Teresa Toaza, ecuatoriana de 56 años de edad, no lo ha tenido fácil en la vida. Para ella, la palabra resiliencia siempre ha sido algo más que un simple vocablo. Ha sido su destino. Desde que salió de Ecuador ha estado luchando para ella, para su marido, y ahora para sus hijas. Ecuador, España, Ecuador, Estados Unidos y ahora, de nuevo España. Un devenir de promesas no cumplidas, de nuevos inicios, de vueltas, de luchas, pero siempre, con la esperanza de que en algún momento, llegaría la estabilidad. Y llegó. Y ahí, en ese proceso, personas como Maiko Escobar, trabajadora social de la asamblea local Madrid zona Este, tienen mucho que ver. Su generoridad, su empeño y su determinación por la justicia social se alinearon perfectamente con la energía y las ganas de Teresa. Juntas han formado un tándem que hacer realidad nuestro apreciado lema, ‘cada vez, más cerca de las personas’.

Porque esa cercanía, esa ayuda holística que ofrece nuestra entidad a personas como Teresa hacen que podamos tener situaciones de dignidad. Situaciones que incluyen no solo el poder atender sus necesidades básicas o de empleo, sino también, poder vivir momentos de ocio y de disfrute, de recordad viejos hobbies, y de, en definitiva, volver a recobrar esa persona que siempre estuvo dentro. Gracias a una visita al museo de Sorolla dentro del proyecto de Bienestar Emocional, Teresa pudo volver a conectar con una de sus pasiones, la pintura. Un momento que la trasladó a recuerdos de su juventud, de su tiempo libre, de su vida. Momentos, como ella remarca, de paréntesis y de oasis en este difícil y constante reto que es vivir.

Os dejamos con esta emotiva entrevista a Teresa y a Maiko.

 

Teresa, cuéntanos un poco sobre ti y tu situación

Maiko.- Teresa llega a España en el 97, cuando empieza el boom de migración ecuatoriana. Inicialmente, llega y se queda en situación irregular. Posteriormente, logra regularizar su situación. Durante todo ese tiempo, trabaja de manera informal, pero finalmente consigue la documentación necesaria. Tiene a su primera hija en España, quien obtiene la nacionalidad española. Con el tiempo, ella también se nacionaliza como española. Con el paso de los años, alcanza una situación económica más estable, aunque ha trabajado muchísimo para lograrlo. Primero, dedicó muchas horas a trabajos en el sector informal, luego consiguió empleos formales y también se ocupó del cuidado de su hija, ya que estaba sola y sin una red de apoyo considerable.

Teresa.- Me casé y tuve dos hijas en España, pero tras un accidente laboral que dejó a mi esposo en silla de ruedas, la situación económica se complicó. Aunque había montado un bar y lograba sostenerme con ingresos compartidos, los gastos eran excesivos. Eventualmente, mi esposo decidió regresar a Ecuador, y yo, comprometida a no dejarlo solo, liquidé todos mis bienes y me fui con él.

Cuando volví a Ecuador, a pesar de llevar conmigo toda la experiencia adquirida en España, me enfrenté a una realidad desalentadora: con 45 años, me resultaba difícil encontrar empleo en mi país. A pesar de mi sólida formación en economía, marketing, ventas, relaciones públicas, contabilidad y administración de empresas, y de mi título de secretaria ejecutiva, nadie me quería contratar.

En Ecuador, después de que mi esposo me abandonara, me enfrenté a grandes dificultades. Embarazada y sin apoyo, vendí lo poco que tenía y me fui a Estados Unidos con solo 200 dólares. Allí, tras un mes de búsqueda, conseguí trabajos esporádicos, primero en una peluquería y luego limpiando restaurantes en Disney. Eventualmente, una compañera me sugirió cambiarme a la construcción, donde podría ganar un poco más y mejorar mi situación.

