En la jornada del martes, el área de RSC y Alianzas en colaboración con el área de Intervención Social organizó junto a la asociación alumni Harvard Kennedy_School una jornada para hablar sobre la situación de pobreza y desigualdad en España, comentado los datos y las políticas públicas y programas existentes.
Para ello, se contó con Borja Santos, Director ejecutivo del IE School of Global and Public Affairs y Presidente de la Asociación de Alumnos Harvard Kennedy School, que fue la persona que lideró y moderó la sesión.
Entre los ponentes, contamos con Amparo González, subdirectora del alto comisionado del Gobierno de España para la lucha contra la pobreza infantil. Paloma Baena, patrona de la Fundación Robert Kennedy para los derechos humanos y Vicepresidenta de la Asociación de Alumnos Harvard Kennedy School y, por parte de Cruz Roja en la Comunidad de Madrid, participó David de Miguel, director autonómico del área de Intervención Social.
Una jornada celebrada en la sede de Cruz Roja en el Espacio Pozas 14 y que contó con una gran afluencia de público dispuesto a escuchar tan interesantes reflexiones sobre la desigualdad y la pobreza de nuestro país. Un acto que sigue reforzando nuestro compromiso de generar alianzas con otras entidades para que todos juntos podamos estar cada vez más cerca de las personas y poder ofrecer respuestas de una manera más colaborativa y eficaz.
En cuanto al contenido de la jornada, fue interesante conocer que mientras a nivel internacional conocemos los niveles de pobreza extrema, donde el umbral es 1,9$/día, en nuestro país, España medimos la pobreza relativa.
La población en riesgo de pobreza relativa (tasa de riesgo de pobreza) es el porcentaje de personas que viven en hogares cuya renta total equivalente anual está por debajo del umbral de pobreza. Los ingresos corresponden al año anterior al de la entrevista.
El umbral de pobreza en España se fija en el 60% de la mediana de los ingresos por unidad de consumo de los hogares a nivel nacional. Al tratarse de una medida relativa, su valor depende de cómo se distribuya la renta entre la población por lo que también está relacionado con la desigualdad. La mediana es el valor que, ordenando a todos los individuos de menor a mayor ingreso, deja una mitad de los mismos por debajo de dicho valor y a la otra mitad por encima. Por tanto el umbral de pobreza aumenta o disminuye en la medida en que lo haga la mediana de los ingresos.
El valor del umbral de pobreza, expresado como ingreso total del hogar en euros, depende del tamaño del hogar y de las edades de sus miembros, es decir, del número de unidades de consumo. Como valores ilustrativos, según la información que proporciona la Encuesta de Condiciones de Vida del año 2018, el valor del umbral de pobreza de un hogar de una sola persona (calculado con los datos de ingresos de 2017) era de 8.871 euros anuales, un 4,1% más que el estimado en el año anterior. El de un hogar formado por 2 adultos y 2 niños menores de 14 años era de 18.629 euros anuales. Una persona con unos ingresos anuales por unidad de consumo inferiores a los valores del umbral de pobreza se considera que está en riesgo de pobreza relativa. España es uno de los países con mayores porcentajes de pobreza relativa en la OECD.
La pobreza existente es estructural, ya que las cifras nos indican que poca gente o sale de este estado. Eso hace que la probabilidad de salir de la pobreza sea muy baja, y que la gente incluso con grandes capacidades se ven muy condicionadas por el contexto de privación y acceso a oportunidades. Se hereda la pobreza independientemente de nuestras capacidades.
Esto también puede contrastarse en los recientes resultados de las pruebas PISA donde el nivel económico determina el promedio de los resultados educativos.
El sistema de transferencias económicas español es bajo comparado con otros países y no es muy eficiente ya que no consigue sacar a esa población de la pobreza. Es necesario tener un enfoque multidimensional con políticas estructurales.
España tiene dañado el ascensor social que antes podía conseguirse a través del empleo. Actualmente, conseguir un trabajo no es un seguro que te permita salir de la pobreza. Además de las transferencias, hay factores como la vivienda, el empleo y la educación que son fundamentales a la hora de atajar los problemas de pobreza de una manera estructural.
