Son las 09.30h de la mañana y por la puerta de la asamblea de Cruz Roja en Colmenar Viejo entra Teodoro, un  hombre jubilado, que hace dos años decidió realizar voluntariado. Con su particular sonrisa y amabilidad, se sienta en uno de los puestos, enciende el ordenador y comienza a sacar los papeles de su carpeta para poder empezar a estudiar los diferentes casos de personas que están pasando por diferentes dificultades. A su lado, Sara, una de las trabajadoras sociales de la asamblea de Cuenca del Manzanares, conversa con él, viendo las diferentes vicisitudes que tienen estas personas y las diferentes soluciones que se les puede aportar para poderles ayudar a conseguir la ayuda que da el ministerio denominada Ingreso Mínimo Vital. Porque ambos, forman un equipo con un propósito muy claro y, a su vez, muy especial: Hacer todo lo posible para poder echar una mano y proporcionar recursos a los que no lo tienen.

Desde su jubilación anticipada como informático en la Administración del Estado, Teodoro  ha volcado su tiempo y esfuerzo en el voluntariado, continuando una tradición familiar de compromiso con esta organización humanitaria, y en su camino se ha encontrado con Sara de Torres, trabajadora social de la asamblea comarcal de Cuenca del Manzanares y encargada de los proyectos de Extrema Vulnerabilidad e Integración de Inmigrantes y técnica de Mujer, quien destaca la invaluable contribución de Teodoro en el programa de Extrema Vulnerabilidad y su impacto positivo en las vidas de muchas personas.

Con ambos hemos querido tratar el tema del esfuerzo conjunto de participantes y entidad por lograr un poco de esperanza en esta sociedad tan cruel, a veces.  También hemos querido ir a una parte más personal donde Teodoro nos ha querido contar las motivaciones para convertirse en voluntario, sus experiencias y desafíos en Cruz Roja, y cómo su papel ha sido crucial en la gestión del Ingreso Mínimo Vital.

 

Teodoro, háblanos un poco sobre ti, ¿qué te ha llevado a ser voluntario en Cruz Roja?

Teodoro.– Soy de aquí, de Colmenar. Me jubilé hace 3 años de forma anticipada de la Administración del Estado, donde trabajaba como informático. Siempre he estado involucrado en algún tipo de voluntariado de un modo u otro, aunque de manera intermitente, debido a mis compromisos laborales. Tenía un trabajo muy estresante, con muchas horas, lo que hacía imposible dedicarme a ello. Cuando me jubilé, lo primero que pensé fue en buscar una forma de colaborar. No tenía claro dónde, pero Cruz Roja fue la opción que más me llamó, ya que había sido socio hace mucho tiempo. Además, hay una cierta tradición en mi familia con Cruz Roja, ya que mi padre también era socio.

Creo que tengo una motivación social y un amor por ayudar a los demás. Mis dos hermanas son trabajadoras sociales, así que es un mundillo que siempre me ha atraído. Por eso, cuando me jubilé, decidí apuntarme para hacer voluntariado hace dos años.

¿Qué es lo que más te llamaba de la parte de Inclusión Social de Cruz Roja?

Teodoro.– Conocía el mundo de la intervención social y la integración social gracias a mis hermanas y a todas las actividades que he realizado a lo largo de mi vida, aunque no específicamente en Cruz Roja. Cuando decidí unirme a Cruz Roja, ya estaba pensando en esto. No sabía que la labor en este ámbito sería tan intensa, pero desde que comencé aquí, estoy contento con lo que he encontrado.

Sara, ¿Qué es lo que te llamó la atención de Teodoro cuando llegó aquí?

Sara.– Nosotras/os necesitábamos ayuda desde el programa de Extrema Vulnerabilidad, una persona que pudiera involucrarse en la formación y orientación sobre el Ingreso Mínimo Vital. Así que hice la solicitud al departamento de voluntariado y el técnico de voluntariado me envió un correo electrónico. Me dijo que tenían a Teo, un nuevo voluntario dispuesto a orientar a las personas sobre el Ingreso Mínimo Vital. Así que comencé a trabajar con él. Nos reunimos, le expliqué nuestras necesidades en ese momento y qué estábamos buscando. Mostró una gran disposición y no tuvo ningún problema, aunque inicialmente no tenía formación específica en Ingreso Mínimo Vital; tenía cierta familiaridad con el tema, pero tuvo que estudiarlo un poco. Y así comenzamos a trabajar juntos.

¿Qué es el IMV?