Y cuando estaba en Estados Unidos, decidí venirme a España para poder ayudar a mi hija de 19 años, que la mandé para que estudiara aquí, porque no nos pudimos legalizar en Estados Unidos, ya que es un poco complicado. Esto fue el año pasado, en 2023, en el mes de marzo. Ella quería estudiar Diseño Gráfico y como yo estaba trabajando en construcción en Orlando, podía mandarle dinero y que estudiase algo que le apasionaba. Pero al final, me vine porque mi hija no lo estaba pasando bien y necesitaba mi apoyo.

 

Cuando llegas a España por segunda vez, ¿por qué decides acercarte a Cruz Roja?

Teresa.- Empecé a trabajar en un restaurante como ayudante de cocina porque tenía experiencia, ya que fu fui jefa de cocina en unos restaurantes. Pero el trabajo no salió como yo esperaba y llegó un momento en que me rompí, y no pude más. Me considero una mujer muy fuerte, pero dentro de todo, llegó un momento en que no pude más.

Estaba trabajando y la madre de una compañera de mi hija me pidió que la acompañara a Cruz Roja. Fue en noviembre cuando vine aquí con mi niña [a Cruz Roja]. Estaba justo con Maiko y me senté a un lado, le pregunté cómo era todo esto y qué tenía que hacer. Cuando empecé a contarle lo que me estaba pasando en el trabajo, ella me dijo que no podía ser, que tenía que hacer algo, porque nadie tiene derecho a tratarme de esa manera. Me recordó que estaba en un país donde no se permiten vulnerar los derechos. Empezamos a investigar y ella me guio en todo el proceso. Ha sido mi ángel, porque no tenía información y me ayudó mucho.

Hablar con Maiko me tranquilizó porque me ofreció su ayuda, diciéndome que haríamos lo necesario para que pudiera actualizarme y trabajar en este país. Estaba dispuesta a aceptar cualquier oportunidad, ya que necesitaba urgentemente ponerme al día y utilizar mi experiencia laboral. He trabajado duro toda mi vida, siendo padre y madre para mis dos hijas, y soy su único sustento.

 

¿Qué ha hecho Cruz Roja por ti?

Teresa.- Me cambió la vida porque vi luz donde antes solo había oscuridad, a mi llegada a España. Pasé momentos muy difíciles en servicios sociales. Si no hubiera sido por la ayuda y orientación de una amiga que me dijo que viniera a Cruz Roja, probablemente ahora estaría viviendo en la calle con mis hijas. Maiko fue una verdadera luz en mi camino y no exagero al decir que ha sido un ángel para mí, definitivamente.

Maiko.- Teresa, contigo es fácil porque tienes una trayectoria increíble. Eres una persona que se mueve, que no se queda en lo que le pasa, que intenta salir adelante, que le pone ganas y que confía. Desgraciadamente, los momentos también tienen que ver. Tal vez antes no encontraste el tiempo necesario para que te escucharan. En cambio, cuando acudiste a Cruz Roja, coincidió con el momento adecuado.  Ella creía que lo tendría más fácil por tener la nacionalidad española.

La orientamos mucho porque cuando regresó a España por segunda vez perdió prestaciones y derechos por no haber regularizado y gestionado bien el retorno, y se encontró con una situación muy desfavorable. Fue en ese momento cuando la atendimos y la conectamos con las estrategias y los recursos de Cruz Roja, incluido el proyecto de atención urgente. Aunque parecieran pocos, los 100 euros de ayuda fueron significativos en ese momento de necesidad extrema. Ingresar en un proyecto que la apoyara emocionalmente y la ayudara a encontrar claridad fue importante.  Aunque hubiera una solución material, la situación también estaba minando emocionalmente sus fuerzas, su autoestima y sus ganas. Pero confiando en nosotras y dándonos tiempo, se hizo un progreso importante.

