Ya han pasado dos años desde que Cruz Roja pusiera en marcha la mayor movilización de recursos de su historia: el Plan Cruz Roja RESPONDE frente a la COVID-19. Un plan de atención integral que ha sido fundamental desde la declaración del estado de alarma, y que dos años después sigue dando respuesta a las necesidades de las personas a las que la pandemia les ha cambiado la situación. Ya son 5.279.467 las personas atendidas en el marco de este plan, que se suman a las de la atención habitual de Cruz Roja, y que han requerido de más de 41 millones de respuestas. 

Si durante 2020, sobre todo por el peso del periodo del confinamiento, el principal perfil atendido fue el de personas mayores que vivían solas o en situación de dependencia con escasa red de apoyo en el entorno inmediato, en 2021 han emergido con fuerza otros perfiles con necesidades diversas: colectivos más jóvenes, con necesidades de empleabilidad, pequeños autónomos afectados por las restricciones en sus negocios y, sobre todo, familias con menores de edad, entre las que destacan por la especial virulencia con las que ha afectado esta nueva crisis: las monoparentales encabezadas por mujeres, con escasos ingresos y dificultades de conciliación, y las familias migrantes con situación administrativa irregular o precaria.  

 

 

Así devuelve los resultados el segundo estudio ‘El impacto de la COVID-19 en la población atendida por el Plan Cruz Roja RESPONDE’, que llega a detectar que si en el primer año de pandemia, el perfil medio era el de mujeres de 44 años con hijos e hijas a su cargo, este año, el 40% de las familias monoparentales maternas siguen necesitando de la ayuda de Cruz Roja, dato que sube hasta el 42% en el caso de familias monoparentales de mujeres inmigrantes. Las mujeres representan el 64,9% de las personas usuarias, y la media de edad se sitúa esta vez en 54,9 años. 

Comparándolo con 2020, se ha producido un incremento de las personas que acuden por primera vez a Cruz Roja tras la pandemia, es decir, a las que esta crisis las arrastra a una situación de vulnerabilidad (se sitúa en el 33,8% frente al 21,6% anterior), que se suman a las que ya venían arrastrando la crisis anterior y para las que la pandemia ha supuesto un estancamiento o empeoramiento de su situación (el 66,2% restante de la población atendida). Parejas, cuya situación antes de la pandemia era precaria en términos laborales, ahora son beneficiarias de Cruz Roja. La media de edad es de 44 años, y tienen responsabilidades de cuidado infantil; son personas que nunca habían necesitado ayudas sociales, y por tanto, incluso desconocen la red de atención social.

 

Losmayores de 65 años han pasado de ser el 44.5% de las personas atendidas, a representar el 34,9% en 2021, mientras que los jóvenes de entre 18 y 30 años pasan del 5,6% al 13,3% de las personas atendidas, en este grupo muchos desarrollaban, actividades de economía sumergida sin protección social, o con contrataciones de agricultura de temporada o irregulares. Las personas autónomas de la hostelería o el comercio también se han convertido en un grupo importante, ya que los cierres de su única fuente de ingresos durante el confinamiento, la desescalada e incluso la actualidad con las medidas de distancia o los toques de queda, han generado dificultades en personas que contaban con ingresos estables, que además se han endeudado

El 70,6% de las personas usuarias son de nacionalidad española, y lo más frecuente es que tengan estudios primarios (44.3%) o secundarios (35,7%).

Entre los hogares que solicitan por primera vez la atención de Cruz Roja, ahora es menos frecuente que haya algún mayor de 65 años (27,2% frente al 47,2% del pasado año), y mucho más habitual que haya menores de edad (34% de los hogares con menores de 14 años, frente al 24,7% de 2020).

Pese al rejuvenecimiento de la población, la situación ocupacional mayoritaria sigue siendo la jubilación: 33,8%.

La crisis también ha incrementado la exclusión residencial de las personas, que hace que suba el número de personas sin hogar (en Madrid, aumenta la atención hasta en un 250%), así como la vulnerabilidad de mujeres en el ámbito de la prostitución: el confinamiento, las medidas anticovid y los controles policiales han clausurado su única fuente de ingresos, dando lugar a situaciones acuciantes de impago de viviendas, suministros o alimentación para ellas y sus familias, ya que en muchos casos se trata de madres solas, y en gran parte, mujeres migrantes.

Aunque las expectativas de recuperación son altas, el endeudamiento y el incremento del coste de vida ralentizan la recuperación en los hogares. La brecha digital y la desinformación han afectado mucho  a las personas atendidas en su acceso a prestaciones y servicios públicos.

Las consecuencias en la salud 

Son muy graves las consecuencias psicológicas y emocionales de la pandemia; casi cuatro de cada diez personas atendidas por Cruz Roja RESPONDE se enfrentan a algún problema de modo continuo, siendo la preocupación (26,5%), las dificultades para dormir (19,1%), y la depresión (16,4%) los síntomas más frecuentes.

La situación de las mujeres es peor que la de los hombres, con diferencias de entre 3,2 y 10,1 puntos porcentuales. A los Jóvenes les afecta principalmente la incertidumbre ante el futuro y la falta de oportunidades; a las personas adultas con responsabilidades de cuidado, la preocupación por sustentar sus hogares y a las personas mayores la soledad y el aislamiento.

 

 

En el estado de salud físico, también las mujeres acusan peor salud: el 40,5% de ellas define su estado como regular, malo, o muy malo, y el 21,3% afirma que se ha deteriorado en estos dos años de pandemia. En el caso de los hombres, las respuestas descienden al 31,5% y el 14% respectivamente.

En algo más de una cuarta parte de los hogares ha habido contagios del virus, y en un 5,3% han tenido que afrontar el empeoramiento del estado de salud de alguno de sus miembros por la dificultad de acceso al sistema sanitario, la suspensión de un tratamiento durante la pandemia, o por no poder costear los medicamentos.  Al igual que en el resto de parámetros, también las mujeres se han contagiado más que los hombres.

Un 17% de las personas encuestadas están afectadas por la llamada ‘fatiga pandémica’, un cansancio a nivel informativo y comportamental relacionado con la COVID-19.

 

 

Los jóvenes y adolescentes, más allá de las repercusiones en sus actividades de ocio, en un 53,8% afirman haber visto alterada su vida laboral o estudiantil para peor: el 269% ha visto reducidos sus ingresos, el 22,5% ha quedado en situación de desempleo o le cuesta encontrar trabajo, el 22,1% ha sufrido cambios em sus condiciones laborales y el 8,6% en sus rutinas de clase.

Voluntariado implicado 

Más de 77.400 personas en todo el territorio se han volcado en la ayuda a las personas vulnerables en el marco de actuación de Cruz Roja RESPONDE. Han hecho posible el equivalente a más de 300 años de tiempo de dedicación de acción voluntaria. La mayoría del tiempo, realizado por hombres (1.432.000 horas de acción voluntaria frente a 1.264.000 de tiempo femenino), aunque la mayoría de las personas voluntarias son mujeres (58,85%). A día de hoy, la mayoría son jóvenes, pero inicialmente fueron mayores de 55 años. Con el fin del estado de alarma, el número de voluntarios y voluntarias comenzó a descender hasta estabilizarse

Cabe recordar que 44.000 personas fueron nuevas voluntarias en todo el país en los tres primeros meses del estado de alarma.

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