Lola Casteleiro es una de esas personas que deja huella.  Su sencillez, su educación, sus valores y su cercanía son un gran ejemplo para todas las personas que formamos esta entidad. Ahora, Lola da un paso adelante en un nuevo cargo en Cruz Roja Española como vicepresidenta de la Comisión de Finanzas. Atrás deja una intachable trayectoria como voluntaria de Cruz Roja Comunidad de Madrid y, sobre todo, como presidenta de la Local de Madrid. Lola nos asegura que va a seguir como voluntaria, que simplemente cambia un poco el rumbo de su voluntariado, pero en nuestras sedes y equipos la vamos a echar mucho de menos. Antes de su despedida, pudimos charlar con ella para repasar su trayectoria, valorar estos años como presidenta y comentar el nuevo reto al que se enfrenta.

¡Mucha suerte en este nuevo caminar, Lola!

Lola y el equipo de local de Madrid en el día de su despedida

¿Cómo ha sido tu trayectoria en Cruz Roja?

Me incorporé como voluntaria en Cruz Roja en el año 2003, cuando me prejubilé. Teniendo en cuenta mi formación como informática, me incorporé en Oficina Central para ayudar a la implantación de, la que era entonces, la aplicación de Intervención Social, que estaba aún diseñándose. Trabajaba codo a codo con el departamento de Inclusión Social y con Servicios de la Información y participé durante esos años en la finalización de la aplicación y en su posterior implantación. Participé también en el diseño del Informe de Vulnerabilidad y allí estuve hasta el año 2011.

En ese año decidí cambiar de actividad, me apetecía participar con los/as usuarios/as, en la actividad del día a día. Me ofrecieron irme a Pozas con el programa de Inmigrantes, donde estuve haciendo acogida y apoyando. Después, vino el llamamiento que Cruz Roja hizo en 2012 por la crisis y montamos un equipo de voluntarios/as para atender a todas las personas, prestar ayudas, etc. Allí se formó un grupo de voluntarios/as estupendo, seguimos en contacto y la mayoría seguimos en la entidad.

En 2014 me escribió una de las voluntarias que estaba conmigo, Elisa, me comentó que estaba en el comité y que me presentara con ella, que sería interesante. Entonces, me presente al comité pensando participar como vocal, pero, cuando se formó, resultó que la persona que iba a ser presidenta no podía asumir el cargo y me lo ofrecieron a mí. Yo dije que sí, y en el 2015 Carlos Payá me nombró presidenta de la local de Madrid. Yo le conocía de haberle visto alguna vez, pero nunca había tenido ninguna conversación con él hasta poco antes del nombramiento. Aun así, hubo muy buena sintonía y al poco tiempo me nombro Vicepresidenta autonómica.

 

Antes de entrar como voluntaria, ¿a qué te dedicabas profesionalmente? ¿Qué vinculación tenías con la entidad?

No la conocía. Cuando me prejubilé era muy joven y no me quería quedar en casa, por lo que decidí entrar en alguna ONG para devolver a la sociedad un poco de lo que me había dado. Hablé con una amiga que estaba en Cruz Roja y me animó a entrar. Yo trabajaba en un banco como jefa de proyectos. Antes de prejubilarme, llevaba, sobre todo, el tema de tarjetas y cajeros a nivel informático y la aplicación de las oficinas. Quise darle a Cruz Roja un poco de la formación que tenía.

 

Has sido durante ocho años presidenta de Local Madrid y Vicepresidenta autonómica. ¿Cómo es ser presidenta de la asamblea local de Madrid?

Ser presidente/a de una asamblea es un poco complicado, es mucha responsabilidad. Yo he estado muy cómoda a pesar de haber tenido mucho trabajo, ha sido muy gratificante y se han hecho muchas cosas. La local de Madrid ha cambiado mucho en estos ocho años gracias al trabajo de todos/as. Además, cuando entré, tuve la suerte de tener a Sandra Sánchez-Rubio como directora técnica, fue una maravilla trabajar con ella, al igual que ahora con Fran. Con Nieves y Gabriel también ha habido mucha sintonía. A partir de ese momento ha sido todo seguir para delante, trabajando, estando en todas partes y aprendiendo mucho. Ha sido muy gratificante, me ha gustado mucho y me lo he pasado muy bien.