Sara.– Es una prestación estatal gestionada por la Seguridad Social. En nuestro caso, desde el Programa de Personas en Extrema Vulnerabilidad, nuestro principal objetivo es facilitar el acceso de las personas a esta prestación. Es bastante complicado, ya que muy pocas personas saben cómo solicitar esta prestación por sus propios medios. Por eso, la misión de Cruz Roja es acompañar a los/as participantes para que puedan acceder a ella. Esto incluye desde proporcionar información básica, ya sea de manera grupal o individual, sobre quiénes pueden ser beneficiarios de la prestación, hasta ayudar en la solicitud de documentación, recopilar todos los documentos necesarios, asistir en la presentación de la solicitud y acompañar físicamente a las personas a la Seguridad Social. Después, seguimos el proceso de la prestación para asegurarnos de que todo se gestione correctamente.

«Desde el Programa de Personas en Extrema Vulnerabilidad, nuestro principal objetivo es facilitar el acceso de las personas a esta prestación.»

teodoro

¿Llegan muchas personas solicitando el IMV?

Sara.– No es nuestra mayor demanda. Nosotros no solo trabajamos con Colmenar Viejo, sino que también abarcamos varios pueblos de la comarca. Es cierto que, debido a los requisitos específicos de esta prestación, el número de personas que cumplen con el perfil para solicitarla no es alto. Sin embargo, es crucial que mantengamos el servicio activo y contemos con personal capacitado para proporcionar esta asistencia. Creemos firmemente que Cruz Roja juega un papel esencial en esta ayuda.

 

Teodoro, cumples un papel clave como enlace para garantizar que podamos ofrecer esta ayuda de manera efectiva, ¿cómo consigues ser un referente en el IMV?

Teodoro.– Bueno, primero quiero señalar que no siempre son las personas quienes solicitan la ayuda. A veces, nuestras compañeras que realizan la acogida detectan esta necesidad y pueden ver si las personas son elegibles para el Ingreso Mínimo Vital (IMV) u otras ayudas similares.

Cuando empecé, lo primero que hice fue estudiar la ley, específicamente la Ley 19/2021, que se menciona mucho. También tengo que agradecer la ayuda a Luis Vázquez, un compañero que tiene mucha experiencia en formación grupal sobre este tema.

El tema es complejo y es fácil cometer errores, lo que puede resultar en que una persona sea denegada por un pequeño error.  Por otro lado, estudié por mi cuenta, pero la formación que recibí fue fundamental, especialmente la que impartió Luis Vázquez a nivel autonómico. Comencé asistiendo a sus talleres para adaptarme al ritmo necesario y seguí participando, aunque a veces se repitieran, porque era importante mantenerme al día con las novedades. Esta ayuda cambia al menos anualmente, ajustando las cantidades según el presupuesto, por lo que es crucial mantenerse actualizado.

 

¿Cómo se ayuda a las personas que acuden a Cruz Roja o que son derivadas?

Teodoro.–  Como hemos explicado antes, las compañeras de acogida son las que en un primer momento pueden detectar esta necesidad. Luego, estas personas pasarían a participar en los talleres, que son fundamentales. Actualmente tenemos dos talleres al mes: uno aquí en Colmenar y otro en Tres Cantos, uno por la mañana y otro por la tarde.

Una vez pasados estos dos pasos, lo primero que hago es realizar un primer contacto por teléfono con ellos. Evaluamos si realmente cumplen los requisitos de manera general y luego procedemos a analizar detenidamente si cumplen con los requisitos específicos. Es necesario recopilar una gran cantidad de documentación, por lo que procuramos que ellos hagan la mayor parte posible para evitar crear dependencias y que así, la gente se sienta autosuficiente. Es un proceso relativamente largo; no se puede resolver de un día para otro porque se necesita recopilar toda la información, a veces lleva un mes o más, debido a la cantidad de documentación que hay que reunir.

 

¿Qué tipo de perfil solicitan esta ayuda?

Teodoro.–  Son personas económicamente muy vulnerables. Para obtener el IMV, una familia formada por una sola persona no puede tener más de 600€ de ingresos, y para dos personas, aproximadamente, 700€. Sin embargo, estas personas enfrentan una vulnerabilidad económica muy alta; hay un alto porcentaje de personas migrantes en esta situación. Un desafío común para las personas migrantes es que necesitan un año de residencia legal para poder solicitar el IMV, lo que deja a muchos fuera durante el análisis de requisitos.

