Desde el área de PRL, continuando con la campaña “Comprometidos con tu Seguridad y Bienestar”, queremos alertar sobre los hábitos más nocivos para la salud. Tras hablaros del sedentarismo, los hábitos nocivos y los malos hábitos que no te dejan dormir, hoy vamos a dedicarnos al Bienestar Emocional.
El bienestar emocional es un concepto difícil de medir, depende de las necesidades de cada momento, de la realidad de cada contexto, de la experiencia de cada individuo… es el estado de equilibrio existente entre nuestros pensamientos, sentimientos y acciones.
Este bienestar requiere de un modo de pensar, de sentir y actuar sostenible y el equilibrio emocional, y por tanto la felicidad, consiste en lograr armonía entre el mundo exterior y el interior. El desequilibrio produce alteraciones del ánimo y de la conducta que nos llevan a la infelicidad. Si la balanza se inclina hacia el mundo exterior en exclusividad, la persona evolucionará hacia una persona insaciable e infeliz; si lo que predomina es el mundo interno negativo, el resultado será la angustia y el sufrimiento.
El equilibrio emocional como objetivo no es un proceso lineal y ascendente sino más bien se representa por una línea con altibajos, que convierte nuestras vidas en una historia de avances y retrocesos, de estar sanos mentalmente y estar menos sanos, donde lo que cuenta es cómo vamos superándonos como personas, es decir, nuestros pequeños y grandes logros cotidianos.
Todos pasamos por malos momentos en los que los sentimientos negativos se apoderan de nuestro ánimo. Sin embargo, no todos los afrontamos de la misma manera. Las personas resilientes, a pesar de los obstáculos, son capaces de sobreponerse e ir adaptándose a lo largo del tiempo.
La resiliencia es una habilidad que no es intrínseca de cada persona, sino que es el resultado de conductas, pensamientos y emociones que conforman la personalidad y al mismo tiempo puede ser aprendida, modificada o perfeccionada a lo largo de la nuestra vida.