Hoy, día 17 de noviembre, es un día especial en nuestro evento interno ‘Las Tardes de Cruz Roja’ en la sede de calle Pozas, 14. Esta esta ocasión, la jornada va a estar dedicada a nuestro personal laboral, más concretamente a quienes en este 2022 cumplen 25 años en la entidad y a quienes este año se despiden de nosotros/as por su jubilación.
A razón de esto, en Zona CREO hemos querido entrevistar a las siete personas que nos llevan acompañando desde el año 1997, aunque algunas comenzaron su andadura en la entidad mucho antes. Ellos son Rosa Fernández, Enfermera en el CAT de San Blas, Víctor Quirós, Director Autonómico de Voluntariado y Desarrollo de la Red Territorial, Ángela Garrigos, Administrativa del CTD en la asamblea local de Madrid zona Oeste, Montserrat Gallego, Técnica de Salud y Medio Ambiente en la asamblea local de Madrid zona Oeste, Maiko Escobar, Trabajadora Social en la asamblea local de Madrid zona Este, Eduardo Cordero, Administrativo en la asamblea local de Madrid zona Oeste y Lourdes Velázquez, Administrativa Autonómica en RR.HH.
Hace unas semanas, pudimos charlar personalmente con Lourdes y podéis leer su entrevista pinchando en este enlace. Pero para poder refrendar esta fecha tan característica para nuestros/as protagonistas hemos querido hablar con el resto de «cumpleañeros/as» para que nos cuenten cómo ha sido su trayectoria en Cruz Roja, cuál es el mejor recuerdo que se llevan de la entidad y qué han aprendido en estos 25 años, tanto en lo profesional como en lo personal.
¿Cómo comenzasteis en Cruz Roja y cuál ha sido vuestra trayectoria durante estos 25 años?
Rosa Fernández: Yo entré a Cruz Roja por concurso. Me presenté a una plaza para el Programa de Tuberculosis en un centro con metadona porque necesitaban una enfermera para el proyecto de detección precoz de tuberculosis. En un principio empecé en la sede de la calle Marroquina, pero después fuimos creciendo y nos proyectamos a la calle Fúcar, Casa de Campo y El Carmen, en Tetuán.
Después, me propusieron un cambio al Programa de Refugiados en el equipo de atención médica en Juan Montalvo, que posteriormente fue cambiado de sede a Muguet. Cuando este dispositivo cerró, pedí traslado al CAT San Blas, donde actualmente vengo desempeñando el puesto de enfermera.
Le debo mucho a la Cruz Roja. Mi llegada marcó un antes y un después en mi vida ya que me permitió hacer realidad mis sueños e instalarme en esta ciudad tan maravillosa.
Víctor Quirós: En realidad, yo llevo más de 28 años en Cruz Roja. Me incorporé en el año 1994 para realizar la Prestación Social Sustitutoria, y luego estuve como voluntario durante un tiempo.
Se convocó una plaza de responsable de Objetores de Conciencia a la cual me presenté considerando que me sentía muy identificado con los Principios Fundamentales, sobre todo con los principios de Humanidad, Imparcialidad y Voluntariado, y me seleccionaron hace 25 años. Así que dejé mi trabajo en una multinacional en el Departamento de Recursos Humanos y me incorporé donde realmente sentía que lo que hacía tenía un fin adecuado: ayudar a las personas, a nuestros/as usuarios/as, a nuestros/as beneficiarios/as.
Después de unos años en Voluntariado, pasé un periodo en Captación de Fondos y luego volví otra vez a Voluntariado, cuando fui seleccionado en la convocatoria de la plaza de Dirección autonómica de Voluntariado y DRT.
Ángela Garrigos: Yo empecé mi relación con la Institución como voluntaria en varios programas: Animación en Hospitales, Ocio y Tiempo libre, Teleoperadora en el Centro de Coordinación y en Socorros y Emergencias. Al mismo tiempo, me presenté a una plaza de Auxiliar de Clínica en el programa de Drogodependencia en Minaya y, posteriormente, he ido realizando distintas funciones en varios puestos de trabajo y Departamentos.
