La actividad de Socorros y Emergencias es de las más conocidas de Cruz Roja para los ciudadanos en general. En la base de respuesta local de Majadahonda-Las Rozas trabajan como voluntarias 104 personas, divididas en dos proyectos, uno denominado “transporte sanitario urgente” y otro “servicios preventivos”.
Es un servicio en red con otras instituciones dentro de la Comunidad de Madrid, coordinado por el 112. En cada ambulancia del proyecto de transporte sanitario urgente va un equipo de dos técnicos en emergencias sanitarias y se ocupan de asistir al paciente hasta que le trasladan al hospital o hasta la llegada de un médico si es necesario.
Todos ellos generosamente donan su tiempo, en turnos de 8 horas los 365 días del año y están de guardia ante cualquier emergencia que pueda surgir. Todo funciona bajo la coordinación de Félix Sanz, referente de la base de respuesta local desde hace 8 años.
Estos dos últimos años han sido de una intensidad tremenda debido a la pandemia. En 2020 se atendieron a más de 1.500 personas con más de 4.300 horas de dedicación. En 2021 se han atendido a 2.000 personas y se han realizado 5.100 horas de actividad voluntaria. Todo un reto al que se han enfrentado los voluntarios y voluntarias con decisión y generosidad.
Para que podáis conocer mejor lo que hacen y como son estos voluntarios y voluntarias, hemos hecho una selección de cuatro personas que, desde su experiencia, nos cuentan cómo ven su actividad voluntaria.
HÉCTOR LÓPEZ, EL VOLUNTARIO MULTIEMERGENCIAS
Héctor tiene 28 años. Trabaja y estudia. Lo primero lo hace como coordinador de emergencias en Sanitas y, al tiempo, estudia coordinación de emergencias y protección civil y prepara la oposición para entrar en el SUMMA. Además, es voluntario de Protección Civil en Las Rozas. Empezó en Cruz Roja en 2016. Héctor hace al mes 2 o 3 guardias de 16 horas, en horario de mañana y tarde. En las ambulancias de la base de respuesta local está como técnico en emergencias y como conductor.
La carga de trabajo no se puede planificar y tiene picos y valles. Al comienzo de la jornada de trabajo hacen una revisión total de la ambulancia y del equipo que llevan. A partir de ese momento están activos y a la espera. Hay días que tienen hasta 9 avisos y eso es un no parar.
Sobre el ambiente que hay en la base de respuesta local dice que es de compañerismo y muy familiar y que la gente les recibe muy bien. «Confían en Cruz Roja. A veces te invitan a tomar un café, aunque no puedas ir en ese momento».
Sobre si recomendaría a los voluntarios que eligieran Socorros y Emergencias, dice que «sin dudarlo, porque estás poniendo en práctica tus conocimientos y recibes el agradecimiento de las personas».
VEGA OROZCO, 33 AÑOS COMO VOLUNTARIA
Vega entró en Socorros y Emergencias hace 33 años y desde entonces no ha parado. Compagina su actividad en el proyecto de transporte sanitario urgente con otras actividades como voluntaria en el área de mayores. Con 50 años piensa en su futuro dentro de Cruz Roja dedicada por ejemplo a Mayores, ya que “Socorros exige un esfuerzo físico importante”.
Entró directamente en Socorros y Emergencias cuando estaba terminando el COU y luego estudió Arqueología. Ahora trabaja en la oficina central de Cruz Roja en el departamento de informática. En los últimos años ha retomado los proyectos como investigadora y compagina todo con el voluntariado en nuestra institución.
También ha participado en reparto de alimentos o en misiones internacionales de emergencia como el tsunami de Indonesia; el terremoto de Haití; y lo último en los campos de refugiados en Grecia.
«Elegí Socorros porque es una actividad muy directa con las personas en momentos muy vulnerables”. “Las ambulancias en las que yo empecé no tienen nada que ver con las de ahora. Si alguien pasase de 1988 a una ambulancia actual, le parecería una nave espacial”.
Intenta hacer un mínimo de dos guardias de 12 horas a la semana, pero algún mes ha estado cuatro domingos. En el confinamiento, entre marzo y junio estaba todos los fines semana, más algún día entre semana.
Dice que los momentos más entrañables que ha vivido son aquellos en que la gente muy mayor te da un abrazo desde la camilla o la silla. Y los más angustiosos son cuando se produce una parada cardiorrespiratoria, cuando ves que el paciente se empieza a ir y tienes a su familia al lado.
Sobre el trabajo en la base de respuesta local dice que el ambiente es estupendo. “Yo intento aportar experiencia, conocimientos, tiempo, y sobre todo mis manos y mi trabajo”. Anima a hacerse voluntario porque te enriquece como persona. “Yo invitaría a todos a probar a hacer un voluntariado, aunque fuera durante 24 horas”.
FÉLIX BONILLA, RÉCORD DE HORAS DURANTE LA PANDEMIA
Félix es un voluntario nato, lleva 10 años en el proyecto de transporte sanitario urgente. Félix era voluntario de Protección Civil de Guadarrama y a través de ahí conocía a muchos compañeros. Por ellos decidió incorporarse a Cruz Roja. Le dijeron que había mucho trabajo y un grupo de personas voluntarias de gran calidad humana.
Compagina el voluntariado con su trabajo, aprovechando sus tardes libres y las noches. Hay noches en las que no tienen mucho trabajo, pero, en cambio, hay otras en las que desde que entra de guardia hasta que sale es un no parar. Toda la noche recibiendo llamadas, una tras otra.
Durante la pandemia fue el voluntario que más horas hizo, llegando a ir tardes enteras e incluso tardes y noches al completo. Hubo semanas que llegó a ir hasta 5 días. En la actualidad la situación es mucho más suave y tranquila. Dice que llevarán alrededor de dos o tres semanas sin hacer ningún caso Covid-19. El desgaste mental en plena pandemia no le llegó a afectar de manera grave. Como vivía en un constante no parar, no tenía tiempo para detenerse a pensar. «Ha habido momentos de estrés, con planteamientos de hasta aquí he llegado, pero mírame, aquí sigo desde hace 10 años´´, se ríe mientras lo relata.
Habla de una experiencia muy positiva, con unos compañeros increíbles que hacen que la labor en la base sea de la mejor manera.
FÉLIX SANZ, REFERENTE DE TRANSPORTE SANITARIO URGENTE Y SERVICIOS PREVENTIVOS
Preguntamos a Félix cómo fue la metodología de trabajo con los voluntarios y voluntarias durante la situación de pandemia que vivimos. Nos habla de que se trabajó mucho. Durante la primera ola les derivaron principalmente avisos normales y cotidianos, pues los casos de Covid-19 se destinaban más a trabajadores, como a la UME, que a voluntarios. Fue a partir de la segunda ola cuando se empezó a contar más con la ayuda de voluntarios y voluntarias y todos los avisos que empezaron a recibir fueron relacionados con casos Covid-19.
«No se paró ni un solo momento», nos cuenta. Relata que en esta etapa sí que hubo mucho miedo, pues la situación no acompañaba. Actuaron en todo momento con mucho cuidado y cautela, siguiendo todos los protocolos establecidos por el Ministerio de Sanidad.
En la base de respuesta local se hizo mucha piña y dieron todo de sí, esforzándose al máximo para conseguir cubrir las guardias con el mayor número de personas voluntarias. «La verdad que fue bastante difícil para todos, pero lo sacamos hacia adelante´´