La semana pasada os contábamos la primera parte de la entrevista que realizamos a Concha Herrero (Referente voluntaria del área de Atención Humanitaria) y Ferrán Blavi (Coordinador del área de Atención Humanitaria) en la activación del recurso de emergencia en le que atendieron en nuestras disposiciones de Francos Rodríguez, durante 9 días, a más de 60 personas de origen sirio que llevaban viviendo durante un par de semanas en el parque Salvador de Madariaga en el distrito de Ciudad Lineal.
Os dejamos la segunda parte de la entrevista donde hablamos desde un punto de vista más humano y emocional de lo que supuso llevar a cabo todo este dispositivo. El desgaste, el estrés y como no, la calidad humana y la conexión que se llega a conseguir entre dos culturas totalmente diferentes, pero con un mismo fin: Ayudarse los unos unos a los otros.
¿Cómo han ido transcurriendo los 9 días en los que han estado dentro del dispositivo de emergencias en Francos Rodríguez?
Ferrán.- Teniendo en cuenta su esencia y filosofía de clan nómada, el marco normativo ha sido uno de los caballos de batalla con ellos. Teníamos que flexibilizar y empatizar mucho. Entender mucho la parte de asentamiento, su religión y su cultura y no abordar la emergencia desde la imposición sino desde un punto de vista de encuentro. Para ello, se han generado unos espacios casi a diario en los que nos reuníamos con el patriarca y con otros hombres y compartíamos unos momentos distendidos para evaluar la jornada, repasar normas, recoger demandas y explicar nuestra labor en la mediación con el gobierno y el ayuntamiento sobre la burocracia de su proceso.
Ellos se han mostrado muy colaboradores en todo momento, también hay que decirlo. Nosotros siempre hemos sido muy claros con todas las familias, trabajando desde la imparcialidad y la neutralidad. Nuestra misión, aparte de auxiliar a las administraciones, era también poder hacerles llegar a las mismas la situación familiar de estas personas e instar a través de la diplomacia, la necesidad de ayudar, dar opciones y agilizar la burocracia para regularizar su situación.
En nuestro caso, hemos hecho todos lo que estaba en nuestra mano. Hemos ayudado a las familias dándoles kits de ropa y calzado, hemos hecho más de 40 intervenciones sanitarias a través de nuestros propios médicos voluntarios o de los que dependen de la salud pública, hemos trabajado la parte de asesoramiento e información con todas las familias para que entendieran todos los trámites que se están haciendo y los que quedan por hacer, etc.
También hemos hecho mucho trabajo de apoyo psicosocial con muchas de las personas que mostraban síntomas de agotamiento emocional, sobrecarga, etc. Sobre todo, con las mujeres.
«Para ellos, la familia es muy importante, desde el abuelo hasta el último nieto. Para nosotros, la familia nuclear es lo más importante, por eso, no entendíamos ese afán de permanecer juntos llegando incluso, a costarte la residencia.»
Concha.- En Cruz Roja todos los proyectos son vasos comunicantes. Ferrán puso en marcha las ESIES de CRJ (Equipo de Sensibilización e Información en Emergencias) para que personas de CRJ pudieran llevar a cabo actividades lúdicas y de entretenimiento con los niños y niñas.
Concha.- Ha sido un trabajo muy intenso, sobre todo, a nivel cultural. Para ellos, la familia es muy importante, desde el abuelo hasta el último nieto. Para nosotros, la familia nuclear es lo más importante, por eso, no entendíamos ese afán de permanecer juntos llegando incluso, a costarte la residencia. Pero hemos tenido que entender, aceptar y asumir muchos de sus comportamientos. No sólo son cuestiones relacionadas con la religión, sino que tiene que ver con las costumbres de haber vivido como pueblo nómada. Por eso, haya donde llegan el que permanezcan esas costumbres, para ellos es fundamental para que les siga dando identidad vayan por donde vayan.
A nosotros no nos va tanto la identidad en nuestras costumbres y como vemos, cambiamos constantemente. Pero para ellos, es algo básico y fundamental no perderlas porque su identidad como sirios beduinos reside ahí. Y esa esencia reside en detalles en, incluso, como elaborar una comida, preparar el té en su tetera, etc.
Hay otras cosas por las que no podemos pasar por alto, como el trato a la mujer. No debemos mirarlas con relativismo cultural siempre y cuando se dañe la dignidad de una persona. Quitando eso, nos hemos tenido que despojar de todos los prejuicios occidentales y entender el por qué hacían unas cosas y otras.
