Nuestro compañero Antonio Díaz-Rubín lleva en la entidad 23 años. Educador social de profesión, ha pasado casi toda su trayectoria en Cruz Roja en programas de drogadicción y VIH, y lo que más le gusta es trabajar directamente con los participantes. Tras 5 años como Director Técnico en la asamblea de Cuenca del Manzanares, Antonio fue elegido para sustituir a Alejandro Mardomingo como coordinador del Centro de Atención Temporal ‘CAT de San Blas’. Pero la vida tiene giros inesperados y, después de un mes y medio en el CAT, Antonio pasa a la coordinación de zona Este sustituyendo a Patricia Puente durante su baja por embarazo y maternidad.

En esta entrevista, Antonio nos habla de su trayectoria en la entidad, de los cambios que se han producido recientemente y de cómo afronta los nuevos retos que tiene por delante

 

Antonio, cuéntanos brevemente tu trayectoria dentro de Cruz Roja

Yo empecé en el programa de drogas, en un centro de Tetuán que ya no está, y de ahí pasé a otro centro en Villaverde donde entre como coordinador allá por el 2003. Después, pase a ser coordinador del centro de Casa de Campo y durante una temporada estuve simultaneando ambas coordinaciones. De ahí, me fui a la coordinación de un piso de apoyo a la estabilización de pacientes drogodependientes de la Comunidad de Madrid, a la vez que empecé a coordinar el piso de VIH, donde había personas con este virus y personas excarceladas con VIH. En ese momento, participé en la reestructuración del programa de drogas a nivel nacional y empezamos con un proyecto de acompañamiento terapéutico a pacientes drogodependientes en Cañada Real. Salió una plaza de Director Técnico para la asamblea local de Madrid y pasé a ser técnico de la zona Sur, pero luego se decidió que solo hubiera solo una dirección técnica para Madrid, que asumió Sandra Jiménez, y me quedé en zona Sur como coordinador. Después, pase a ser Director Técnico de Tres Cantos y Cuenca Alta del Manzanares, que luego se fusionaron en Cuenca del Manzanares, y ahora al CAT y como coordinador (en el periodo de baja maternal de Patricia) de la local de Madrid en la zona Este.

 

Después de esta larga trayectoria, has decidido dar otro paso más y afrontar el reto de coordinar el CAT de San Blas. ¿Cómo y por qué se produce esta decisión?

Alejandro Mardomingo, el anterior coordinador, emprendió un proyecto personal fuera de Cruz Roja y quedó ese puesto disponible. Gabriel y Esther, Secretario Autonómico y Directora de RR.HH., pensaron en mí para poder optar al puesto, y me pareció maravilloso. He trabajado mucho en recursos residenciales, en gestión de equipo de mediadores y me encanta el trabajo con participantes. El trabajo de director técnico, como la palabra indica, es muy técnico, muy administrativo y burocrático, y este nuevo puesto tiene una parte más de acción en la intervención. Yo de profesión soy educador social, por eso me gusta más trabajar en la intervención directa. Es verdad que la entidad ha invertido mucho en mi proceso de formación, como  el master en drogodependencias, un curso de director de servicios sociales, muchos cursos de gestión y competencias para el liderazgo… Por eso, entiendo que la entidad me tiene que poner en los puestos que ellos crean conveniente, pero es verdad que, personalmente, lo que más me gusta es el contacto y el tener la capacidad de intervenir de una manera más directa en la vida de los participantes.

«Lo que más me gusta es el contacto y el tener la capacidad de intervenir de una manera más directa en la vida de los participantes»

 

¿Qué te motiva de esta nueva etapa en el CAT?

Me paso el día entero aprendiendo. Cada vez que he cambiado de sitio, he aprendido muchísimo de los/as voluntarios/as, de los/as técnicos/as, de los participantes, de los nuevos proyectos, de lo que ha dejado el anterior coordinador con su trayectoria… de todo. Eso es lo que más me motiva, el aprender y conocer otra parte de la casa.

¿Y qué es lo que más respeto te da de este nuevo cambio?

El anterior coordinador ha hecho muchas cosas innovadoras, hay muchas que me gustaría mantener y otras en las que creo que podríamos poner en práctica nuevas iniciativas, pero para ponerlas en práctica hay cosas que tendríamos que cambiar. Siempre hay cierta resistencia a los cambios. El anterior coordinador estuvo 6/7 años y que yo llegue nuevo al centro siempre supone un cambio y genera ciertas expectativas. Cuando entras a un dispositivo tienes que saber que tiene una trayectoria y un montón de cosas que han funcionado, y tienes que detectar que son las cosas que se podrían mejorar. Es un trabajo que hay que hacer, ver qué cosas se pueden mejorar y ver cómo alineamos todos los recursos a la filosofía de Cruz Roja es complicado a veces.

