El Equipo de Respuesta Básica en Emergencias (ERBE) es una pieza clave en la respuesta ante emergencias de Cruz Roja. Durante la gestión de la emergencia provocada por la DANA en el este de la península, este dispositivo ha sido una de las formas de intervención de Cruz Roja. Hoy he hemos querido entrevistar a tres integrantes del ERBE que han estado en Valencia ayudando en la recuperación de la zona. Roberto Amelivia, Jesús Díaz y Cristina Iglesias comparten sus vivencias durante esta reciente intervención.
¿Quiénes sois y cuál es vuestra trayectoria en Cruz Roja?
Roberto.– Llevo ocho años y estoy en el MAP, (Marco de Atención a Personas). Mi labor es recibir a la gente que entra en Cruz Roja por primera vez, tomarles los datos y luego redirigirlos hacia las áreas que puedan ayudarles a atajar sus vulnerabilidades: hacia empleo, hacia salud, prestaciones económicas, etc. En el ERBE también estoy desde hace más de un año. Ahí recibimos formación, hacemos prácticas y tenemos que estar listos para cualquier emergencia que pueda surgir. Además, hay un pequeño equipo de material para intervenciones.
Jesús.- Llevo desde 2011, 13 años en Cruz Roja. Empecé en transporte sanitario y en preventivos, y en 2015 entré en el ERIE de comunicaciones. En los ERBE estoy desde que se creó.
Cristina.- Estoy en el ERBE desde hace un mes por lo que llevo súper poquito tiempo. Me apunté porque vi todo lo que pasó en Valencia y quise ir de voluntaria. Me acerqué a Cruz Roja porque como organización me pareció súper bien y fui para aportar mi granito de arena.
¿Por qué decidisteis ir a Valencia?
Roberto.- Pasaron un aviso buscando personas voluntarias del ERBE para que la gente se ofreciera. A mí me apetecía ir allí y hacer trabajo físico, echar una mano en lo que estaba viendo por la tele. No estuve en los primeros momentos, llegué semana y media después. En ese momento las cosas estaban más tranquilas, pero había mucho trabajo.
Jesús.- Los Equipos de Respuesta Básica a Emergencias son eso, un equipo de respuesta. Cuando surge una gran emergencia, si tienes disponibilidad, pues ¿cómo no ir? Es parte del compromiso que tenemos con el equipo, con Cruz Roja y con la sociedad. Yo, personalmente, no podía decir que no.
Cristina.- Yo llevaba mucho tiempo detrás de poder hacer voluntariado y poder ayudar. Es verdad que ves a través de imágenes algo tan fuerte, algo tan duro como que estaba pasando, y te imaginas que en algún momento te podría tocar a ti. Se necesitaba muchísima gente, así que me metí.
Para quien no lo sepa, ¿qué es el ERBE y qué labores desarrolla?
Jesús.- Los Equipos de Respuesta Básica a Emergencias son unos equipos de respuesta local de proximidad que hay en la práctica totalidad de las asambleas locales y comarcales de la Comunidad de Madrid. Dan respuesta a las emergencias de dos formas La de Valencia es una gran emergencia, una catástrofe, y los ERBE acuden para prestar apoyo logístico: distribución de alimentos, tareas de limpieza, etc. La otra pata, que no nos ha tocado esta vez, es una respuesta a emergencias locales, como pueden ser, por ejemplo, una nevada, un incendio, ese tipo de cosas. En las asambleas locales tenemos materiales para estas tareas: herramientas como palas, kits de higiene, mantas, etc.
¿Cómo fue vuestra llegada a Valencia?
Roberto.- Como hemos dicho antes, llegamos semana y pico o dos semanas después de que sucediera la catástrofe. El choque es fuerte porque ya no ves el momento de la riada y todo está un poco más tranquilo. Según te vas acercando a la zona, ya pasas por Utiel y Requena y ves los campos, está todo destrozado. Estaban cerradas todas las carreteras de acceso, había puestos de la guardia civil controlando, y solo te dejaban pasar si eras un vehículo de emergencia.
Jesús.- La magnitud de la catástrofe es tremenda. Por la televisión ves calles anegadas, llenas de barro, vehículos en mitad de las calles… Pero cuando llegas allí es cuando ves de verdad la magnitud que es aquello, la inmensa extensión donde la riada produjo estos terribles daños.