Dentro de este grupo vulnerable, hay un complemento o suplemento de ayuda a la infancia que se puede obtener, aunque la familia no cumpla completamente con los requisitos económicos, siempre y cuando haya menores en la familia. Esto significa que algunas personas no están tan económicamente vulnerables, pero pueden tener acceso a complementos económicos debido a la presencia de menores en el hogar.

 

Tú labor no solo se limita a esa orientación o a los talleres, sino que también les acompañas presencialmente a la Seguridad Social, lo que te hace crear algún vínculo, ¿verdad?

Teodoro.–  Con estas personas te ves muchas veces. Hubo una ocasión en la que una persona acudió a la mayoría de talleres que realizamos y, al final, con todos los trámites, eso se convirtió en un año trabajando junto a ella, ya que el seguimiento es vital y es importante mantenerlo, porque una vez que lo consiguen es importante también mantenerlo y no siempre es fácil.

Es bastante común que haya denegaciones por razones arbitrarias que no reflejan la realidad de la situación. Por ejemplo, puede ocurrir que la información sobre la convivencia declarada no coincida con la realidad, lo cual es un problema frecuente.

Además, cada año realizan revisiones para verificar si ha habido cambios en las circunstancias de la persona beneficiaria. A veces, estas revisiones no reflejan adecuadamente la situación real y estas personas tienen que devolver el dinero, personas que se encuentran en una situación de vulnerabilidad muy fuerte y que de repente deben pagar tres o cuatro mil euros de golpe.

Por eso mencionaba la importancia del seguimiento continuo después de que se concede el IMV. A veces, establecemos relaciones cercanas y vínculos muy estrechos con las personas a las que ayudamos. En casos más complejos, incluso hemos tenido que recurrir a la vía judicial para resolver estas situaciones.

Sara.–  Es una actividad emocionalmente muy dura. Teodoro a veces se compromete mucho y a veces es difícil ver cómo personas que son tan vulnerables no pueden acceder a esta ayuda por diversas razones. El acceso para estas personas es complicado, y emocionalmente esto puede ser muy desafiante.

Teodoro.–  Emocionalmente tuve que prepararme. Hace algo más de un año tuve que pedirles que me dejasen de pasar casos, aunque luego pude volver a mentalizarme. Enfrentarte a la administración teniendo al lado a la persona que estás atendiendo, es emocionalmente muy fuerte.

Sara.- imagínate que estas personas van solas a la administración, sin recursos. Sería todavía más complicado para ellas. Por eso, creo que la labor que tenemos en Cruz Roja es súper importante en este proceso.

Teodoro.- A una persona a la que le han quitado el Ingreso Mínimo Vital, aunque al final lo gane por la vía judicial, la tienes que convencer para que vaya por la vía judicial, y eso es complicado. Son personas muy vulnerables y con el mensaje  de «demanda a la Seguridad Social» el 50% las veces te dicen que no. En  todo el proceso igual se ha pasado año y medio en el que no está cobrando nada, y lo necesitan para comer. La situación es tremenda.

«Enfrentarte a la administración teniendo al lado a la persona que estás atendiendo, es emocionalmente muy fuerte.»

 

¿Cómo gestionas toda la carga emocional que trae consigo este proceso?

Teodoro.- A ver, yo al final he encontrado mucho apoyo en Cruz Roja y sigo en esto porque está Cruz Roja detrás de mí.  O al revés, Cruz Roja es la que hace esto y yo estoy ahí, como uno más. Si tuviese que hacer esto yo solo, no podría. Necesitas apoyo emocional, y en Cruz Roja lo encuentro. Aquí estoy en contacto con una psicóloga de Cruz Roja por teléfono, que me ayuda.

«al final he encontrado mucho apoyo en Cruz Roja y sigo en esto porque está Cruz Roja detrás de mí.»

Y cuando hay una sentencia positiva o se da y la familia recibe ayuda, cómo es ese momento en que tú se lo comunicas, o te lo comunican a ti, ¿cómo se vive?

Teodoro.- Siempre es positivo  por muy mal que vaya. porque la sensación de agradecimiento que tienes por parte de esa persona es tremenda, aunque pierda la ayuda. Ellos detectan que tú estás haciendo lo que puedes, entonces esa es la parte buena, que el agradecimiento es infinito, entonces siempre acaba siendo positivo. Pero bueno, luego tú te tienes que gestionar tus sensaciones, tus emociones. Todos los trámites son muy complejos por eso también esto hace que sea complicado encontrar voluntarios/as, porque hay que prepararse bien y tienes la sensación permanente de que te puedes equivocar en algo.

