Desde la asamblea comarcal de Sierra Norte han querido tener una profunda conversación sobre el derecho al trabajo, las experiencias en el ámbito laboral, el acceso a los servicios, etc. Para ello, han hablado con Ruth, Meriem y Lucía, participantes en los proyectos y con Elisa, técnica de empleo de la asamblea.

 

Situación administrativa y trabajo:

Elisa: Actualmente, para que las personas con una situación administrativa irregular puedan obtener el permiso de trabajo, tienen que haber vivido tres años en España, así que podemos decir que están obligadas a trabajar en la economía sumergida o condenadas a depender de ayudas. Creo que sería importante valorar un cambio en el procedimiento para facilitar que se obtenga de forma más rápida el permiso de residencia y trabajo y no tener que depender de las ayudas sociales para sobrevivir, además de poder cotizar y tener acceso a los servicios. Para los solicitantes de protección internacional, este proceso es más rápido, tienen permiso de residencia desde el principio; no obstante, no pueden trabajar hasta después de seis meses. Me parece una incongruencia que les obliga también a solicitar ayudas para poder vivir.

Meriem: Vine porque mi padre vivía aquí. Él estuvo trabajando en Francia, trabajaba tres meses y luego volvía a mi país. Después de un tiempo, vino a España y consiguió la residencia aquí; el resto de la familia vinimos hace quince años. Siempre he tenido la residencia, pero aún no tengo la nacionalidad por no hacer el examen, no estoy segura si podría aprobarlo. Ahora trabajo tres días a la semana, también he trabajado limpiando y cuidando ancianas. Hay personas que son majas y pagan bien, pero hay otras personas que te hacen la vida más difícil. A mí me preocupa que estén contentas con mi trabajo.

Durante cinco años, un par de horas al día, estuve cuidando de una anciana hasta que murió. No tengo formación, pero querían a alguien con paciencia y que la tratase bien. No me pagaban muy bien y trabajaba los fines de semana, pero al final necesito trabajos de ese tipo, porque tengo cuatro niños a cargo y no me puedo comprometer a trabajar más tiempo. En casa se ha roto la caldera de agua y llevamos una semana sin agua caliente, hemos tenido que quitar la calefacción para tener agua caliente. Así que, hay que trabajar en lo que salga.

Ruth: He llegado hace un año y cinco meses. Tengo cinco hijos, el más pequeño de un año. Me gustaría trabajar, pero lo veo difícil. Creo que sería más fácil un trabajo de pocas horas al día, pero no he encontrado un trabajo así. A mí me parece interesante tener trabajos de pocas horas, para poder ir aprendiendo poco a poco y tener extra de ingresos. Tener contrato es importante para mí, para ayudar a mi familia y porque tengo cinco hijos, entonces necesitaría un trabajo estable pero que pueda compatibilizar con su cuidado.

Lucía: En mi caso, llegué a España en 2004. Mi situación administrativa era irregular, tardé seis meses en tener papeles, pero he tenido varios trabajos en economía sumergida. El trabajo en negro es horrible, no se respetan tus derechos, dependes del criterio del empleador. Los trabajos de este tipo que he tenido tenían horarios malos y el salario era muy bajo. No obstante, con el tiempo, ganas seguridad en ti misma, te vas informando de tus derechos. Al principio no te queda más remedio que coger lo que te ofrecen, por la situación de vulnerabilidad en la que vienes, pero después negocias, llegas a acuerdos. Ahora siento que puedo poner mis condiciones. Al final, las condiciones y el trato dependen de con quién te encuentres. Siento que he tenido suerte con la gente.

 

Formación y trabajo:

Elisa: Me parece muy importante para mejorar la empleabilidad de las personas que participan en el programa de empleo, la formación en competencias prelaborales y capacitaciones técnicas. Esto implica trabajar aspectos como la motivación, la autoconfianza, la autoestima, habilidades comunicativas, etc. Todo ello teniendo en cuenta la perspectiva de género y un enfoque intercultural y de derechos humanos. De hecho, a través de mi experiencia he visto cómo el mercado laboral demanda cada vez más perfiles especializados. Por eso, es fundamental trabajar con las personas su perfil profesional.

