El pasado jueves en la sede de la asamblea local de Madrid zona Oeste en la calle Pozas vivimos una interesante charla sobre uno de las principales lacras sociales que tenemos en el mundo, como es la trata de mujeres. De la mano de la periodista y escritora Marta Robles, nos adentramos en el interior de su novela ‘La chica a la que no supiste amar’, para que nos fuera desgranando las inquietudes, anhelos, rabias y vivencias que dieron luz a dicha novela.
Nieves Morales, coordinadora autonómica, fue la encargada de presentar el evento e ir preguntando a Marta para que fuera desgranando los entresijos de la novela. Marta nos contó como llegó a la idea de hacer la novela, todo lo que le movió en relación a la trata a través de las historias que iba conociendo de las mujeres que llegan a España procedentes de países como Nigeria. Marta, además, profundizó en la red de trata de personas y de la involucración de diferentes estamentos de la sociedad que hacen que este tipo de prácticas se desarrollen.
«Las novelas no tienen que ser reales, tienen que ser verosímiles y tienen que estar apuntaladas con mucho rigor informativo.»
Entre Castellón y Madrid, la novela hace hincapié en el trayecto que tienen las mujeres que están sometidas a la trata y que tiene que ejercer como prostituta en un burdel de Castellón. En palabras de la propia Marta, «La chica a la que no supiste amar es la tercera novela de la saga del detective Toni Rouras y, en este caso, se encuentra con un caso muy duro de trata de mujeres con fines de explotación sexual, protagonizado por las mujeres más desprotegidas como son las mujeres de raza negra. En este caso, la protagonista es una chica nigeriana que llega a España captada por una red de explotación, pensando que aquí va a ver una esperanza de salir adelante y se encuentra con una obligación de prostituirse en unas condiciones de exclavitud terrible. Sobre todo, este libro trata de bucear en la trastienda de la sociedad y en todas las complicidades de todos esos que no parecen malos y son los que ayudan a que los malos de verdad articulen este tipo de redes. «
«Yo he sido cooperante y he estado en diferentes ONGs y he podido ver que la presencia de Cruz Roja es indispensable. Tengo relación personal con personas de la casa y soy consciente de la diversidad de proyectos que realizáis en todos los rincones del mundo. Valoro mucho esa diversificación del trabajo de Cruz Roja», nos comentó Marta en relación a nuestra entidad.
«Qué todo el mundo sea consciente de que las víctimas de trata son mujeres como cualquiera de nosotras, con los mismos sueños, los mismos miedos y las mismas enfermedades.»
En definitiva, vivimos unas Tardes de Cruz Roja muy interesantes, con una gran ponente que nos presentó una gran historia social. En noviembre, volveremos con otra nueva edición, la última del año.