Hoy, 17 de febrero se celebra el día Europeo contra la Pobreza Energética y, durante toda la semana del 17 al 22 de Febrero, se celebra la semana europea de la lucha contra la pobreza energética. A lo largo de estos días, se conmemora la tercera y última de las oleadas de frío extremo que recorrieron Europa en febrero de 1956, completando el invierno más duro en Europa y España desde que existen registros. Es por ello por lo que a la asamblea de Majadahonda-Las Rozas les parece una ocasión fantástica para explicar uno de los proyectos que se está realizando a cabo en la Asamblea de Majadahonda Las Rozas: ahorro energético.
Antes de nada, sería conveniente comenzar con una serie conceptos fundamentales que nos van a ser muy útiles para entender el proyecto:
¿Qué es pobreza energética? La pobreza energética es la situación en la que se encuentra un hogar en el que no pueden ser satisfechas las necesidades básicas de suministros de energía, como consecuencia de un nivel de ingresos insuficiente y que, en su caso, puede verse agravada por disponer de una vivienda ineficiente en energía.
¿A qué se llama un consumidor vulnerable? Es el consumidor de energía eléctrica o de usos térmicos que se encuentra en situación de pobreza energética, pudiendo ser beneficiario de las medidas de apoyo establecidas por las administraciones.
Situación de la pobreza energética en España
Entre 3,5 y 8,1 millones de personas, en función del indicador utilizado, se encuentran en situación de pobreza energética en España. Estas cifras han aumentado sobre todo con los meses de pandemia donde debíamos estar confinados en nuestras casas.
A pesar de la gravedad de la situación, España se encuentra en una situación intermedia dentro de la UE, manifestándose la pobreza energética con especial intensidad en el Sureste de Europa, tal y como se analiza posteriormente indicador a indicador.
El 11,5% de la población española (5,2 millones de personas) declaró un gasto anormalmente bajo en energía (menos del 50% de la mediana) en 2017.
La pobreza energética esta recogida en la Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética (2019-2023) elaborada por el gobierno. Su objetivo es reducir en la medida posible el importe de las facturas,. Y poder mantener un hogar con unas condiciones razonablemente habitables.
Bien pues el trabajo que el equipo de voluntarios desarrolla en este sentido es de intentar precisamente reducir los costes energéticos sin que los hogares se vuelvan inhóspitos y desagradable.
Durante el pasado año, el número de participantes que han estado dentro de este proyecto han sido de 100. Estas personas, todas entraban en la categoría de consumidor vulnerable, y la forma de actuación de nuestros voluntarios (es necesario que resaltar que su formación es muy cualificada para poder desarrollar este trabajo), es el análisis de la factura de la luz que estaban pagando para cada uno de los usuarios, analizar el número de personas que habitaban la vivienda, sus características, y en definitiva todo lo que podría ser de interés para minimizar el gasto. Debido a las diferentes características que presentaban los usuarios, estas explicaciones se hacen de forma personalizada. Por esta razón los usuarios tienen que llevarles una factura en la que se pueda analizar cuánto están consumiendo, cual es el precio que se les está aplicando y si disponen o no de las mencionadas ayudas sociales.
Además de las recomendaciones ofrecidas por los voluntarios, también se les ofrecían kits para que de forma rápida pudiesen aislar ventanas, puertas, etc y, evitar el despilfarro de energía, algo muy habitual, si no se tiene un hogar aislado y donde el gasto de luz o gas se nota muchísimo. Además, también reciben indicaciones de como solicitar el bono social eléctrico o para la calefacción el bono social térmico.
Por último y tal como se traduce del informe Pobreza energética en España 2018, y todavía de una forma muy preliminar, el análisis por condiciones socio-demográficas del hogar, por su parte, ha revelado ciertos patrones de vulnerabilidad relacionados con el nivel educativo, la situación laboral, el tipo de contrato, el estado civil o el país de origen, la presencia de personas con mala salud y enfermos crónicos o la percepción de ayudas sociales. Aquí se destacan dos categorías de hogares: los monomarentales, por lo que significan en términos de feminización de la pobreza energética, y las personas mayores que bien solas, por su previsible aumento en las años y décadas venideras como consecuencia del paulatino envejecimiento de la población. Por características de la vivienda y sus equipamientos, los resultados desagregados indican mayor incidencia de la pobreza energética en hogares que alquilan la vivienda y que usan combustibles sólidos o líquidos para calefacción. Se trata, en cualquier caso, de un análisis muy preliminar de resultados brutos, que necesitaría ser refinado con un estudio estadístico que considere las interacciones entre todos los factores que intervienen
Finalmente Cruz Roja apuesta por este tipo de proyectos en materia de Medio Ambiente, ya que inciden de forma más profunda en personas vulnerables y que las condicionan hasta el punto de no poder pagar la factura energética y además que sus hogares estén muy por debajo de alcanzar unas condiciones térmicas deseables.