Montserrat Gallego: Aunque este año se me reconocen los 25 años, mi relación con Cruz Roja, realmente, comenzó unos años antes, impartiendo y coordinando talleres y cursos de formación de diferentes ámbitos y para diferentes colectivos. En estas contrataciones, la relación laboral era únicamente para cada una de las acciones, sin que existiese continuidad.
El primer puesto en el que comencé con contrato laboral fue como coordinadora de la Escuela de Ocio y Libre de CRJ, que en su momento dependía del Departamento de Formación. A partir de ese momento he ido pasando por otros puestos y programas. Estuve en la Escuela de Mediadores Sociales de Comunidad de Madrid, inicié la apertura de esta escuela cuando la gestión se le adjudicó a Cruz Roja. Durante 10 años gestioné el diseño, puesta en marcha, realización etc., de los diferentes cursos y talleres….
De la EMS, pase a formar parte del equipo de Salud y Medio Ambiente, de lo que entonces era Autonómica y Local conjuntamente, primero, en el área de Medio Ambiente y posteriormente en el área de Salud. Con la nueva organización de las zonas en la asamblea local de Madrid, pasé a formar parte de la zona Centro asumiendo el área de Salud. Actualmente me encuentro en la zona Este asumiendo el Área de Salud y Medio Ambiente
Maiko Escobar: Mi prima Cris tuvo la culpa. ¿Quién hubiese pensado que esa cabalgata en Aluche, con una nariz de payaso, iba a ser una de las llaves más importantes de mi vida? Así comencé en Cruz Roja Juventud. Después, con 19 años, ya en la Universidad, comencé a formarme en la escuela de CRJ y tuve la ocasión de hacerme voluntaria en proyectos de intervención con menores, pasando a coordinarlos, primero como Voluntaria y después contratada (algunas veces), desde al año 1991.
Ya en 1993, comencé en el Servicio de Atención a personas refugiadas, coordinando proyectos y también como trabajadora social, estando ligada desde entonces con este colectivo, habiendo pasado por la famosa OFRIM, uno de los mejores regalos que me ha dado esta casa. Luego los CASIS, de nuevo refugiados, Pozas, Muguet, Juan Montalvo… ¡un no parar! Y ahora llevo en la casita de zona Este en Moratalaz 6 años, rodeada de buenos/as compañeros/as.
Eduardo Cordero: Comencé a los 18 años haciendo el servicio militar, que en esa época se podía hacer en la Institución. Al terminar, me ofrecieron echar una mano realizando algunas suplencias y colaboraciones puntuales. En estos 25 años he estado en diferentes sitios: RR.HH., Captación, Formación, Asamblea local de Móstoles, etc.
¿Cuál es esa anécdota que vais a recordar toda vuestra vida?
Rosa Fernández: Personalmente, me llamó mucho la atención salir en los periódicos en la campaña de vacunación que hicimos a niños kosovares en Pitis.
Víctor Quirós: Al poco tiempo de estar como Responsable de Objetores de Conciencia, llamaron desde Presidencia de Gobierno preguntando por mí. Todos/as nos quedamos sorprendidos y después de un breve tiempo con la incertidumbre de la llamada, se aclaró todo. Quien que me llamaba era el Jefe del Gabinete de Presidencia para agradecerme telefónicamente la posibilidad que le habíamos dado a su hijo de realizar la Prestación, compaginándolo con sus estudios y trabajo.
Otra anécdota fue la llamada de la Casa Real cuando estaba en Captación de Fondos. Llamaron en nombre de su Majestad, el Rey Juan Carlos, que quería los boletos del Sorteo del Oro que le habíamos reservado como Socio de la Organización, y que vendría a pagarlos. Al final no vino el Rey a por los boletos, pero si un miembro de la Casa Real.
Ángela Garrigos: En una actividad lúdica, una usuaria del Centro de Personas Mayores que nunca bailaba, porque había prometido que tras el fallecimiento de su esposo jamás volvería a bailar, bailó conmigo y me dio las gracias.
Montserrat Gallego: No es exactamente una anécdota, pero sí me marcó de alguna manera para querer dar lo mejor de mí. Fue en mi primera etapa, con el equipo en el que empecé, descubrí como en Cruz Roja se puede trabajar a tope cuando estás rodeada de personas tan grandes, a nivel laboral y personal.
