Miguel y Andrea son dos del centenar de alumnos/as de la formación que se ha impartido a educadores de los Centros de Día Infantil que han tenido lugar durante esta semana en las aulas de Muguet. Una formación de cinco horas que ha sido gestionada por el área de Desarrollo de RRHH, y que pone el foco en la disciplina positiva, teniendo en cuenta cómo nos debemos expresar con los niños y niñas, la eliminación de la jerarquía y la importancia de la comunicación horizontal. Es importante, para estos educadores, revisar y actualizar las herramientas que se ponen en marcha en el día a día para gestionar los grupos y liderar de una manera eficaz hacia una convivencia constructiva.
Se tratan de unas formaciones que son fruto de un proyecto que no ha dejado de crecer en los últimos años: en los centros de día se han ampliado plazas, número de centros y formaciones entre las personas que forman parte del equipo de trabajo. El proyecto CDI continúa adaptándose a las nuevas realidades sociales, y se ha ido poniendo el protagonismo en los niños y las niñas que participan en los centros.
La demanda y la propuesta de este tipo de formaciones invitan a reflexionar, tomar conciencia de nuestros modelos educativos, conocer otras perspectivas y pedagogías alternativas (a las que ya conocemos) y generar un cambio en el modo de acompañar a la infancia, ofrece la oportunidad de generar nuevas estrategias y competencias educativas en los equipos que generarán, a su vez, efecto en el desarrollo y evolución de la infancia.
De esta forma, Miguel, educador de CDI en Usera, y Andrea, educadora de CDI en Tetuán, asistieron a la instrucción del pasado miércoles 24 de noviembre en Muguet y nos comentan que este tipo de clases «aportan un enfoque completamente nuevo» y vienen «muy bien para abrir un poco la mente». Además, nuestros/as compañeros/as nos reconocen que es necesario «trabajar mucho» en lo aprendido y supone «un esfuerzo cambiar la perspectiva, pero es posible y necesario implementarlo».
Además, Laura García, encargada de impartir la formación a los y las educadores, nos ha contado que es necesario establecer un «modelo de liderazgo que evite ir dando saltos de un estilo a otro y que capacite a los adultos referentes para guiar hacia la adquisición de herramientas útiles para la vida y para sus relaciones futuras. Un liderazgo que además sirva para sanar sus heridas y no para hacerlas aún más grandes». Laura ha trabajado durante más de 20 años en el sector social como educadora de programas dirigidos a la infancia en riesgo social. Nos comenta que la formación ha resultado todo un regalo: «creo que sobre todo en infancias donde hay mucha oscuridad se necesitan muchas velas encendidas que les muestren que hay caminos. Cada persona que ha asistido a esta formación ha sido y será una vela, será luz en muchísimos caminos. Siempre es un placer poder reflexionar, contar mis errores, exponer mis aprendizajes de vida y trasladar los conocimientos que pueden ayudar en el día a día de una profesión tan maravillosa pero con muchísimos retos».
“La mente es una realidad relacional (Siegel 2004) y que solo podemos llegar a desarrollarnos como individuos-como afirma Cyrulink (2013)- bajo el acompañamiento y la influencia de personas competentes. Al mismo tiempo, es necesario que estos cuidadores desarrollen habilidades para detectar, comprender y expresar sus propias emociones para captar y entender empáticamente las de los niños/as con el fin de que puedan propiciar experiencias en las que estos se sientan sentidos, más reparadoras y las que como nos dice Siegel (2007) caracterizan los apegos seguros y a las mentes flexibles e integradas”
José Luis Gonzalo Marrodán. “Vinculate” – página 115-