 

Cuéntanos, ¿cuáles son esos proyectos y objetivos que te planteas desarrollar en el CAT de San Blas? ¿Qué te gustaría lograr?

En el CAT se han producido muchos cambios a lo largo de los años, en la filosofía de intervención se han conseguido cosas maravillosas. El porcentaje de altas exitosas, de gente que sale del recurso con objetivos cumplidos, es muy alto y ha ido aumentando con el paso del tiempo pero, en algunos casos, se ha producido que los itinerarios han sido muy largos. Es verdad que, por la pandemia, no había la posibilidad de hacer altas con objetivos cumplidos, por lo que ahora el objetivo es recuperar los niveles de inserción de antes de la pandemia y que los tiempos de estancia sean lo más breves posibles. Que no se cronifiquen los recursos, que el proceso de inserción sea más ágil dentro de lo posible, teniendo en cuenta la situación de las personas.

«El objetivo es recuperar los niveles de inserción de antes de la pandemia»

 

Justo cuando acabas de llegar, se produce la baja de la coordinadora de zona Este y eres tú su sustituto. ¿Cómo se produce este nuevo paso?

Yo me incorporé al CAT de San Blas, hice la transición con Alejandro Mardomingo y estuve un mes y medio allí. Pasado ese tiempo, Patricia Puente, la coordinadora de zona Este, pidió la baja por embarazo y, como yo tenía la experiencia de llevar una dirección técnica y de haber coordinado una zona, me pidieron hacer la suplencia. Entonces, Ismael Lima, que también tiene una trayectoria en la casa de muchos años y que también ha trabajado mucho en recursos residenciales con inmigrantes y en el CAT, está asumiendo de forma temporal mis funciones en el CAT para que yo asumiera las funciones de Patricia.

Entrando en lo personal, ¿cuál dirías que es tu sello como trabajador? La huella que dejas siempre en el proyecto en los que trabajas.

Yo creo que es mi compromiso. El compromiso y el intentar generar un clima laboral que facilite la consecución de los objetivos. Muchas veces se habla de la motivación y de la ilusión, pero eso es como el enamoramiento, que luego se acaba y lo que queda es el compromiso. Cuando estas comprometido con algo y tienes un sentido de la responsabilidad, de lealtad institucional, es cuando realmente eres capaz de afrontar ciertas dificultades o momentos complicados. El generar un buen equipo de trabajo, tanto técnico como voluntario, y generar un buen clima laboral. Nosotros trabajamos con personas, lo que hacemos cambia sus vidas, tenemos una profesión muy prestigiosa, somos como bomberos de lo social. Estar en Cruz Roja es una señal de prestigio, José Carlos García-Yonte siempre dice que somos la Coca-Cola de las ONG y es un poco verdad. Cuando le explicas a la gente el sistema y porqué hacemos lo que hacemos no podemos ahorrar en palabras, hay que contarlo todo.

«Tenemos una profesión muy prestigiosa, somos como bomberos de lo social»

 

¿Qué aprendizajes te llevas de tu etapa como Director Técnico en Cuenca del Manzanares?

Muchísimos, el mundo local es espectacular. Yo he estado muchos años en proyectos en la local Madrid, pero donde realmente tienes calado es en el mundo local. He aprendido mucho, he conocido a gente maravillosa, durante la pandemia aparecieron voluntarios extraordinarios. La fuerza del voluntariado, de la proximidad, de la presencia. Cruz Roja Madrid es importante, pero hay muchos municipios en los que somos la entidad social más representativa que hay. Te das cuenta de que en muchos pueblos solo está la Cruz Roja, te metes en las webs de otras entidades que hay en esos municipios pero ves que no están funcionando.

 

¿Cuál es el recuerdo más bonito que te llevas de tu etapa anterior?

El cariño de las personas voluntarias. Los/as técnicos/as son maravillosos pero, en esa curva de motivación y compromiso, el voluntario es quien está en el día a día colaborando de forma desinteresada. Ha habido momentos muy emotivos en la pandemia y en las situaciones complicadas siempre aflora lo mejor y lo peor del ser humano, y yo he podido ver mucho lo mejor. Me quedo con eso como recuerdo bonito.

¿Qué significa para ti pertenecer a Cruz Roja?

Yo he estado en otras entidades, como Proyecto Hombre o Punto Omega, pero toda mi trayectoria profesional la he hecho en Cruz Roja y es como mi casa. Todo el mundo se ha portado conmigo estupendamente, considero que todo el mundo en Cruz Roja es mi equipo, sean del área que sean. No me he encontrado una mala palabra, un gesto desagradable, jamás. Soy súper “cruzrojero”, porque no me he encontrado dificultades con nadie, ni por arriba, ni por abajo, ni a nivel horizontal ni trasversal.

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