Hoy es un buen día para visibilizar la labor de alguna de nuestras compañeras que desempeñan su trabajo en puestos de marcado arraigo masculino.
Nuestra compañera Rosa María Blanco, es una de las cuatro conductoras profesionales de ambulancias. De su pericia al volante depende la rapidez de nuestra intervención y la seguridad de su dotación y paciente.
Esta es su historia:
Rosa, ¿desde cuándo conduces ambulancias?
Empecé a conducir ambulancias en 2004
¿Te gusta tu profesión?
No es que me guste; es que me apasiona.
¿A día de hoy, hay gente que aún se sorprende al verte conducir un vehículo de emergencias? En caso afirmativo, ¿qué le dirías?
Asombrosamente, sí; todavía hay gente que se sorprende al verme conducir. Y esta reacción la he visto indistintamente hombres y mujeres, sobre todo, en mayores de 45-50 años.
Es algo recurrente, a lo que ni siquiera creo que sea necesario responder, porque yo no lo doy importancia. Es mi profesión; una profesión que, como ya he dicho, me apasiona.
De no estar desempeñando este puesto, ¿en qué te gustaría trabajar?
En cualquier lugar relacionado con la rama sanitaria o conduciendo un camión de largo recorrido.