 

«Yo sigo siendo voluntaria de la local de Madrid y que venga gente nueva, con la ilusión de la novedad, va a ser muy positivo para todos/as»

 

¿Qué ha sido lo más bonito de esta etapa?

Para mí, lo más bonito ha sido la relación con la gente, es lo que más me va a costar dejar. Entre Sandra y yo formamos un muy buen equipo, muy colaborador, tanto aquí como en las zonas. El trato con los/as voluntarios/as me encanta, estuve en la primera época como vicepresidenta encargada de Juventud y eso fue genial, el poder estar con los jóvenes en sus reuniones, campamentos… Me gusta mucho la relación con la gente y es lo que más me llevo, lo que he aprendido de las personas voluntarias.

Algo que también ha sido muy bonito es ver cómo ha crecido la asamblea. Cuando yo llegue apenas teníamos dos sedes, y ahora tenemos diez. Hemos crecido mucho y hemos intentado siempre que la gente y los/as voluntarios/as estuvieran bien.

 

¿Y qué ha sido lo más difícil?

Lo más difícil para todo el mundo en esta época fue la pandemia. Yo no podía salir de casa porque era una persona de riesgo, y no podía venir a la oficina. Personalmente, lo pasé muy mal, porque no pude colaborar como hubiera querido. En cuanto a lo demás, ha habido algún momento puntual, pero no recuerdo ninguno especialmente duro. Cuando ha habido algún dilema siempre se ha hablado.

 

¿Cómo ha sido la conciliación de tu vida personal con tu labor como presidenta local?

Yo he estado todos los días en Cruz Roja, de lunes a viernes, pero llevo haciéndolo desde el 2003 que me hice voluntaria. No tenía cargas familiares y podía dedicar los días a esto, por lo que lo he llevado bien. A veces es complicado porque la sociedad no lo entiende, en mi familia si lo han hecho, pero algunos/as amigos/as no entienden el compromiso de los/as voluntarios/as. Una vez que coges este compromiso puedes dejarlo cuando quieras, pero no puedes elegir qué día lo tienes y que día no.

 

¿Cómo has llevado las relaciones institucionales?

Yo tengo una ventaja, y es que hablar de Cruz Roja me gusta mucho y lo que ellos quieren es escuchar de la entidad. En la local de Madrid he recibido un montón de visitas pero ellos/as saben a qué vienen, a que les cuentes cosas de Cruz Roja. Dar discursos ha sido lo peor, porque yo no he hablado en público jamás. Eso sí me ha costado, aunque ahora ya lo llevo mejor. A todo se hace uno/a.

 

¿Por qué has decidido dar este paso y dejar la presidencia?

Creo que todo tiene su tiempo. Yo ya he hecho bastantes cosas aquí y creo que ocho años es suficiente. Había que dar un cambio porque, si no, te repites. Para estar en un puesto como este tienes que tener mucha ilusión y no es que ya no la tenga, pero las cosas son un poco más repetitivas al llevar tantos años aquí. Ahora hay un Comité local totalmente nuevo con un montón de ganas de hacer cosas y, si me necesitan, saben que me pueden llamar. Yo sigo siendo voluntaria de la local de Madrid, no me voy a ir. Que venga gente nueva con la ilusión de la novedad va a ser muy positivo para todos/as.

 

«Para mí, ser parte de Cruz Roja significa haber encontrado un sitio al que pertenezco»

 

¿Cómo es vivir el ser presidenta de una local, tener un cargo autonómico y convivir con otros/s presidentes/as de asambleas locales y comarcales?

El grupo de presidentes/as, independientemente de las personas que sean, que pueden ir cambiando, es un grupo siempre muy unido. Los/as presidentes/as, solo por el hecho de presentarse a una responsabilidad como esta, ya tienen un carácter especial. Se comparten muchas cosas, nos ayudamos entre nosotros/as. Hemos tenido muchas reuniones, convivencias, y ha sido muy gratificante. Aparte de los que empiezan ahora, conozco a muchos/as de ellos/as y va a ser un grupo genial.