Ferrán.- Ellos también han tenido que hacer esta adaptación. Por ejemplo, los hombres no entendían que desde Cruz Roja siempre diéramos prioridad a los niños, niñas, mayores y mujeres. No lo entendían porque en su cultura es al contrario. Pero esto ha servido para que ellos fueran entendiendo nuestras costumbres y modos de actuación, se han puesto en nuestra piel y han confiado en nosotros en cómo enfocábamos la intervención. Por ejemplo, en una de las asambleas con los hombres los planteé que si los niños y niñas querían jugar fuera en el parque, tenían que ir acompañados de un adulto. Claro, las madres se cansaron de salir a acompañar. Ante esto, yo hablé con el clan en esa asamblea y les dije que si querían actividad, el compromiso era salir acompañados. Entonces el patriarca invitó a todos los hombres a salir y así sucedió. Ese día fue una pequeña victoria de las mujeres.
Concha.- Por ejemplo, para comer había que hacer dos turnos. Nosotros, por supuesto, pusimos primero a niños, niñas y mujeres. Al principio, los hombres no lo entendían por todo lo que ya hemos contado. Ellos mantienen esa costumbre de que, quien sostiene a la familia entre primero a comer. Pero poco a poco fueron entendiendo que nosotros lo hacíamos en favor de sus familias.
Otra de las anécdotas que podemos contar va en relación con la preparación de las ensaladas. Ellos traían ciertos alimentos que nosotros preparábamos. Aun con estas, veíamos que había ciertos alimentos que ellos no comían. Por eso, le dijimos a la traductora que les preguntara qué les gusta más de lo que estaban comiendo. Pepinos, tomate, sandía, lechuga, etc.
En vez de pedir al catering comida preparada, les dijimos que nos trajeran los alimentos para poder preparar nosotros las ensaladas. Yo estaba preparando la cena y pasa la madre del patriarca, la abuela y una hermana del patriarca.
Cuando pasaron, vieron la lechuga y el resto de ingredientes y nos pidieron una para que fueran ellas mismas las que prepararan la ensalada para su familia. A mi se me encendió la bombilla y le dije a la traductora que las preguntara si podía unirme a ellas para ver cómo preparaban la ensalada y poder echarlas una mano y así preparar la ensalada para todas las familias.
Ellas prepararon la ensalada a la que por supuesto, le echaron sus propias especias. Ese día tenías que haber visto la alegría. Todos y todas querían repetir ya que la ensalada se había hecho ‘a su forma’. Yo me quedé encantada de poder aprender y participar de forma conjunta. Esto se repitió a lo largo de los días. Eso se tradujo en una pequeña gran relación.
«Eres la persona junto con tu equipo de Cruz Roja los que mejor nos habéis tratado de todos los países por los que hemos pasado. Estos 9 días hemos sido personas y nos habéis tratado muy bien.»
¿A lo largo de estos 9 días habéis podido entablar una relación más personal en la que ellos se abrieran y os contaran más cosas a nivel más particular?
Ferrán.- En mi caso, nos juntábamos casi a diario con ellos en una especie de asamblea. Esto nos permitía poder compartir grandes momentos de intimidad. En esos momentos, incluso el patriarca se abría y comentaban los temas del sufrimiento de estar actuando de forma nómada constantemente. Para ellos era difícil esta situación ya que quizá nunca se hubieran esperado vivirla. El patriarca, por ejemplo, era universitario y se dedicaba a temas protésicos, por poneros un ejemplo. Toda esta carga se hablaba y se compartía pero también, con los días, se generaban situaciones de humor o de complicidad con ellos.
EL cierre, cuando preparamos la salida de las familias, fue el momento más emotivo. El día anterior fue un día muy difícil con decisiones importantes ya que las familias habían renunciado a las plazas que les habían dado. Para nosotros era un poco la sensación de que todo el trabajo que habíamos hecho se iba en balde, pero es en ese momento, donde tienes que entender y respetar sus decisiones.
En un momento del último día, con toda la vorágine de la salida, el patriarca solicitó que le acompañara un momento y en nombre de todos, me quiso agradecer el afecto y el trabajo realizado por toda la Cruz Roja y dijo una frase que incluso la intérprete se quedó muy impactada: «Eres la persona junto con tu equipo de Cruz Roja los que mejor nos habéis tratado de todos los países por los que hemos pasado. Estos 9 días hemos sido personas y nos habéis tratado muy bien.»