Meriem: En mi caso, no fui al colegio. Antes, en mi país, los chicos iban, pero las chicas no. Mi padre insistía que fuese al cole, pero yo no quería; incluso mi hermano me llevó alguna vez, pero yo me volvía a casa. Cuando llegué a España, decidí quedarme en casa con mi madre; mis hermanas fueron al colegio a estudiar y yo no. Ahora me arrepiento, siento que he perdido mucho tiempo. En España he tenido más oportunidades para estudiar que en mi país, he realizado cursos para encontrar trabajo y mejorar mi empleabilidad como los que comenta Eli, que me han ayudado. A mis hijas les insisto mucho para que estudien y sean independientes.

Lucía: Aún tienes tiempo, hoy he oído en la radio sobre una mujer de 90 años que ha acabado sus estudios

Meriem: Primero tengo que mejorar mi español. No lo puedo leer ni escribir bien, le tengo que pedir a una de mis hijas que lea cuentos a su hermana porque yo no puedo. La escucho para aprender y me ayuda a estudiar por las tardes.

Ruth: Estudié secundaria, hice formación profesional de costurera y peluquera y decoración y camarógrafa. Nunca me ha gustado quedarme sentada en casa. Allí trabajaba como autónoma, tenía una tienda. Aquí me gustaría estudiar algo, creo que es importante estudiar para encontrar un trabajo que te guste. No me importaría hacer más cursos de costurera, también me gusta cuidar ancianos.

Lucía: En mi país trabajaba en una pastelería y aprendí a hacer tartas y dulces, Me formé para mejorar y montar un salón de té con una amiga, pero finalmente decidí venir aquí y estuve haciendo otras cosas; pasé mucho tiempo sin volver a la repostería. Sí he tenido oportunidades y me parece fácil seguir estudiando y formándome aquí en España, creo que es importante para mejorar en tu trabajo. También me he visto obligada a hacer algunos cursos, porque no me convalidaban los títulos de mi país. Ya no pienso en poner una pastelería porque estoy cansada.

 

Ruth: «Creo que es importante estudiar para encontrar un trabajo que te guste»

 

Mujer y trabajo:

Meriem: Entiendo que estés cansada, yo también. Las mujeres cargamos con mucho trabajo fuera y dentro de casa. Trabajo solo tres días, pero con cuatro hijos no puedo hacer mucho más. Mi marido está en paro, es cerrajero, pero hace un año que no trabaja. No me gusta que se quede en casa, hay que ir a buscar el trabajo, el trabajo no viene a ti.

Elisa: Por ser mujer se está doblemente excluida en el entorno laboral. Sigue existiendo el techo de cristal, y las tareas de cuidados y la carga mental que suponen siguen recayendo en las mujeres.

Lucía: Vine sola con mi hija, entonces tenía una situación de vulnerabilidad y me veía obligada a aceptar cualquier trabajo que se presentaba. Ahora tengo una pareja que también trabaja fuera y dentro de casa.

Meriem: Es que no puede ser de otra manera. Igual que nosotras trabajamos fuera, ellos también pueden trabajar un poco en casa. No me voy a ir a trabajar y dejarle en la silla para encontrarle ahí cuando vuelvo.

Lucía: Por lo que veo en mi entorno, ahora estamos en un momento de crisis. Si nos quedamos los dos en casa, al final tiene que salir quién antes encuentra trabajo y suele ser la mujer porque hay más trabajo para ella. Aunque generalmente no hacen contrato y está peor pagado comparándolos con los trabajos que hay para los hombres, que además suelen ser con contrato.

Meriem: También pienso que los trabajos a los que optamos las mujeres suelen ser trabajos de cuidados y limpieza sin contrato. Me gusta cuidar ancianas o ancianos y me siento bien con ese trabajo, pero es verdad que pagan menos y dependes más de sí a las personas que te contratan les gustas o no.

Elisa: Las tareas de cuidados que realizamos las mujeres dificultan el desarrollo en el ámbito laboral y tener acceso a trabajos mejor remunerados, pues muchas veces los trabajos son de jornada parcial para poder compaginarlos con el resto de tareas que las mujeres desempeñan. Todo esto genera situaciones de dependencia económica con respecto a la pareja y todo que estas conllevan.

Ruth: Para mí es muy difícil sentarme en casa y no hacer nada, pero no me importaría trabajar desde casa. Estoy de acuerdo con que, si los dos trabajamos fuera de casa, también tenemos que compartir el trabajo de la casa. Mi marido lo hace y también lo hacía en mi país, donde yo tenía mi tienda y él no tenía trabajo, por lo que quedaba en casa con nuestras hijas. Este punto es importante, nosotros sabemos cómo organizarnos para que los dos tengamos tiempo para nosotros.

