Hay personas que dejan huellas imborrables en los sitios, en las ciudades, en las personas. Sin duda, para Cruz Roja y todos/as los que formamos parte de ella, Carlos Payá es una de ellas.

Doctor en químicas, empresario de reconocido prestigio, para Carlos Payá Cruz Roja siempre fue su debilidad, su ‘niña mimada’ y prueba de ello son los más de 30 años que estuvo a nuestro lado.

Esta semana ha vuelto a visitarnos a las oficinas de Muguet y… ¡está como siempre! Como siempre, su humanidad, su alegría y su ilusión nos volvieron a conquistar en esta pequeña entrevista que le hemos hecho para preguntarle cómo le trata la vida después de este tiempo fuera de la organización.

¿Qué recuerdo te queda de tu etapa en Cruz Roja?

Con toda la experiencia que he tenido en mi vida profesional, que ha sido muy bonita y muy dura, incluyendo la guerra, los 20 o 25 años que estuve como voluntario en Cruz Roja me han dado vida, sensibilidad… A mí me gustaba tener reuniones en la local de Madrid, en la calle Pozas, el poder ayudar, enseñar,… para mí ha sido la mejor experiencia de mi vida. La vida profesional es distinta, esto es más sensible, y todo esto a mí me ha dado vida. Los casi 30 años de mi vida en Cruz Roja han sido irrepetibles y para mis hijos y mis nietos, y una bisnieta que tengo ahora, mi trayectoria es una enseñanza de lo que es la vida y de cómo ayudar a las personas. Ahora solo me queda tiempo para cuidar a mi mujer. Me entristece un poco hacerme mayor, porque soy muy activo, pero así es la vida.

 

¿Qué es lo que más echas de menos de Cruz Roja?

La presencia diaria y el contacto personal con vosotros/as. Todos los días os visitaba a cada uno de vosotros personalmente y eso para mí era muy importante, y también lo era para vosotros/as, porque sabíais que quería saber sobre vuestras vidas.

 

¿Sigues teniendo contacto con personas de la entidad?

Sí. Yo el chequeo médico me lo hago en el hospital de Cruz Roja. En la oficina central tengo mucho cariño a muchas personas porque durante muchos años fui vicepresidente nacional, y eso me obligaba a estar ahí. Tengo un contacto menos intenso que el que tengo con vosotros/as, pero también les echo de menos y espero poder volver a visitarles.

«He sido muy feliz, soy feliz, y estar aquí hoy con vosotros/AS me da mucha alegría.»

 

¿Cómo has vivido estos años de pandemia?

Tengo dos hijos médicos y ellos me daban instrucciones. A mí la mascarilla me molesta mucho pero la he llevado con bastante disciplina. Nosotros veraneábamos en Jávea y nos llevaba en coche uno de mis hijos, nos metíamos en la casa y allí intentábamos pasarlo lo mejor posible. Hemos sido muy obedientes, estábamos rodeados de campo tres meses al año, y yo tenía la piscina y una ruta para hacer mis ejercicios, y lo hemos pasado sin ningún tipo de problema. Tampoco ninguno de mis chicos ha tenido problemas, asique debemos de dar gracias.

¿Cómo es la vida después de Cruz Roja?

Pues mira, yo me despierto a las 6:30 y salgo a trotar un par de horas, y cuando llego a casa desayuno con mi mujer. Ahora tenemos ayuda en casa 24 horas porque mis hijos han insistido en tenerla aunque mi mujer y yo no queríamos. Hago mucho deporte y también me gusta mucho leer. Entre leer, ejercicio y ayudar a mi mujer se me pasa el día. No me puedo quejar, tengo mucha salud y tengo una familia que son todos magníficos.

«Tengo mucha salud y tengo una familia que son todos magníficos»

 

¿Qué consejo das a las personas que acaban de entrar en Cruz Roja o que llevan ya un tiempo trabajando aquí?

Por lo que he vivido y el contacto que he tenido con cada uno de vosotros y vosotras, depende mucho de la persona. He tenido compañeros/as vuestros/as que son más accesibles, sentimentales, cariñosos… otros menos, pero que también estaban entusiasmados con su trabajo. En el día a día hay presidentes que aparecen por la oficina una vez a la semana, una vez al mes, mi concepto es que hay que estar todos los días para que tu equipo vea que estás trabajando con ellos/as. Tiene mucha importancia la presencia física para hacer un trabajo porque ves a tus compañeros/as todos los días y yo procuraba, cuando intuía que podían tener algún problema, que pudieran hablar conmigo y no se enterasen los demás.

En general, estoy muy satisfecho con la labor que deje aquí, y Pilar me lo ha dicho hoy, me ha dado las gracias por el trabajo que hice. Sin duda, disfruté mucho. Era muy feliz aquí, mi mujer estaba un poco celosa. Ella era profesora de filosofía y letras pero tuvo que dejarlo para cuidar a nuestros hijos, porque yo andaba por el mundo. He sido muy feliz, soy feliz, y estar aquí hoy con vosotros me da mucha alegría.

3 COMENTARIOS

  1. Don Carlos Payá. Un grande, y una persona que es un faro a seguir: siempre activo, siempre positivo, una mente brillante, y una trayectorial profesional intachable. Para mí fue un honor compartir espacio y trabajo con él los días que pude hacerlo.
    Gracias por todo lo que nos ha dado.

  2. Siempre le he pedido a D. Carlos (término cariñoso) que escribiera su historia de vida, con lo poco que me ha narrado daría para escribir un libro número uno en ventas. Todo un catálogo de retos, superación, pasión por lo que hace y ejemplo de vida.
    Él quizá no lo recuerde pero, tras afrontar un reto complicado en mi salud, en mi primer día al trabajo y a mi vida cotidiana, estaba camuflado en mi despacho a primerísima hora de la mañana esperando para darme un gran abrazo. Su felicidad por verme de nuevo y como nuevo, supuso que fuera consciente que lo malo quedaba atrás. GRACIAS por tu abrazo D. Carlos.

  3. Excelente persona, una de esas que siempre, siempre, siempre dejan huella imborrable de su paso por tu vida. Una palabra de aliento, una sonrisa o una palmada en la espalda para decirte: !!! Adelante !!!.

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