Con motivo del 8M quisimos reflejar la realidad de un grupo de mujeres que acude a Cruz Roja para afrontar la soledad no deseada. Un grupo que charla, comparte, reflexiona y se emociona a la hora de poder compartir sus pensamientos y sus sentimientos dentro del grupo. Como hablamos en el otro artículo que hemos publicado hoy sobre este grupo, 17 mujeres participantes acuden cada semana a la sesión que preparan con mucho mimo nuestras compañeras de Cruz Roja en Alcorcón.

Para poder canalizar todas estas emociones y poder guiar al grupo y empoderarle, surgen dos figuras que representan una pieza clave en este equipo, junto a Belén Delgado, dinamizadora del proyecto CRECE en Alcorcón.

Ellas son Pilar Farelo,  licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales, experta en Inteligencia Emocional, Máster en Autoconocimiento,  Sexualidad y Relaciones Humanas en la Terapia de Reencuentro, Máster en Coaching Personal, Empresarial y Ejecutivo, que realiza la labor de formadora dentro del grupo. Y la otra pata es Paola Hernández, voluntaria del proyecto CRECE que lleva más de un año en la entidad apoyando a las mujeres.

A ambas hemos querido preguntarlas por qué. Por qué deciden poner su granito de arena a la hora de ayudar y empoderar, y por todo lo que les hace sentir el hacerlo. Comenzamos con la entrevista a Paola:

¿Qué te motivó a convertirte en voluntaria para este grupo específico?
Las mujeres. El hecho de que se trate de ayudar a mujeres es lo que me llamó la atención. Pienso que se sufre una injusticia intrínseca en el género.

¿Cómo describirías tu papel y responsabilidades como voluntaria en los talleres?
Las voluntarias de este grupo tenemos la misión de acompañar y cuidar a cada una de las mujeres en sus distintas situaciones. Hacerlas sentir que están en un lugar seguro y hacerlas sentir seguras de sí mismas.

¿Has observado cambios o progresos notables en las participantes desde que te uniste como voluntaria?
Sí. Al principio apenas participaban o no se abrían en cuanto a las actividades y preguntas del taller. Ahora todas hablan y participan con gusto y se sienten cómodas estando juntas en este espacio.

¿Cómo contribuyes a fomentar la sororidad y la solidaridad entre las mujeres que participan en los talleres?
Intento dar siempre mi ejemplo. Muestro mis ganas de ayudarlas y cuidarlas para que lo hagan también entre ellas. No se trata nunca de comparar pero si de entender que todas tenemos una condición que nos une y que nuestro apoyo mutuo nos hace fuertes.

¿Hay alguna experiencia particular que hayas tenido como voluntaria que te haya impactado o enseñado algo valioso?
Sí, oyes discursos o testimonios de experiencias que han vivido y es muy impactante. Piensas que son situaciones que solo pasan en películas pero son completamente reales y obviamente tienes que alegrarte de que se haya verbalizado esa situación y ayudarle lo más posible. Esto a mí me enseña a valorar mi vida, me hace sentir que soy muy afortunada y cuando estas mujeres me cuentan, más tarde, que se sienten mejor o que son felices gracias a este taller, me lleno de orgullo y satisfacción.

«Cuando estas mujeres me cuentan, más tarde, que se sienten mejor o que son felices gracias a este taller, me lleno de orgullo y satisfacción.» 

 

¿Cómo crees que tu contribución como voluntaria ha influido en el éxito general del grupo de empoderamiento?
Lo que siempre me suelen decir las mujeres es que soy cariñosa y me entrego mucho a ellas. Así que, creo que mi contribución es que les hago sentir valoradas y cuidadas y eso para su autoestima es muy beneficioso. Y seguiré dando mi 100% para que sigan mejorando y se sientan así.

Entrevista a Pilar Farelo

¿Cuál fue la motivación o inspiración detrás de la creación de este grupo de empoderamiento para el afrontamiento de la soledad no deseada con el proyecto CRECE?

Trabajar con Cruz Roja ya es en sí una gran motivación, y lo digo de corazón, así que cuando me plantearon la posibilidad de poder facilitar este taller de empoderamiento para el afrontamiento de la soledad no deseada me sentí muy agradecida.

