Sala de mujeres del hospital de COVID-19 en Herat, Afganistán. Kiana Hayeri
  • El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha registrado más de 600 incidentes de violencia, acoso o estigmatización contra profesionales de salud, pacientes e infraestructura médica en relación con casos de COVID-19 durante los primeros seis meses de la pandemia.
  • El CICR ha publicado estos datos con motivo del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, que se celebra el 19 de agosto, para rendir tributo a los trabajadores humanitarios que han sido asesinados o resultaron heridos en desempeño de su labor, y para honrar a todos los profesionales de la salud que prestan asistencia vital y protección a las personas que las necesitan.

De los 611 incidentes* registrados en más de 40 países, más del 20% conllevó agresiones físicas; el 15% correspondió a incidentes de discriminación debido al miedo; y el 15%, a agresiones verbales o amenazas. Resulta preocupante que esta cifra solo refleje los incidentes conocidos; es probable que la cifra real sea mucho más elevada.

El CICR insta a gobiernos y a comunidades a combatir la información errónea que alimenta estos incidentes, y a tomar las medidas necesarias para que todos los profesionales de la salud tengan un entorno laboral seguro.

Los incidentes de violencia contra la asistencia de salud no son inevitables. Es posible adoptar medidas concretas para reducir el riesgo de ataques al personal de salud, a pacientes y a establecimientos médicos.

El derecho establece que los hospitales, las ambulancias y los trabajadores de la salud nunca deben ser objeto de los ataques mientras estén cumpliendo sus tareas habituales y que se los debe proteger. Pero la realidad dista mucho del derecho. En todo el mundo, la falta de acceso en condiciones de seguridad a la asistencia de salud causa sufrimientos indecibles a millones de personas, como puedes ver en el siguiente vídeo:

 

Los incidentes en tiempos de COVID19

«El miedo a contraer la enfermedad y la falta de conocimientos básicos sobre COVID-19 suelen ser las razones subyacentes de los actos violentos contra el personal de salud y los pacientes», afirmó la doctora Esperanza Martínez, jefa de la Unidad de Salud del CICR. «Para proteger contra la violencia al personal de salud, a los establecimientos médicos y a los pacientes, es de suma importancia difundir información precisa sobre el origen y los modos de transmisión y prevención de COVID-19. No se debe estigmatizar ni culpar a los trabajadores de la salud, a los pacientes o a grupos específicos por la presencia del virus o por su propagación. Debemos fortalecer nuestro sentido colectivo de humanidad si deseamos superar esta pandemia.»

El 67% tuvo como objetivo el personal de asistencia de salud; el 22,5%, personas heridas y enfermas (incluidos pacientes de casos sospechosos de COVID19); y el 5%, personas desplazadas o refugiadas.

«Esta crisis puso en situación de riesgo al personal de salud cuando más se lo necesita. Muchos trabajadores de la salud recibieron insultos y fueron víctimas de acoso y de violencia física. Esta atmósfera de miedo, que suele verse agravada por la falta de equipos de protección personal adecuados, suma un estrés significativo a su salud física y mental, así como a la de sus familiares», expresó Maciej Polkowski, jefe de la iniciativa «Asistencia de salud en peligro» del CICR. «Estos ataques tienen consecuencias devastadoras para el acceso a la asistencia de salud y para la prestación de servicios de atención sanitaria, en un contexto en que numerosos sistemas de salud se ven desbordados».

En los casos en que los incidentes fueron cometidos por miembros de la comunidad, el miedo a la propagación de COVID-19 desempeñó un papel importante. Cuando los pacientes o sus familiares fueron los responsables de los actos, los motivos más prominentes fueron las quejas relacionadas con la muerte de un pariente o con el temor a que muera. La imposibilidad de llevar a cabo rituales, como sepelios, debido a las restricciones relativas a COVID-19, también impulsó a algunos familiares a cometer acciones agresivas contra el personal de salud o los establecimientos sanitarios.

Entre los ejemplos de incidentes ocurridos en abril y mayo, podemos mencionar los siguientes:

  • En Afganistán, el principal centro de aislamiento de COVID-19 cerró durante medio día debido a un altercado físico entre los familiares de un paciente fallecido y el personal sanitario.
  • En Bangladesh, arrojaron ladrillos a la casa de un médico después de que diera positivo en la prueba de COVID-19, en un intento de forzarlo a él y a su familia a dejar la zona.
  • En la República Centroafricana, los familiares de una persona fallecida agredieron físicamente al personal de salud, ya que se sentían frustrados por no poder recuperar el cuerpo debido a las restricciones de COVID-19.
  • En Colombia, los residentes impidieron que las ambulancias ingresaran a su ciudad para examinar casos de COVID-19, y revisaron los historiales médicos confidenciales, así como los nombres del personal y de los pacientes.
  • En Pakistán, los médicos de un hospital fueron víctimas de ataques verbales y físicos después de que un paciente muriera de COVID-19. Los familiares entraron en una zona de alto riesgo mientras gritaban que el coronavirus era un engaño.
  • En Filipinas, un trabajador de la salud y sus hijos se vieron obligados a abandonar su casa tras ser acosados, discriminados y privados de electricidad por los vecinos.

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