A punto de cumplir 90 años, Carlos Payá, nuestro presidente autonómico, es toda una Institución para Cruz Roja. En esta semana, dejará sus actuales funciones como presidente para poder regresar a una vida más tranquila, a caballo entre Madrid y  Valencia.

Este doctor en ingeniería química y amante del fútbol (jugó en la S.D. Levante en Segunda División) entró en Cruz Roja para cumplir una misión muy específica, y lleva en esta casa más de 30 años. Ese es el mejor resumen que se puede hacer. Pero eso no es lo que más impresiona de Carlos.

Carlos siempre ha sido un hombre de negocios. Un empresario convencido. Pero son su humanidad, su cercanía, su implicación y, sobre todo, su desbordante ilusión lo que caracterizan a una persona que ha sido pieza clave y fundamental para que, hoy en día, vivamos uno de los momentos más dulces de Cruz Roja en la Comunidad de Madrid.

Carlos se encuentra escribiendo sus memorias. Las memorias de una vida que comienza en Cádiz, marcada por la guerra. Es a partir de su periodo en el instituto cuando Carlos comienza a jugar en el equipo del Levante, por el año 47 – 48. Pero no fue el fútbol su máximo logro, sino el poder hacer un doctorado en Valencia y una carrera universitaria a través de una beca en EE.UU, que le catapultan a la industria petroquímica, el paso previo a su entrada en Cruz Roja, cuando se jubila.

Os dejamos esta entrevista en la que hablamos de su paso por la presidencia y de muchos más asuntos relacionados con Cruz Roja.

 

¿Cuándo inició tu relación con Cruz Roja en la Comunidad de Madrid? ¿Cómo se produjo ese primer encuentro?

Yo no tenía ni idea de Cruz Roja cuando estaba en el mundo empresarial. Mi vida profesional siempre ha estado ligada a la química, la ingeniería, la petroquímica, viajando mucho por el mundo. He tenido una vida muy agitada. Tan agitada, que a dos de mis hijos los conocí cuando ya habían nacido.

Cuando me jubilo, en los años 90, recibo una llamada de la ministra de Asuntos Sociales de por aquel entonces, Matilde Fernández, con la que coincidí en mi etapa profesional negociando convenios, ya que había sido responsable de UGT Químicas mientras yo era presidente de las empresas del INI. Cuando me llama me dice que la presidenta de Cruz Roja, Carmen Mestre, había pedido ayuda para gestionar Cruz Roja en la Comunidad de Madrid. Para mí fue una sorpresa esta petición porque justo acababa de montar una consultoría propia. Cuando ella me pide esa ayuda me comenta lo siguiente: «Carlos, lo arreglas en tres semanas». Por lo que acepté. Pero esas tres semanas se han convertido en más de 30 años.

Mi primera visita dentro ya de Cruz Roja fue a la sede que tenemos en la calle Doctor Santero. Allí empecé con Leopoldo Pérez, el actual Secretario General de Cruz Roja, que antes era Secretario de Madrid. Todos éramos muy jóvenes en aquel momento.

En esos años existía una deuda económica muy importante. En aquel momento, recuerdo que reuní a todos los miembros del Comité Local y les planteé la estrategia de pedir una compensación económica a las instituciones, por toda la labor que estábamos haciendo como, por ejemplo, el uso de nuestras ambulancias, que por aquel entonces era gratuito. Cuando les propuse esa idea me tildaron de ser demasiado empresario y burócrata. Yo solamente les decía que, si queríamos hacer cosas, teníamos que generar dinero, y poco a poco, el mensaje fue calando.

Por aquel entonces, el comité de Madrid se componía de la sede de Doctor Santero y Pozas, junto con el centro de drogodependencia. Tuve la suerte de que en los primeros tiempos tuve la ayuda de otro ingeniero, Joaquín Morte, que, junto con Leopoldo y Teresa, pudimos darle forma a una nueva estructura que, en aquella época, solo contaba con los servicios de Socorros y Emergencias y un área de drogodependencia. Conseguimos equilibrar la deuda en dos o tres años y así, poder empezar a hacer más cosas. Por aquella época quería volver ya a mis negocios privados, pero la Presidenta de CRE, en aquel momento, la Señora Mestre, tuvo problemas y Suárez del Toro que ocupó la Presidencia, me volvió a pedir que me quedara un tiempo más. Estuve esos 6 o 7 años ayudando a reestructurar la organización de Madrid como presidente, y ya en el año 2004, quise volverme a mis negocios privados. Llevaba ya 14 años y necesitaba irme. En ese momento, Suárez del Toro me pidió un nuevo favor, colaborar y cooperar en la comisión de finanzas de la Federación Internacional con sede en Ginebra. Estuve 8 años yendo y viniendo, y fue entonces cuando regresé para ya si, volverme a mi casa, a Valencia, para continuar con mi vida privada.

