Posteriormente le ofrecieron quedarse para hacer una sustitución por maternidad y así comenzó oficialmente su trayectoria profesional, que se ha desarrollado siempre como técnico de empleo, empezando en 2006 cuando se incorporó en Pozuelo de Alarcón. Allí estuvo 13 años. Hasta que fue enviada a Vallecanillas, a trabajar con solicitantes de asilo.
Dos años más tarde la destinaron a Hortaleza y, finalmente para terminar su andadura en la casa la destinaron a Galapagar, donde ha estado hasta el momento de su jubilación.
¿Qué ha supuesto para ti tu trayectoria dentro de Cruz Roja?
Marisa.- Tengo que decir que he disfrutado tremendamente realizando este trabajo que me ha servido para ser mejor persona, valorar lo que damos por sentado y creo que ayudar a muchas personas a mejorar sus vidas.
¿Qué te llevas de todos los años trabajados en Cruz Roja?
Marisa.- Un recuerdo especial para las personas voluntarias que me han acompañado, no tengo palabras para agradecerlas su esfuerzo e implicación, grandes personas también en lo personal y a las que he incorporado a mi vida y con las que sigo manteniendo el vínculo.
¿Tienes alguna anécdota especial dentro de la empresa? ¡Cuéntanosla!
Marisa.- Anécdotas muchas, mucho agradecimiento de personas que aun me encuentro por Pozuelo y me recuerdan que les ayude a aprender a leer. También otras que me han escrito a lo largo del tiempo comentándome como su vida cambio desde que empezaron aquel trabajo hace ya años y al que le derivamos desde Cruz Roja.