Hace una semana, se acercó a la asamblea de Cruz Roja Corredor del Henares Norte, Nadiya Bereza, una mujer de 68 años, con un corazón cargado de bondad. Lo hizo para devolver un dinero, que como dice ella: «fue dado como préstamo hace 17 años por Cruz Roja para pagar la vivienda en la que vivía.»
Nadia (su nombre en español) llegó a España hace 18 años desde Crimea (Ucrania), una península del este de Europa. Antes de dejarlo todo atrás, ella trabajaba como meteoróloga, pero desafortunadamente perdió el trabajo sin una indemnización, por lo que eso la llevó a vivir de la ayuda que le brindaban sus excompañeros. Con la falta de trabajo, logró reunir el dinero suficiente para llegar a Madrid en busca de un mejor futuro.
Así fue que, en 2003, y debido a los problemas que tuvo para pagar el domicilio donde vivía, decidió acercarse a Cruz Roja Corredor del Henares Norte para pedir una ayuda. “Estaba necesitada y Begoña me ayudó, era la primera vez que venía y creí que encontraría un camino para sobrevivir y que encontraría la luz y así fue” nos comenta.
Desde el Programa de Extrema Vulnerabilidad de Cruz Roja, se le apoyó con alimentación y con una ayuda económica que le permitió buscar otra vivienda y darle tiempo para que pudiese encontrar un trabajo tranquilamente.
Después de 17 años, Nadia nos volvió a encontrar: “Pensé que si me habían ayudado, el dinero podría ayudar a otra persona que lo necesite” cuenta a las compañeras de Corredor Norte, muy sonriente.
“Mientras hacía limpieza encontré una carta de Cruz Roja del 2003, donde me dieron 50€ para pagar la habitación donde vivía y ahora vengo a devolver el dinero para ayudar a las personas que lo necesitan”
Por todo lo que ha tenido que pasar y dejar atrás, Nadia, es una mujer fuerte, luchadora y optimista que ha podido afrontar todas las situaciones en las que la ha puesto la vida.
Un camino lleno de obstáculos
Nadia comentó a las compañeras de la asamblea que de pequeña vivió en dos orfanatos, pero aún así nunca dejó de estudiar y fue así que se graduó como Meteoróloga. Cuando fue despedida de su trabajo, sus compañeros la abastecieron con té, aceite y harina, lo que le permitía hacer panes y alimentarse de ellos. También ayudaba a niños a estudiar inglés y para darle fuerzas le dejaban mensajes en su casa que decían: “Por favor, no te mueras”.
Cuando logró salir de Crimea, en sus primeros meses en Madrid no le fue fácil encontrar trabajo y pasó momentos difíciles, pero la ayuda brindada por Cruz Roja le permitió seguir en su vivienda. Al hablar inglés pudo conseguir trabajo como interna, cuidando a un niño, el cual la eligió a ella de entre todas las candidatas que se encontraban junto a ella, estando así durante muchos años.
Nadia es un ejemplo de lucha y fuerza para perseguir sus sueños. Ya en España, estudió español en una escuela para inmigrantes, obteniendo así su título de español e inglés avanzado. Hizo un curso de Astronomía y Astrofísica, estuvo colaborando como traductora en Asti y escribió un manual para astrónomos en Crimea.
Agradecemos tanto a Nadia como a Cristina López, que nos hayan podido compartir esta historia de superación y de cómo Cruz Roja está cerca de las personas más vulnerables.
Me quiero hacer voluntario me inscribí x la pagina de cruz roja y aun no tengo repuestas
Buenos días Nelson. Ya le hemos pasado tu petición a los compañeros y compañeras de voluntariado. Recibirás noticias en breve. ¡Muchas gracias por confiar en Cruz Roja!
Hermoso gesto de Nadia… Gracias a personas como ella nuestra Cruz roja de Alcalá de Henares se crece cada día más… Excelente reportaje