 

Y más allá de las tareas, ¿qué se comenta en ese grupo de presidentes/as?

Se habla de los problemas que podemos tener con algunos proyectos, de las actividades de las asambleas, nos damos consejos, vamos a jornadas de puertas abiertas de alguna asamblea para ver cómo lo hacen y aprender entre nosotros/as… Intercambiamos muchas experiencias.

 

¿Cómo es la fina línea que separa las tareas de una presidenta de las de una dirección técnica?

Es una relación que, si no funciona, va a derivar en problemas en la asamblea. Yo, por suerte, nunca los he tenido. Lo importante es tener colaboración. Hay tareas que son de cada uno pero, más que nada, es colaborar y tener comunicación. Yo he tenido mucha suerte tanto con Sandra como con Fran. Lo que hay que hacer es colaborar y si hay algún problema, hablarlo. Hay un documento que se hizo hace tiempo en unas reuniones de presidentes sobre las labores del presidente y el director técnico, pero yo creo que cada uno lo lleva como puede, de una local a otra hay mucha diferencia.

 

Cuéntanos sobre tu nueva etapa. ¿Qué vas a hacer en Oficina Central?

Mi nueva etapa me vino de sorpresa. Yo ya sabía que no quería presentarme como presidenta en la local de Madrid en las elecciones que se iban a celebrar y, cuando se celebró el último Comité nacional en diciembre, al que llevo perteneciendo los últimos cuatro años, el presidente me ofreció ser la nueva Vicepresidenta de la Comisión Nacional de Finanzas. Yo no sabía nada de finanzas, pero querían a alguien que conociese bien Cruz Roja. Conozco de hace tiempo a su presidenta, es estupenda y trabaja genial. Le dije que sí, pero tenía que dejar antes mi cargo como presidenta, ya que la Comisión de Finanzas es incompatible con cualquier Órgano de Gobierno. Después de la asamblea general, cuando me eligieron, dimití como presidenta de la local Madrid.

 

«Lo más importante en la relación entre un presidente y un director técnico es la colaboración y la comunicación»

 

¿Qué son para ti los principios fundamentales y cuál es con el que más te identificas?

Ahora mismo, después de todo el tiempo que llevo en Cruz Roja, me rijo con esos principios para todo. Al haber sido presidenta he tenido que mantener, incluso en mi vida privada, los principios fundamentales. Ahora creo que esos principios son básicos para una vida en valores. Puede que con el que me sienta más identificada sea el de humanidad. Comprende a todos los demás, si no tienes ese trato y ese carácter de humanidad todos los demás sobran.

 

¿Qué significa para ti ser de Cruz Roja?

Durante estos años pertenecer a Cruz Roja lo ha significado todo. Toda mi vida estaba ligada a la entidad. Para mí significa el haber encontrado, después de una larga vida familiar y laboral, un sitio al que pertenezco. No entiendo mi vida sin Cruz Roja, aunque ya no esté en el día a día, me sigo preocupando por la entidad. Es mi vida, mi ocupación, mi finalidad. Voy a seguir en Cruz Roja mientras pueda, todo lo que pueda dar lo seguiré dando.

 

Tras llevar en la entidad 20 años, ¿cómo ves la evolución que ha tenido Cruz Roja?

Ha cambiado mucho. Cuando yo llegué, estaba más focalizada a unas pocas cosas y ahora mismo la actividad se ha abierto a toda la sociedad. Se ha hecho mucho hincapié en la visibilidad, en la participación con otras entidades, en involucrar empresas… Creo que Cruz Roja tiene muy buena reputación, solo hay que ver la cantidad de personas que se interesan cada día en hacer voluntariado. La entidad está en la línea correcta de ayudar a la gente a la vez que nos damos a conocer, creo que son dos patas que están funcionando muy bien.

 

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2 COMENTARIOS

  1. Lola, ENHORABUENA por tu buen hacer en Cruz Roja y por ser como eres.
    Un abrazo muy fuerte y suerte para desarrollar tu nuevo puesto con el compromiso y la dedicación que siempre has demostrado.

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