«A mí el invierno me hunde, tanto a nivel físico, como psicológico. Vivir sin un hogar es muy duro”, nos comenta José, una de las personas que ha permanecido en uno de los dispositivos que Cruz Roja junto con la Comunidad de Madrid ha puesto a disposición, con 50 plazas disponibles para luchar contra esta situación. Con la bajada de temperaturas, las personas sin hogar sufren de forma acusada las consecuencias. Para prevenir esta situación, Cruz Roja en la Comunidad de Madrid, ha reforzado las respuestas y recursos a través de diferentes dispositivos que, en la campaña de 2023-2024, ha aumentado su capacidad con respecto al año pasado. La campaña se ha desarrollado desde el 1 de diciembre hasta el 5 de abril, con dos dispositivos, el de Usera con 36 plazas y otro en San Fernando de Henares con 14 plazas.
Las personas que entran tienen 15 días iniciales para poder estar con nosotras/os para que en este plazo se le pueda gestionar otro recurso habitacional entre Servicios Sociales y nosotros. Pero en función de sus necesidades y circunstancias esos 15 días pueden alargarse”, comenta Carmen Ruso, responsable del dispositivo de Usera.
Carmen es una de las personas que están en el día a día del dispositivo: “Buscamos ir más allá de la satisfacción de las necesidades básicas como alojamiento, manutención, kit de higiene, ropa. Aquí gestionamos, también, la coordinación con Servicios Sociales para tramitar las ayudas, damos apoyo emocional ya que pueden venir desbordados por la nueva situación, así como apoyo en la búsqueda de alojamiento y de empleo. En total, somos un equipo de 8 personas las que estamos en este recurso. En cuanto al personal voluntario, contamos con 22 personas que nos ayudan para gestionar el desayuno, la comida, la merienda y la cena, así como la ayuda en la búsqueda de alojamiento y empleo”, nos comenta Carmen.
Cuando entramos en el dispositivo de Usera nos damos cuenta de que estamos en un ambiente tranquilo. Muy renovado, las habitaciones, los espacios comunes, nos dan una idea del tipo de espacio que se ha querido recrear, como si fuera un Hostel de una ciudad norte europea, pero aquí, sus inquilinos nos están por gusto o por cuestión de un viaje de placer, sino porque necesitan que se les ayude. “El frío provoca correr el riesgo de sufrir una enfermedad, ya que hay muchos que vienen con patologías previas. Por ejemplo, hemos tenido una persona a la que se le ha tenido que ingresar en un hospital por causa de una neumonía provocada por su situación de calle y tener patologías previas. Estar en situación de calle, de por sí, genera desamparo y desesperación en la propia persona, y si le sumamos un factor como el frío, la situación se recrudece. Por mucho que queramos ponernos en su piel, es imposible hacerlo. Además, la soledad también afecta mucho en esta situación.”
No nos olvidemos de lo que no se ve. La gestión emocional juega un papel en la atención y el estado de estas personas, labor con la que el equipo está muy atento: “hay historias que calan, y la gestión emocional que hay que hacer con el equipo es importante y muy dura. Hay muchas veces que el ayudarles más no depende de nosotras y te acaba afectando a ti, haciéndote sentir culpable, incluso, aunque sepamos que no lo somos”, nos comenta Carmen. Y es que lo más importante de todo el proceso es que de puertas para adentro, en el dispositivo se pueda lograr desarrollar un sentimiento de hogar: “con empatía, intentamos convertirnos en su familia durante el tiempo que permanezcan con nosotros, favoreciendo la convivencia, haciendo reuniones para hablar sobre las normas de convivencia y solucionar posibles altercados, etc. No suele haber conflictos, pero hay veces que es necesaria nuestra intervención para mediar. Para nosotros es clave que ellos nos sientan como familia, y por ende, también nosotros les sentimos a ellos así. Somos muy conscientes de que a cualquiera nos puede pasar. El perfil de personas que llegan son personas que han perdido su trabajo y no tienen recursos, y eso nos puede pasar a cualquiera. El secreto es empatizar, tener ganas de ayudar y ser muy humano. Aquí cobran mucho sentido los principios fundamentales de Cruz Roja”, recalca Carmen
La historia de José
Hay varios tipos de personas que llegan a este recurso, como los perfiles crónicos en situación de calle, pero son los que menos llegan porque ahora hay un nuevo perfil que es el de las personas desempleadas que han perdido el empleo y no tiene apoyo ni red familiar. “Lo que necesitan es un apoyo temporal para resurgir y poder alquilarse una habitación”, nos comenta su responsable.