 

Quiero que cuentes un caso de alguna familia o alguna persona que te venga la cabeza y que ese caso te haya tocado, te haya emocionado.

Teodoro.- Tengo dos en los que la cosa ha ido mal, por eso me han tocado, en los casos en las cosas que la cosa va bien y ves que la persona cumple los requisitos y le dan la ayuda, te alegras mucho, pero los que te tocan de verdad son los que no van tan bien y hay que trabajárselos. Hay una persona de origen migrante que es madre soltera con un hijo, a la que le conceden el IMV. Hay un cambio en su vida, ya que se va a Ecuador para traerse a vivir a España a su madre por una cuestión médica. Comunicó el cambio de miembros de unidad familiar, y al no contrastarse su documentación, le reclaman que devuelva 2 años de la prestación. Ayudamos a reclamarlo al  Defensor del Pueblo que falló a nuestro favor, y la Seguridad Social le levantó el embargo. Ahora está esperando la sentencia judicial.

Otro caso es de otra persona que cumple todos los requisitos y en dos ocasiones se le ha negado el IMV sin saber por qué. Estamos en la tercera intentona. Con esta persona seguimos muy de cerca su caso porque en concreto, esta persona no tiene nada, no tiene recursos.

Sara.- La  denegación de estas prestaciones hace que no solo se queden en una situación económica muy vulnerable, si no que a nivel psicológico, el daño es tremendo. La impotencia, la injusticia, la lucha del caso, es demoledor. Y les merma mucho, terminan muy tocados. Nos encontramos con personas que ante la tremenda necesidad que tienen no quieren pedir la ayuda porque saben todo el trámite que les va a acarrear.

Teodoro.- En los últimos informes de la AIREF (Autoridad Independiente de la Responsabilidad Fiscal) se establecía que el IMV solo ha llegado al 50% de la población destino. Datos que no son normales.

«La  denegación de estas prestaciones hace que no solo se queden en una situación económica muy vulnerable, si no que a nivel psicológico, el daño es tremendo.»

¿Y en cuanto a los datos de atenciones y respuestas dadas de la asamblea en relación al IMV?

Teodoro.- En cuanto a actividades (acompañamientos, atención, información, etc.) son 358 en lo que va de 2024. En cuanto a personas atendidas, sin contar los que han ido a los talleres solamente, 49 personas, con las que hemos hecho 68 intervenciones. Hemos impartido 9 talleres más uno específico de IRPF hablándoles de la declaración de la renta. Mucha gente a la que ayudamos, cuando ya tienen todos los papeles, son ellos mismos los que hacen la solicitud. En 2024 hemos presentado 10 casos a los que en primera instancia se les ha concedido la ayuda a 5.

 

¿Qué te aporta ser voluntario de Cruz Roja?

Teodoro.- Me aporta muchísimo. Cuando estoy aquí estoy a gusto, contento. Estoy haciendo un trabajo que siempre he querido hacer y me aporta satisfacción personal. Mi trabajo profesional me gustaba, pero también lo hacía por necesidad, en cambio, esto lo hago simplemente porque me gusta.

 

Sara, para ti, ¿qué significa ser de Cruz Roja?

Sara.- Para mí, ser de Cruz Roja es vivir la humanidad. Estar y acompañar a las personas, el ayudarlas a cambiar sus vidas.

 

¿Y qué significa la ayuda de Teodoro para el proyecto?

Sara.- Es imprescindible. Desde que llegó, ha cambiado todo. Ha sido una ayuda vital, por el tema que es. Se ha involucrado como el que más, se ha hecho un experto del IMV y ha sido un gran avance para poder dar respuestas a las personas que llegan. Su ayuda va más allá de solo atender a las personas, es básico y fundamental porque nos ayuda con muchísimas cosas. Cruz Roja tiene mucha suerte de tener personas voluntarias como él. Además, Teo ha conseguido hacer un equipo con él de personas voluntarias de 12 o 13. ¡Es increíble!

 

Teodoro, para animar a otras personas que vengan a hacer voluntariado, ¿qué les dirías?

Teodoro.- Las posibilidades para hacer voluntariado son infinitas. Para personas jubiladas como yo, tienes que venir con la mente abierta, no creyendo saberlo todo. Así que si tienes ganas de hacer algo y de ayudar, en Cruz Roja vas a encontrar tu manera de aportar tu granito de arena a la sociedad.

 

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