Maiko Escobar: Hay muchas anécdotas, aunque las buenas superan a las malas, que también las ha habido, claro. Mis primeros campamentos, mi primera ponencia en un Congreso, que alguien creyera en mí… Ahí estaban mis primeros jefes, Rafa, José Luis Blasco, Miguel Aguado. Les he extrañado mucho en estos años.
Aquél intercambio con Cruz Roja Juventud de Barcelona que cambió mi vida, el Servicio de Refugiados, la primera vez que me enfrenté en este viaje con las personas que huían de sus países en conflicto y que, desgraciadamente, poco ha cambiado 30 años después… No se puede resumir.
Eduardo Cordero: Al entrar, con 18 años, era de lejos de las personas más jóvenes en la Oficina Autonómica, y recuerdo como muchos compañeros y compañeras se referían a mi como «el niño». Ahora lo recuerdo con cierta nostalgia.
¿Qué habéis aprendido en estos 25 años?
Rosa Fernández: Yo mucho. Crecer como persona, sentir satisfacción con los logros obtenidos, darlo todo por la institución…
Víctor Quirós: Que pasamos muchas horas en la oficina y tenemos que crear ambientes amigables que nos hagan disfrutar. Reírse con los compañeros/as es muy bueno, se puede venir a trabajar y pasárselo bien. Además de pasarlo bien debemos relativizar los grandes problemas, identificándolos y buscando soluciones. Solemos decir en la oficina “que todo tiene solución menos la muerte”.
También he aprendido que lo mejor es ser uno mismo, ser auténticos, no aparentar lo que no somos e intentar alejar a la inseguridad, que es una compañera de viaje que no es recomendable tener cerca. Dejar de creer en la suerte y creer en nosotros mismos.
Además, debemos cuidar a las personas que nos rodean. Escuchar, ser empáticos, asertivos y utilizar modelos participativos. Esta es la mejor manera de que las personas del equipo se sientan motivadas teniendo en cuenta sus ideas. A todas las personas les gusta aportar y dar soluciones.
Ángela Garrigos: Que tu aportación, por pequeña que sea, puede cambiar la sociedad, y que dándote a los demás recibes siempre más de lo que entregas.
Montserrat Gallego: Yo no sería capaz de mencionar todo, pero creo que lo más importante ha sido la capacidad para adaptarme a las diferentes situaciones que se nos pueden presentar en cualquier momento. También he aprendido que la Cruz Roja la forman las «pequeñas grandes personas» que trabajan día a día y que la mayoría, con las que he tenido el placer de coincidir, me lo han demostrado con su profesionalidad y humanidad.
Maiko Escobar: En Cruz Roja he crecido como profesional, pero también como mujer, como madre y como ciudadana. Llevo 34 años ligada a la Institución y con relación laboral desde 1991, toda una vida que no se explicaría sin Cruz Roja, pero también sin el trabajo social.
Aquí he conocido a muchos de mis amigos, hemos crecido juntos, por ejemplo, a Ferran, a quién sigo admirando por su tarea y con quien también he crecido en la casa. He aprendido que debo seguir aprendiendo, que se trabaja mejor con ilusión y a mostrarme agradecida con la vida por haberme dado la oportunidad de pertenecer a esta organización y así poder hacer la vida más fácil a otras personas.
Eduardo Cordero: Después de los valores que aprendí de mis padres, he crecido en esta Casa. Me refiero a una cultura no escrita de hacer las cosas o, yo, por lo menos, lo siento así.
¿Qué frase, y qué palabra, elegiríais para definir estos 25 años en Cruz Roja?
Rosa Fernández: «Si tuviera menos años, dedicaría de lleno a la Cruz Roja otros 25 años más».
Víctor Quirós: Una recomendación para todos los que lean este artículo: “Vivir el presente, y no perder el tiempo pensando en el futuro. Disfrutar de cada momento, de lo que hacemos en Cruz Roja y pensar a quien va dirigido … no hay nada más bonito en esta vida que ayudar a los demás”
Ángela Garrigos: Compromiso y satisfacción personal.
Montserrat Gallego: Compromiso con la labor de Cruz Roja, porque todas las personas se merecen una oportunidad.
Maiko Escobar: No es mía, pero seguro que la reconocéis y no puedo estar más de acuerdo: «Cruz Roja se lleva en la piel».
Eduardo Cordero: Muchas gracias.