Teresa.- Tuve que estar acudiendo a un comedor social, nunca antes lo había hecho. No me avergüenza, porque si eso me ayudaba a subsistir y eventualmente reintegrarme a la sociedad como una persona mejor de lo que soy ahora, era una etapa más. Ha sido difícil, sí, ha sido duro. Por eso te digo, esta mujer para mí ha sido como una luz, un ángel que Dios ha puesto en mi camino. No exagero, porque con todo lo que he pasado y todas las puertas a las que he tocado, ella, en Cruz Roja, ha sido el único lugar que me ha brindado una luz y esperanza en mi vida.

Maiko.- Al principio, se abordó el bienestar emocional, la orientación jurídica y social, y se proporcionó apoyo económico puntual. Además, ella se interesó en los itinerarios de empleo y confió en ellos. Actualmente, está participando en el proyecto de empleo con Sara Lázaro, técnica de Empleo de la local de Madrid, haciendo un curso de pescadería. Su currículum es impresionante, con experiencias desde la construcción hasta otros ámbitos. Lo único que le faltaba era tiempo para relajarse un poco y disfrutarse de ella misma y  del ocio, y eso es lo que estamos cubriendo ahora con el proyecto de bienestar emocional. Aparte de asistir a las sesiones, encontró tiempo en su ajetreada agenda para participar y disfrutar de actividades de ocio.

 

Entramos ya en esa parte de ocio, ¿verdad? Porque nunca antes habías ido a un museo, por ejemplo, ¿no?

Teresa.- Nunca antes había ido a un museo. Fíjate, en todo el tiempo que estuve aquí durante esos 18 años, nunca lo había hecho. Es que simplemente no tenía tiempo, porque me dediqué por completo al trabajo.

Trabajaba todo el tiempo, sin tiempo para ir al cine, al museo o para descansar. Cuando eres inmigrante, incluso con documentos, estás concentrado en salir adelante, en establecerte, en tener tus propias cosas. Esa era mi mentalidad. Estaba decidida a tener mi propio hogar aquí, a echar raíces en este país que tanto amo. Me encanta España, su gente, su cultura, todo. Así que decidí empezar. En mi primera etapa en España, mi esposo y yo adquirimos un bar y comenzamos a trabajar allí. Mi jornada laboral se extendía desde las 9 de la mañana hasta las 3 de la madrugada, lo que significaba que necesitaba alguien que cuidara a mi hija mientras tanto. En ocasiones, ella me acompañaba al bar y pasábamos tiempo juntas, a veces en el parque o con la otra chica del establecimiento.

«Cuando eres inmigrante, incluso con documentos, estás concentrado en salir adelante, en establecerte, en tener tus propias cosas.»

 

¿Cómo reaccionaste cuando te propusieron ir al Museo Sorolla?

Teresa.- Cuando decidí ir al museo, estaba emocionada por experimentar algo nuevo y hermoso. Al llegar allí, quedé maravillada por las pinturas. Me encanta pintar, así que ver esas obras maestras fue increíble para mí. Saqué fotos, grabé videos, simplemente no podía contener mi emoción. Nunca antes había estado en un lugar así, y encontré la experiencia extraordinaria y muy bonita. Estar rodeada de arte y escuchar las historias detrás de cada pintura fue algo muy especial para mí.

 

Porque tú pintabas, ¿no?

Teresa.- Me encanta pintar murales en mi casa. Actualmente tengo uno en la cabecera de mi habitación que hice yo misma. Utilicé algunas técnicas que aprendí en Estados Unidos y el resultado es impresionante. Es un mural de flores en relieve que hice con pintura acrílica y materiales para darle textura. Quedó realmente bonito y estoy muy orgullosa de él. Siempre que alguien visita mi casa, les muestro con orgullo lo que he creado. Además, cuando vivía en Ecuador, solía transformar mi habitación en un espacio creativo y pintaba murales tanto para mí como para mis hermanas, quienes todavía conservan esos recuerdos.