En ese momento, a la intérprete se le hizo un nudo en la garganta a la hora de contarlo. Y así, des esta manera, todas las formalidades que habíamos tenido se desvanecieron. Por ejemplo, siempre nos despedíamos en las asambleas dándonos la mano y ese día, el hombre se acercó a mi y me dio un abrazo. Fue un momento muy emotivo, la verdad.
Concha.– Los hombres, también tuvieron el detalle de venir a todas las mujeres voluntarias a darnos las gracias y darnos la mano por toda la labor que habíamos hecho hacia ellos. Los niños, a la hora de subirse al autobús que los trasladaban, nos hacían el gesto de que subiéramos con ellos y les acompañáramos. Fue un momento muy emotivo y de agradecimiento generalizado por ambas partes. Una mujer embarazada muy joven, en la despedida, me puso las manos en su vientre y llorando me dio un abrazo. Yo la había ayudado mucho con su otro hijo dándole de comer y siempre la traía un plato a ella para ella no se quedara sin comer. Ese gesto de coger mis manos y ponerlas en su vientre, como madre que soy, me causó mucha emoción.
Otra de las anécdotas que marcaron su estancia fue cuando los compañeros y compañeras de CRJ trajeron unos bloques de plastilina para poder jugar con los niños y niñas de las familias. Fue curioso porque, por ejemplo, mis hijos cuando eran pequeños hacían un coche, una casa, un barco o cualquier tontería sin embargo, los niños y niñas de las familias, hacían comida. Una tarta, una pizza, etc. Y nos traían a los voluntarios una porción de esa pizza y nos lo ofrecían.
Nosotros les comentamos que pensaran estratégicamente y que pensaran que, a largo plazo, podrían volver a reunirse pero, de nuevo, sus esencia y filosofía les hace querer estar juntos y las 6 familias declinan las plazas ofrecidas.
¿Qué pasa con estas personas cuando abandonan el dispositivo? ¿Qué ocurrió en el décimo día?
Ferrán.- Tras todas las negociaciones y los trámites con el ministerio, de todo el clan, 6 unidades familiares tenían la posibilidad de ser readmitidas en el sistema de protección internacional en función de la situación que tenían cuando llegaron por primera vez a España.
En un plazo de 24/48h el Ministerio fue capaz de generar las plazas suficientes para poder dar cobertura a unas 26 personas. Según se iba regularizando su situación, yo se lo iba comunicando a las familias y las familias tienen que aceptar y firmar la documentación. Claro, el problema es que no todas las familias admitidas iban a poder estar juntas. Unas iban a Puente Genil, otras a Córdoba, etc.
Nosotros les comentamos que pensaran estratégicamente y que pensaran que, a largo plazo, podrían volver a reunirse pero, de nuevo, sus esencia y filosofía les hace querer estar juntos y las 6 familias declinan las plazas ofrecidas. Esta opción les daba derecho a regularizar su documentación y cuestiones administrativas, un alojamiento y manutención, la escolarización de los niños y niñas, cobertura sanitaria, ayudas económicas, acceso al idioma y formación para la inserción laboral. No todo a la vez, sino que se les hacía llegar de por fases. Ellos deniegan todo esto porque les hacían irse a pisos diferentes en lugares diferentes cuando lo que querían era seguir estando todos juntos. Llegados a ese punto, se lo comunicamos al Ministerio.
El resto de familias, unas 8, que no pueden entrar en el sistema de protección internacional, es cuando el ministerio de trabajo les dice al ayuntamiento de Madrid, que son competencia suya y que por temas de servicios sociales les tiene que dar una respuesta. El ayuntamiento, de una forma muy rápida, genera unas plazas en un albergue de Vallecas donde se pueden realojar.
En el último día, una vez que ya le hemos comunicado al Ministerio la decisión de las 6 familias, las familias deciden seguir adelante y continuar su viaje, cuyo siguiente destino es Marruecos.
Es cierto que parte de las familias vuelven a estar en el Parque. No son todas, pero si hay alguna.
¿Qué ha sido lo más difícil de todo este proceso para Cruz Roja? Y a vosotros, a nivel personal, ¿Qué ha sido lo más difícil de entender y de gestionar?