José Francisco es un ejemplo de este perfil. José es español y tiene 54 años. Las circunstancias de la vida le han llevado a un lugar extremo y a verse acogido por Cruz Roja. “Yo tenía mi trabajo, mi mujer, mis hijos, mi piso. Era una persona con una vida normal. Pero llegó un momento en que la cosa cambió. Se terminó la relación con mi mujer, nos separamos y a partir de ahí caí en picado. Ahí comienza un camino en el que te sientes acabado, derrotado, cansado… y lo tiras todo por la borda. En la vida no lo he tenido fácil. Hubo un momento en que empecé a trabajar y justo me dio un infarto. A partir de ahí tuve un problema con mi documentación que me ha impedido acceder a un empleo. Menos mal que hay personas que cuando llegas a tocar fondo te ayudan y te impulsan, y gracias a eso, estoy intentando resurgir.”
Y aquí es donde entra la maquinaria de Cruz Roja en colaboración con los Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid para que estas personas puedan acabar en un recurso como el que tenemos en Usera. “Me ayudan con todo. Con la manutención, el alojamiento, el CV, con la búsqueda de empleo, etc. Se están volcando conmigo y estoy muy agradecido a Cruz Roja”, nos comenta José.
En cuanto al día a día en el dispositivo y la relación que se genera dentro, José nos comenta que “aquí tenemos nuestras normas y directrices. Además, hemos coincidido una serie de personas que nos llevamos bastante bien y no tenemos problemas entre nosotros. Se pueden hacer amigos, y hemos hablado de poder compartir habitación o compartir piso cuando salgamos de aquí. Está difícil porque de primeras, nos pueden ver como gente complicada para que no alquilen algo, pero lo intentaremos.”
Cuando estas personas se marchan del recurso es porque han encontrado otra alternativa habitacional u otro albergue, no se van directamente a la situación de calle anterior. Por eso es clave que durante el tiempo que están con nosotros/as trabajemos su situación laboral apoyándoles en la búsqueda de empleo, porque creemos que es la mejor opción, que puedan encontrar trabajo y que con sus propios ingresos puedan vivir.
En cuanto al futuro, hablamos con José sobre la esperanza que tiene de poder volver a recobrar una estabilidad económica y personal: “Tengo toda la esperanza de resurgir y que puedan venir mis hijos a verme Tengo dos hijos de 19 y 10 años y me encantaría volver a normalizar mi vida para que puedan volver a venirme a verme, que se queden a cenar, pasar unas fiestas de navidad en familia, etc. Les tengo perdidos desde hace 4 o 5 años, cuando pasó la separación. Mi idea es volver a encontrar trabajo y recuperar mi estabilidad”.
¿Quieres seguir conociendo más sobre el dispositivo?
Te dejamos el enlace a la la segunda parte, en la que hablamos con Edgar, otra persona que ha sido atendida en el dispositivo, así como con Enrique, voluntario que ayuda en las labores del día a día con las personas. (Pincha en la siguiente imagen)
En esta noticia hablamos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 1, 2, 3, 4, y 5 como parte de nuestro compromiso para potenciar la consecución de la Agenda 2030. Puedes obtener más información de los ODS en el siguiente enlace.