 

¿Qué supuso la visita para ti? ¿Qué sentías durante la visita?

Teresa.- Emociones encontradas. Antes de estudiar Economía, me sumergí en el mundo de la ingeniería civil. Recuerdo claramente a mi profesor de dibujo técnico y artístico, así como al de arquitectura, quienes veían en mí una destreza innata. El profesor de arquitectura solía decirme que mis trabajos eran impecables y que merecía un diez. Sus palabras me llevaron a reflexionar sobre mi carrera.

Este tipo de elogios despertaban en mí una pasión por el arte y el dibujo. Sin embargo, la carga de trabajo en la ingeniería civil en Ecuador era abrumadora. Llegó un momento en que enfermé gravemente de anemia y tuve que ser hospitalizada durante dos meses. Fue un momento difícil, especialmente porque estaba en el tramo final del curso y quería terminarlo. Mi padre me presentó una difícil elección: seguir con la carrera o elegir otra. Opté por una carrera más «apropiada para mujeres», según él, aunque en realidad siempre fui feliz inmersa en el mundo del dibujo y la ingeniería. Por eso digo que el arte y el dibujo son mi pasión, algo que me llena profundamente.

Tenía una conexión especial con el arte desde pequeña, siempre dibujaba en casa, plasmando los rostros de mis seres queridos. Además, desde los 13 años empecé a coserle a mis amigas, diseñando prendas que se ajustaban perfectamente a sus siluetas. Esta actividad del Museo no fue simplemente un momento de relajación, sino más bien un oasis dentro de la difícil situación que estaba atravesando. Estas experiencias pueden ser realmente reconfortantes y ayudan a ver la vida desde otra perspectiva. Me inspira pensar en artistas como Sorolla, que también comenzaron desde abajo y lograron alcanzar el éxito. Si ellos pudieron, ¿por qué no habría de poder yo? Estoy segura de que puedo salir adelante, nada me detendrá, porque mis hijas siempre son mi prioridad.

«Esta actividad del Museo no fue simplemente un momento de relajación, sino más bien un oasis dentro de la difícil situación que estaba atravesando.»

 

Ahora te están ayudando con el tema de la búsqueda de empleo y estás haciendo un curso de pescadería, ¿cómo está siendo la experiencia?

Teresa.- La experiencia es increíble, nunca imaginé que me convertiría en pescadera. Al principio sentí un poco de miedo cuando me lo propusieron. Sin embargo, decidí apuntarme a todos los cursos disponibles, ya que estoy deseosa de aprender y de encontrar un trabajo digno que me permita sacar adelante a mis hijas. Estoy comprometida al 100%, incluso al 120%, con los profesores y participo activamente en todas las actividades. Aunque a veces llego con el olor característico del pescado en el autobús, me siento feliz. Esta nueva experiencia representa una oportunidad para mí, un nuevo camino para subsistir y construir un futuro mejor para mí y mis hijas.

«Estoy deseosa de aprender y de encontrar un trabajo digno que me permita sacar adelante a mis hijas. Estoy comprometida al 100%, incluso al 120%, con los profesores y participo activamente en todas las actividades.»

¿Qué esperanza de futuro tienes? ¿Qué te gustaría que pasara?

Teresa.- Estabilidad. Ahora mismo tengo una estabilidad que antes no tenía, y quiero educar bien a mis hijas. Les digo que esto es temporal, que no es para toda la vida. Les explico que son como arbolitos que están creciendo, y si los dejo torcerse un poco, ¿sabes qué sucede? si ese arbolito se tuerce, no podrá desarrollar la copa cuando crezca. ¿Sabes qué representa la copa? Les explico que es la meta que se propongan en la vida, ya sea ser ingeniera, arquitecta, médica o enfermera. Para alcanzar la cima de ese arbolito, deben superar muchos obstáculos en la vida, como amigos que no son realmente amigos y situaciones que pueden desviarte de tu camino. Les digo que miren hacia adelante, no hacia los lados, porque esos obstáculos son los que la vida pone para desviarte. Les hablo de las malas decisiones que pueden alejarlas de sus metas, pero también les digo que, con buenas decisiones y ejemplos positivos, llegarán a la meta, aunque les cueste mucho.