 

Elisa: «Sigue existiendo el techo de cristal, y las tareas de cuidados y la carga mental que suponen siguen recayendo en las mujeres»

 

Trabajo y acceso a los servicios:

Lucía: En cuanto al acceso a los servicios, no tuve ningún problema. Mi hija siempre ha podido estudiar, y con el acceso al sistema sanitario tampoco tuve problemas. Aunque no he cobrado nunca el paro.

Meriem: Yo tampoco he tenido problemas nunca.

Ruth: En mi país, es muy cara la educación, la vivienda, ir al médico… Hay que pagar por todo. Además, sigue subiendo el precio de la comida, incluso por semanas. Aquí está mejor, aunque también hay gastos, no son tantos. No he tenido problemas tampoco con el acceso a los servicios básicos.

Elisa: Hay que tener en cuenta que, aunque hay servicios básicos de acceso universal, el ejercicio de los derechos de ciudadanía sigue ligado a tener trabajo. En realidad, el acceso universal en sanidad, por ejemplo, solo es para la atención primaria. Si te tienen que operar, tienes que estar cotizando, de lo contrario, te atienden, pero te llega una factura a casa.

 

Trabajo en España y en vuestros países:

Lucía: El trabajo en mi país no tiene nada que ver con el trabajo aquí. Aunque en algunos trabajos te paguen menos, tienes muchos más derechos. En mi país, los sueldos son menores y trabajas más horas. Los dos últimos años que estuve trabajando, se respetaban más los descansos de los fines de semana, pero los servicios eran privados y había que pagar por la sanidad, la educación, etc. El trabajo lo encontrabas a través de conocidos, igual que aquí siempre lo he encontrado por conocidos.

Meriem: Sí, yo también siempre por conocidos, nunca me he ido a apuntar a ningún sitio. En mi país, trabajé tres meses en una fábrica de gambas, trabajaba de 3 de la mañana a 6 de la tarde, pero no pagaban bien. No hay acceso a la sanidad ni a la educación. No tienes los mismos derechos que aquí. Si las condiciones laborales fuesen como aquí, las personas no migrarían. Los precios son algo más bajos, pero no mucho.

Ruth: En mi país era autónoma. Podía llevar mi tienda, cosía y vendía, trabajaba de 8 de la mañana a 10 de la noche, pero no ganaba mucho dinero y tenía que pagar la casa, los gastos, las tasas de la tienda… Teníamos muchos gastos y muchas pérdidas por hurtos y robos en la tienda, me robaron hasta el bolso. También entraron varias veces cuando no había nadie y la policía no podía detenerlos. Además, había inseguridad en la calle, a mí me venía a buscar mi marido al trabajo. Aquí me parece más seguro, más estable, cuando trabajas te pagan todos los meses y puedes estar tranquila y ni siquiera me siento insegura de noche.

Elisa: Aquí si tenemos ciertos derechos que protegen a los trabajadores, aunque esto no significa que no se den situaciones de abuso, sobre todo, como he mencionado, hacia las personas migrantes cuya situación administrativa es irregular.

 

Meriem: «Los trabajos a los que optamos las mujeres suelen ser trabajos de cuidados y limpieza sin contrato»

 

Trabajo y autoestima:

Lucía: Cuando te ves obligada a migrar, suele ocurrir que los trabajos que tenías en tu país eran mejores que aquí y estabas mejor valorado. Al principio no eres objetivo, todo te parece mal y rechazas la situación, pero creo que es parte del proceso de desarraigo. Una vez que aceptas la situación la puedes empezar a mejorar.

Ruth: Trabajar me hace sentir bien. Estoy segura de que si me puedo organizar para trabajar online como costurera, con ayuda de mis contactos y redes, me voy a encontrar mucho mejor. Para mí el trabajo es muy importante, es parte de mi vida, de mi identidad. Aunque sea difícil creo que poco a poco puedo hacerlo. Con un trabajo me sentiré más segura y con más control sobre las situaciones que vayamos viviendo.

Elisa: Creo que esto que decís está relacionado con los derechos sociales. Si no tengo trabajo, no puedo participar de la misma manera en la vida social. Además, no tener trabajo es un estigma social que se suele interiorizar, llegando a minar la autoestima de la persona. Al fin y al cabo, nos guste o no, el trabajo, como decís, suele ser parte de tu identidad, te permite aumentar tu red de apoyo, crecer profesional y personalmente, tener reconocimiento social y todo esto, afecta a la autoestima.

 

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