Desde hace muchos años trabajo con grupos, mayoritariamente de mujeres, realizando talleres para el empoderamiento personal, trabajando con personas que puedan estar atravesando distintas situaciones de dificultad en su vida, y afrontar la soledad no deseada es sin duda una de ellas.

¿Cómo es la coordinación con Cruz Roja y Ayuntamiento?

Fácil, cercana y profesional.  Fácil porque todo lo hacen con gran sencillez para que se puedan establecer las comunicaciones en cualquier momento tanto con Belén Delgado la coordinadora del proyecto, con las voluntarias, Mari Fé y Paola, Mirian y Sara, por parte de Cruz Roja, como con la Concejala Raquel Rodríguez, con Pilar García la técnica que gestionó el espacio y la alianza entre ayuntamiento y Cruz Roja para este taller, como con la directora del centro cultural en el que se desarrolla, así como con el resto del personal del mismo, por parte del ayuntamiento.

Cercana porque, respetando mi autonomía como formadora del taller, les he sentido y les siento siempre muy cerca, muy pendientes de la buena marcha del curso y del bienestar de todas las mujeres que participan en él  y también de mi propio bienestar.

Y, por supuesto, con mucha profesionalidad.

¿Cómo aborda el grupo las distintas dimensiones de la soledad no deseada desde una perspectiva de género?

Planteando casi siempre el trabajo en el grupo desde esa mirada, desde esa perspectiva. No cabe duda de que la socialización de género tiene unas consecuencias sobre la vida de las mujeres distintas de las consecuencias sobre la vida de los hombres, lo que plantea unas necesidades diferentes a la hora de trabajar su empoderamiento personal y su situación de soledad no deseada.

 ¿Cómo se facilita la creación de un ambiente seguro y de apoyo en el grupo, especialmente considerando la sensibilidad de los temas abordados?

Desde el buen trato hacia si mismas y el buen trato hacia las demás. En todas las actividades, ejercicios, dinámicas, etc. que se plantean en el taller cada una se autogestiona y autocuida decidiendo en cada momento en qué quieren participar y en qué no.

Se les invita a todas a participar en todo pero, finalmente son cada una de ellas las que elegirán en qué participan y en qué no, y esta elección no es por capricho o por pereza sino porque previamente cada una se ha escuchado a sí misma y si siente que no es buen momento para ella para realizar la actividad que se propone decide no hacerlo sin justificarse y con el respeto de todas las demás.

Y, por supuesto, con un compromiso de todas nosotras de garantizar el secreto grupal y respeto mutuo, para poder tener un espacio de confianza en el que poder expresarse libremente cuando así lo deciden.

«En todas las actividades, ejercicios, dinámicas, etc. que se plantean en el taller cada una se autogestiona y autocuida decidiendo en cada momento en qué quieren participar y en qué no.»

¿Has observado cambios significativos en la vida de las participantes a lo largo del tiempo?

Sí, muchos. Algunos de esos cambios, además de observados, son expresados por ellas mismas. Mayor autoconocimiento y mejora de su autoestima, mejora en su autocuidado, mejora también en su forma de relacionarse poniendo límites cuando es necesario, creándose y respetando su propio espacio personal,….

Y, un cambio muy importante, es que poco a poco van tejiendo una red entre ellas, de vínculos de apoyo y afectos, que pueden ser el comiendo de la construcción de una familia afectiva.

«Poco a poco van tejiendo una red entre ellas, de vínculos de apoyo y afectos, que pueden ser el comiendo de la construcción de una familia afectiva.»

¿Cómo se adapta el enfoque del grupo para abordar las diversas experiencias y desafíos individuales de las participantes?

Aunque las experiencias y los desafíos individuales puedan ser muy diferentes, lo fundamental es que cada una de ellas crezca, gane en autoconocimiento, mejore su autoestima, se sienta más segura en su propia vida y con más fuerza para poder afrontar los desafíos que se le plantean.

Y, en cualquier caso, esas experiencias diversas y esos desafíos individuales sin duda enriquecen al grupo, creando una gran sinergia

 

Nota: El proyecto de CRECE está financiado por los fondos de Next Generation de la Unión Europea a través del del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030.

En esta noticia hablamos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 5 como parte de nuestro compromiso para potenciar la consecución de la Agenda 2030. Puedes obtener más información de los ODS en el siguiente enlace.

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