 

Entonces, para ti y para tus hijas vuestra esperanza de futuro es quedaros aquí en España, conseguir un trabajo, tener vuestra vida aquí, ¿no?

Teresa.- Quiero encontrar un lugar aquí en el barrio, o en cualquier sitio, donde pueda tener una casa donde sentarme tranquilamente a conversar con mi hija, a tomarme un café. No estoy buscando lujos, solo algo sencillo, pero si es posible, lo lograré dentro de mis posibilidades.

 

Y esa esperanza y luz también están relacionadas con actividades de ocio, como, por ejemplo, ir al museo, ¿no? Porque en estas situaciones también el ocio es importante, ¿no?

¡Claro que sí! Porque al desconectarte, entras en un momento de… bueno, vives un caos, tu vida está llena de caos, y de repente, como si abrieras una puerta hacia… como en mi caso. Fui al Museo Sorolla y desconecté por completo, como si nada más existiera. Es como entrar en otro mundo, otra situación diferente. Lo disfruté tanto que al salir de allí me sentía tan llena de esperanza y de muchas otras cosas, ¿sabes? Es hermoso. Me siento bendecida por haber tenido esa oportunidad. Y claro que sí, eso me ayudó a reafirmarme, a saber, que, así como Sorolla lo logró, yo también puedo. ¿Por qué no?

Sí, definitivamente no hay edad para resurgir desde lo más bajo y empezar de nuevo. Ya lo he hecho dos veces. ¿Por qué no hacerlo una tercera vez? Si se presenta la oportunidad, por supuesto que la aprovecharé. Y sí, realmente ayuda mucho a las personas a desconectarse de su realidad, porque vives un momento mágico, te alejas de ese trance en el que estás atrapado, ¿sabes? Es hermoso que se les brinde ese tipo de oportunidades a quienes aún no las han experimentado.

A mi me ayudó a desconectar un poco de tanta realidad, a veces abrumadora, y de la situación en la que me encuentro viviendo.

Maiko.- Muchas de las personas a las que atendemos no tienen acceso al ocio porque no pueden permitírselo. Por eso, es importante ofrecerles estas oportunidades, incluso si no están directamente relacionadas con sus necesidades básicas. Proporcionarles momentos de ocio les permite experimentar una realidad diferente y abrir sus mentes a nuevas posibilidades.

«Disfruté tanto del museo que al salir de allí me sentía tan llena de esperanza y de muchas otras cosas, ¿sabes? Es hermoso.»

 

¿Recomendarías a otras personas esta experiencia?

Teresa.- Claro que sí, ¡definitivamente! Ayuda un montón. Salí súper motivada, con ese tipo de energía renovada que te impulsa. Y ese impulso te lleva hacia adelante, te ayuda a ver las cosas desde otra perspectiva. No todo en la vida es trágico ni difícil, y si Sorolla pudo hacerlo, ¡nosotros también podemos! Desconectarse de la realidad realmente te ayuda un montón.

 

Maiko, ¿Cómo percibes la situación actual de Teresa y su enfoque hacia el futuro?

Maiko.- Veo que ella está haciendo todo lo posible, poniendo todo de sí misma. Nosotros, desde aquí, también estamos haciendo un esfuerzo adicional. Como trabajadoras sociales, es importante no limitarnos solo a proporcionar ayuda individual, sino también trabajar en todos los aspectos de la vida de las personas. Esto refleja la visión de Cruz Roja, que incluye itinerarios laborales, necesidades sociales y actividades de ocio, todo para mejorar el bienestar general y la participación social de las personas que atendemos.

 

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