Cristina.- Allí tenías a la gente devastada, llorando, porque lo habían perdido todo. Han perdido no solamente el coche, han perdido una casa e incluso hasta familiares No es solo lo que ves en la calle llena de barro.
Qué labores realizasteis allí?
Roberto.- El día empezaba con un briefing, donde nos reunían a todos en el patio central y nos contaban cómo iba a ser el día. Luego los jefes de equipo nos reunían para que nos asignaran una misión, ya que había un puesto de mando con unas diez personas con portátiles que recibían y procesaba las peticiones de la gente afectada. Íbamos con los vehículos a las zonas más afectadas, como Paiporta y Alfafar. Valencia ciudad no estaba mal, pero según te acercabas a las zonas más dañadas todo era color de barro. Entrábamos en las casas, sacábamos el barro, ayudábamos en los garajes hasta que lo prohibieron por ser peligroso. Al final del día, volvíamos, hacíamos otro briefing y regresábamos a donde dormíamos.
Jesús.- Los ERBE tienen dos tareas principales: apoyo logístico y tareas de recuperación. En mi caso, realizábamos limpieza en calles y viviendas. Había que vaciar las casas de muebles destrozados y sacar todo el barro posible, así como ayudar a despejar para que la maquinaria más especializada pudiera entrar después.
Cristina.- Como han dicho mis compañeros, nuestras tareas eran limpieza y logística. Además, atendimos algunos casos psicosociales en emergencias. Éramos muchos equipos trabajando juntos, porque aunque un grupo sea de cinco, a veces necesitamos más ayuda de otros voluntarios.
¿Qué momentos destacaríais de vuestra intervención?
Roberto.- Una señora en Alfafar nos regaló jabones que hacía ella misma. Estaba deshecha y quiso agradecérselo a todos los que estábamos allí: Cruz Roja, bomberos de Cantabria, soldados, paracaidistas, mucha gente distinta.
También recuerdo muchos camiones del norte de Marruecos. Eran marroquíes, agricultores y no hablaban ni francés, ni español, ni nada, pero estaban allí con cubas de agua vaciando garajes. Eso a mí me llegó, también.
Jesús.- En general me quedo con el agradecimiento de la gente a labor que hacíamos allí. En Manises, una vecina nos abrió las puertas de su casa para que usáramos el baño o calentáramos comida. Nos ofreció agua y todo lo que necesitáramos. Me impresionó mucho que fuera ella la quisiera ayudarnos a nosotros.
Cristina.- Una señora mayor nos pidió que limpiáramos su trastero. Nos abrazó llorando, diciéndonos que por favor le diéramos un abrazo. Fue muy fuerte. A veces lo más pequeño, como un abrazo, puede significar muchísimo para estas personas.
¿Qué sensación se os queda tras volver?
Roberto.- Llegar a Madrid, bajarte del coche y verlo todo normal, sin ni gota de barro en ningún sitio te impacta porque es volver a tu mundo y a la civilización.
Cristina.- Es muy satisfactorio, pero te quedas con la espinita de querer volver porque ves que todavía queda muchísimo trabajo allí. Llegas a Madrid y parece que vienes de otro mundo completamente distinto, de pasar de ver viviendas destruidas, barro hasta la rodilla, a volver a tu normalidad.
Jesús.- Por un lado, es una lección de vida. Ves allí a gente que lo ha perdido todo, gente normal que hacía su vida como la hacemos aquí, y de repente lo pierden todo. Te queda la sensación de que queda muchísimo por hacer. Además, las necesidades cambian según avanza la emergencia. Es importante identificar esas nuevas fases para poder responder.
¿Volveríais a participar en una intervención como esta?
Roberto.- Yo sí. Me he apuntado para la tanda de la semana que viene. Será en otro plan, más logístico, pero me apetece volver.
Cristina.- Yo también me apunté, pero no me escogieron. Tengo exámenes finales, así que será más complicado ahora.
Jesús.- Claro que volveríamos. Todo el mundo trabajaba como un equipo, todos íbamos a una. Esa es la clave.
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GRAN Y MAGNÍFICO TRABAJO FAMILIA
Han sido días difíciles pero con gracias a Cruz Roja hemos conseguido sacar una sonrisa y alegrar un poco más la vida a esas personas