De nuevo, el Presidente Nacional me pide que vuelva a retomar mi actividad como presidente en Madrid. Corría el año 2014 y lo que parecía que iba a ser una cosa de un año, se convirtió en mucho tiempo más. Además, no ha sido fácil porque hemos tenido que hacer muchas cosas, y tomar decisiones muy difíciles, pero el resultado es que hoy tenemos una Cruz Roja en la Comunidad de Madrid, unida, fuerte y saneada. Además, he conocido a Nieves y a Gabriel, con los que he trabajado día a día, hasta hoy.

 

 

 A nivel personal, ¿Cuál ha sido el desgaste y el coste de presidir Cruz Roja en la Comunidad de Madrid?

«Ha sido mucho más difícil que presidir Repsol.»

En Hispanoil y Repsol Exploraciones yo era presidente ejecutivo y tenía miles de personas bajo mi responsabilidad. Jamás tuve los problemas o desafíos como los que he tenido en Cruz Roja. Mi vida era viajar para conseguir petróleo. Tenía un equipo técnico muy fuerte, me reunía una vez al mes y no tenía problemas para poder presidir la compañía.  Siempre he tenido la suerte en mi época empresarial, de rodearme de un equipo magnífico. Cuando aterrizo en Cruz Roja, el problema reside en que el presidente no es ejecutivo, es voluntario, pero eso no le quita de responsabilidades. Hay una diferencia enorme y el cómo cubrir ese hueco, cuando tienes a un secretario, una coordinadora, directores y coordinadores muy buenos profesionales, no es fácil. Tienes que dejarles libertad para que puedan hacer su trabajo. Por eso, la única manera de cubrir ese hueco es estando todos los días en contacto continuo con la gente. Y eso, algunos presidentes no lo entienden, porque son voluntarios y porque tienen otras actividades fuera. Yo insisto mucho a los presidentes locales para que estén al menos, 1 hora diaria en su asamblea, tratando con la gente. Ese es el secreto.

Yo soy presidente de otra compañía, la mía propia, y no me hace falta estar todos los días porque, con reunirme una vez al mes con mi equipo técnico, me es suficiente para poder presidir, pero aquí es diferente. Aquí tienes esa dualidad de tener un puesto de presidente, esa responsabilidad, pero a la vez, no tienes carácter ejecutivo y si voluntario, al contrario de lo que estaba acostumbrado en la empresa.

Ser presidente de Cruz Roja es muy difícil y requiere de una sensibilidad especial.

 

¿Cuál es la fórmula para que puedan convivir en armonía y plena confianza tanto el personal laboral como el personal voluntario?

Pues empezando por mí, la fórmula consiste en estar presente todos los días con el personal laboral. Yo es lo que hago. Bajo, saludo, pregunto y me informo sobre las personas y lo que sucede en el día a día.

 

 ¿Qué crees que has aprendido en CRE Comunidad de Madrid que no hayas aprendido en las otras empresas en las que has trabajado? 

Cruz Roja me ha dado mucha vida. El ver en directo como se ayuda a solucionar la penuria, la pobreza, las necesidades de los inmigrantes, etc. no tiene precio. Eso a mí me ha hecho ser mejor persona y me ha educado. Me ha sacado de dentro lo mejor que tenía.

 

«He tratado de transmitir la ilusión que tengo a través del cariño y la presencia física.»

 Con 89 años, ¿De dónde nace esa motivación y esa ilusión para seguir viniendo todos los días aquí?

Yo creo que Cruz Roja me ha educado para ser consciente de la necesidad de apoyar a todo el equipo para poder hacer lo mejor cada día, y la mejor manera de hacerlo es estando aquí.  Transmitir la ilusión que tengo a través del cariño y la presencia física.

 

¿Alguna anécdota que recuerdes con más cariño dentro de los 30 años que llevas en Cruz Roja?

Hay un acontecimiento importante que siempre recordaré, que son los atentados terroristas del 11 de marzo. La labor que hicieron tanto el personal voluntario como laboral, fue increíble. En IFEMA dispusimos el centro de atención a las familias. En 3 días, Cruz Roja hizo una labor que fue la admiración de sociedades nacionales y extranjeras, hasta tal punto que la Cruz Roja norteamericana, la Cruz Roja Noruega y la sueca quisieron venir para conocer de primera mano, cómo la Cruz Roja de Madrid lo había desarrollado. Les explicamos cómo funcionamos y cómo lo habíamos hecho. Esto no se quedó aquí, sino que la Cruz Roja Norteamericana nos pidió que fuéramos a Nueva York a explicar el proceso, la gestión y la coordinación de nuestra actuación ante ese desgraciado suceso. Me llevé conmigo a Carmen Martín, de la Oficina Central, y nos fuimos allí. En Nueva York se quedaron asombrados de cómo, siendo tan pequeños, hicimos algo tan grande.