Ferrán.- Para Cruz Roja, el hecho de estar en medio y lidiando con las administraciones y no perder el punto de neutralidad.
Es difícil la gestión con la administración por cuestión de los tiempos. Tú tienes que hacerle llegar todos la actividad de emergencia planteada en terreno a otros interlocutores, que a su vez informen a otras personas de un rango superior. En mi caso, era David de Miguel, el director de Intervención Social de Cruz Roja Comunidad de Madrid, que ha hecho un papel excelente apoyándome y siendo capaz de plasmar y canalizar nuestras necesidades en terreno a las instituciones pertinentes y en tiempo.
Otra de las cosas más difíciles y, a su vez, de las más bonitas es la coordinación entre todas las áreas de CR. Servicios generales,CRJ, Socorros y Emergencias, etc. Y ver cómo articulamos en tan poco tiempo un dispositivo de emergencias. Sabemos que somos profesionales de ello porque lo hemos vivido muchas veces pero es complicado hacer ver y transmitir hacia las instituciones que el tiempo es oro, que estamos trabajando con personas, que hay situaciones que no podemos sostener, que hay cansancio en el equipo, etc. Poder hacer llegar todas estas necesidades, para mí, es lo más complicado aunque estemos preparados para ello.
A nivel más personal, manejar toda la emergencia y sentirme responsable de todo el equipo en esta situación que era nueva para nosotros y nosotras. Ha habido momentos complicados y poder contar con gente que me ha ayudado como David de Miguel, compañeros de Oficina Central, etc. Ha sido clave para darme fuerza y poder sostener toda la maquinaria del dispositivo durante 24h en los 9 días que ha durado.
Concha.- Creo que se podrían mejorar las infraestructuras para poder dar mejor cobertura ante las emergencias que atendemos y eso nos hacía que la situación fuera más complicada. Ante la tensión generada alrededor de las familias, he de decir que tenemos un capitán de navío llamado Ferrán que vale mucho y ha sabido mantener la calma por encima de todo. Su actitud y capacidad han sido increíbles y sin eso, no hubiera sido posible ya que el colectivo que teníamos delante era muy demandante de necesidades.
Ha sido difícil lidiar con las costumbres de las familias en alguna que otra ocasión pero por eso, necesitábamos la serenidad de Ferrán para que pudiera guiarnos.
También he comprendido que en 9 días no podía arreglar situaciones que vivía en relación al trato entre las familias pero si iba dejando pequeñas dosis diarias, con mucha calma y poco a poco.
¿Qué significa para vosotros ‘ser de Cruz Roja’?
Concha: Es ser uno de los habitantes de la gran casa de la humanidad.
Ferran: Es una manera de entender la vida. Siento que soy una pieza de una gran maquinaria que trabaja sin parar para mejorar la vida de las personas. CRE ha permitido, me permite y me permitirá seguir aprendiendo y creciendo como persona y como profesional.
Quiero aprovechar este espacio para poder agradecer a todas las personas que han participado directa y/o indirecta durante la emergencia. Muchas gracias por todo vuestro trabajo, esfuerzo, complicidad, fuerza, confianza, buen humor y pasión en todas y cada una de las tareas y acciones que habéis llevado a cabo.
Contar desde Atención Humanitaria con tal capital humano ha sido primordial para afrontar y resolver satisfactoriamente la situación de emergencia.
¿A qué reto nos enfrentamos para el futuro como Cruz Roja?
Concha: Cruz Roja como organización humanitaria tiene un reto muy grande ante la sociedad. Van a seguir aumentando los conflictos mundiales y nosotros tenemos que estar por encima de todo eso, enfocados en las personas. Vamos a tener cada vez más y más trabajo y va a ser mucho más duro.
Ferran. El reto está en fijar en nuestra agenda como prioridad, el seguir trabajando para estar preparados y fuertes desde Intervención Social para poner en marcha todas nuestras capacidades de nuevo y dar respuestas y ser capaces de sostenerlas en un periodo de tiempo ante una emergencia social como esta de carácter colectiva. Para ello la sensibilización, formación y entrenamiento de los equipos es clave y debe ser constante.
Es muy importante que nos centremos más en mejorar nuestras capacidades interinstitucionales para que como Organización seamos más efectivos a la hora de afrontar situaciones sobrevenidas de esta índole que requieran una intervención inmediata ante niveles altos de vulnerabilidad e incluso, exclusión social de un grupo o colectivo.