 

¿Qué significa ‘ser de Cruz Roja’? ¿Qué nos diferencia de otras entidades sociales?

Damos sin pedir nada a cambio. Somos neutrales, independientes. De carácter voluntario y eso es uno de los principios fundamentales de esta casa que nunca debemos olvidar.

Tenemos una masa laboral y una masa de voluntariado y socios importante y eso, se transmite también en la sociedad. Contamos con un apoyo a todos los niveles que quizás, desde otras entidades no tienen. La semana pasada con el Día Mundial de Cruz Roja lo pudimos vivir ya que contamos con la presencia de su majestad la Reina Letizia en Zaragoza y otras representaciones de mucha envergadura.

 

 

¿Cómo le explicarías a alguien que no pertenece a la organización lo que significa ser de Cruz Roja?

Yo digo siempre lo mismo: Yo vine para estar 3 semanas y llevo 30 años aquí. No se puede describir con palabras lo que me hace sentir esta casa. Es como una droga buena, se te mete dentro y no puedes parar.

 

Mirando hacia adelante, ¿Qué consejo para el futuro nos das para continuar siendo quiénes somos?  ¿Cuáles son los retos para el futuro?

Actualmente, estamos trabajando muy bien. La labor de Cruz Roja en la Comunidad de Madrid es percibida por todo el mundo, como una de las mejores actuaciones. Hacemos una labor uniprovincial equivalente a la suma de actuaciones de 5 o 6 provincias. Tenemos un equipo excelente que es quien nos hace alcanzar los resultados que tenemos. Se puede hacer mejor, sin duda, pero creo que hemos llegado a un límite en que superar lo que hemos hecho va a ser complicado.

Para el futuro vamos a depender mucho de las administraciones públicas. Los ayuntamientos juegan un papel importante en el momento actual. La relación que tenemos con ellos es muy buena por uno de nuestros principios: La Neutralidad. Da igual el partido político que gobierne ya que nos aprecian porque saben que Cruz Roja va donde haga falta.

 

¿Qué te gustaría decir a todo el personal laboral y voluntario de Cruz Roja Comunidad de Madrid?

El otro día me despedí del Comité de Empresa y les dije que esta casa es muy sensible al tema humano y que la paciencia es muy importante para cosas que se piden y no se pueden hacer.

Yo pediría que haya la máxima compenetración entre el mundo laboral y voluntario. Sea cual sea la futura presidenta de esta casa es muy bueno que venga de la realidad local, ya que tiene la experiencia de haber vivido la realidad a la escala de la ayuda inmediata y eso es muy bueno para la entidad.

Me gustaría que las personas que trabajan o colaboran en Autonómico o en el centro de Madrid conocieran el ámbito local. Es necesario ir al ámbito local para poder ver de cerca la realidad social con la que trabajamos.

 

¿Se puede decir que el desarrollo del ámbito local ha sido el mayor cambio que has visto en estos 30 años?

Sin duda. Y ese ha sido uno de los papeles fundamentales. En mi primera época como presidente, le pedí a otra persona que se encargara de las locales mientras yo me encargaba de Madrid. Esto no funcionó como esperaba y en mi segundo mandato, me he dedicado en cuerpo y alma a las locales. He tenido la suerte de tener a Gabriel y a Nieves y por eso, hemos dedicado mucho esfuerzo y mucha inversión en reformar las locales para poder estar más cerca de las personas.  En los próximos días vamos a inaugurar la nueva sede de Alcorcón, comenzará la construcción de El Escorial, y pondremos la primera piedra en Majadahonda, y ya estamos elaborando los proyectos de las sedes de Colmenar y Pinto. En la Comunidad de Madrid debemos sentirnos orgullosos ya que contamos con una infraestructura inigualable.

 

Y a partir de ahora, ¿Qué vas a hacer?

Tras casi 70 años con mi mujer, quiero hacer una vida más familiar. Disfrutar de mis hijos, de mis nietos y de mis futuros biznietos, pero os voy a echar mucho de menos. Voy a echar en falta ese contacto humano de todos los días.

Ahora mismo, estoy muy ilusionado escribiendo mis memorias, que resumirán toda mi vida desde el punto de vista personal y profesional.

¡Mucha suerte en tu nuevo caminar y un millón de gracias por toda tu dedicación, Carlos! ¡Eres todo un ejemplo para todas y todos!

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