En los prolegómenos de los actos de celebración de su centenario (que se celebran el 20 de noviembre), hemos querido charlar a solas con Marta Mas, la directora del centro.  Marta nos ha hecho un repaso de sus inquietudes personales y profesionales, así como, nos ha situado sobre los principales retos que ha tenido y que tiene la escuela para los próximos años.

 

 

El 18 de diciembre nuestra Escuela Universitaria de Enfermería cumplen 100 años, desde su fundación en 1918. Durante todo este tiempo, por esta escuela han pasado más de 11.000 alumnos y alumnas que se han formado, no solo en la profesión sanitaria, sino también en los valores de nuestra organización.

La escuela se ha mantenido siempre en la punta de la innovación educativa, manteniendo y respetando la extensa tradición e historia que, durante estos 100 años, la ha mantenido en un lugar privilegiado en la formación universitaria.

Quién mejor que su nueva directora, Marta Mas, para contarnos el pasado, presente y futuro de uno de los buques insignia de Cruz Roja Madrid.

Pregunta.- ¿De dónde viene Marta Mas y por qué decide afrontar este reto de dirigir la Escuela Universitaria de Enfermería (E.U.E)?

Marta Mas.- Podríamos decir que tengo una trayectoria algo peregrina. Yo soy de Barcelona y allí estudié enfermería y trabajé en el área materno infantil. Al tiempo, me ofrecieron dar clases en la Escuela Universitaria de Enfermería Gimbernat, en la que yo había cursado la diplomatura, y acepté el reto. Entre las asignaturas a impartir se encontraba la Historia de la Enfermería, y al preparar las clases fue cuando descubrí que la Cruz Roja había tenido un papel fundamental en el desarrollo de la profesión enfermera en nuestro país. Tras trasladarme a Madrid, y ya habiendo comenzando mi licenciatura en Humanidades, tuve la gran suerte de que la antigua directora de esta institución, Rosa Pulido, me diera la oportunidad de formar parte de la Escuela Universitaria de Enfermería de la Cruz Roja en Madrid, en la que llevo trabajando desde hace ya 14 años.

Durante estos años he desempeñado en este centro diversas funciones docentes, entre ellas la Coordinación de Docencia e Innovación durante siete años. Cuando Rosa Pulido comunicó su decisión de jubilarse, surgió un nuevo reto profesional para mí ya que se convocó el puesto de dirección del centro. Tras superar el proceso de selección, fui seleccionada, ocupando el cargo de directora desde el 1 de septiembre.

¿Qué es lo que más te engancha de tú día a día en la E.U.E?

Básicamente dos cosas: por un lado me atraen los pequeños retos del día a día, ver cómo los vamos consiguiendo, aunque al día siguiente aparezcan problemas nuevos a solventar. Por otra parte, me emociona la implicación y la respuesta que estamos teniendo por parte de los estudiantes ante este nuevo proyecto, ya que se implican y colaboran en todo lo que les pedimos… Están contentos.

 

 ¿Cómo dirías que es tu forma de trabajar, tu ‘sello personal’?

Innovación, innovación e innovación… pero “con cabeza”. Es decir, hacer cosas nuevas, que motiven a toda la comunidad educativa del centro (estudiantes, profesores, …), pero siempre partiendo de un análisis y priorización de necesidades, de unos objetivos claros, y de un planteamiento bien estructurado y dimensionado. No soy partidaria del “ensayo-error” sin fundamento, sin tener en cuenta que el tiempo invertido por profesores y estudiantes debe traducirse en una la mejora significativa en el aprendizaje adquirido por parte de los estudiantes y en la calidad docente. Creo que esa manera de organizar, de tenerlo todo bien ‘atado’, es mi manera de trabajar, mi ‘sello personal’.

 

Dentro de estos 100 años donde la escuela ha ido avanzando y adaptándose a los nuevos tiempos, ¿qué significado adquiere la palabra innovación?

Innovación es, en docencia, presentar nuevos métodos de enseñanza que motiven al estudiante para aprender. La sociedad es cambiante, en los últimos tiempos muy marcada por las nuevas tecnologías, por lo que debemos adaptar también las clases a esta nueva realidad. Por ello, además de las típicas clases magistrales, incluimos hoy en día otro tipo de actividades cómo el uso de aplicaciones para planificar cuidados, la gamificación, el role-playing o talleres de meditación, por ejemplo.

Todas las iniciativas de innovación se basan en poner el punto de mira en el estudiante, permitiéndole participar y adquiriendo así un aprendizaje activo, lo que le capacitará para ser un buen profesional en el futuro.

 

 ¿Cuáles son tus principales retos en la escuela a corto y a medio plazo?

El principal reto es conseguir que esta pequeña Escuela se coloque a la cabeza de la innovación en el ámbito de la formación enfermera. En estos momentos, nuestro proyecto está enfocado a desarrollar el aprendizaje a través de la simulación, desde laboratorios básicos de disección y demostración de procedimientos, hasta los talleres basados en la recreación clínica: baja y media simulación, simulación de alta fidelidad e incluso la simulación en campo de entrenamiento, que este año vamos a realizar en las instalaciones de la brigada de sanidad militar en Pozuelo.

 

Hablando del alumnado, ¿cómo crees tú que ha evolucionado el perfil del estudiante en estos 100 años de vida de la escuela?

La diferencia más notoria es el género, ya que hasta 1977, tras la aprobación del centro como Escuela Universitaria de Enfermería, no se admitieron alumnos masculinos. Hasta ese momento, esta fue siempre una “Escuela de Enfermeras”.

Salvando el punto anterior, el perfil del estudiante de nuestra Escuela no ha variado sustancialmente, ya que los chicos y chicas llegan con la misma ilusión para ser enfermeros y enfermeras con la que venían hace muchos años. Son diferentes, por supuesto, con otras inquietudes y problemas, moviéndose entre las nuevas tecnologías y las redes sociales, pero quien cambia realmente es la sociedad.

 

Respecto a esto, algo que ha fluctuado mucho en los últimos años es el mercado laboral. ¿Cómo ha influido en la escuela?

La aparición de nuevos ámbitos enfermeros ha fomentado que se incluyan nuevos contenidos en los planes de estudios. Inicialmente, las escuelas enseñaban enfermería básicamente hospitalaria, pero con el tiempo se han ido abriendo a otros campos como la atención primaria, la salud laboral o la escolar y a otros no asistenciales, como la investigación.

Aunque enfermería es una profesión que tiene mucha demanda, con los años fuertes de la crisis vimos como muchos de nuestros estudiantes no tenían trabajo aquí y tenían que marcharse a otros países. En los últimos años, sin embargo, estamos felices porque los egresados están encontrando trabajo al terminar sus estudios. Es reseñable, además, que muchos de ellos acaban trabajando en los mismos centros en los que han estado realizando prácticas unos meses atrás, es decir que están bien considerados y valorados, lo que es para nosotros un orgullo.

 

En este sentido, ¿qué es lo que diferencia a esta escuela del resto de escuelas de enfermería?

Tenemos la gran suerte de que el título de Graduado en Enfermería de nuestros estudiantes está expedido por la Universidad Autónoma de Madrid, una de las mayor prestigio de Europa.

Pero el añadido principal de nuestra escuela, lo que la hace especial, es que nuestros alumnos y alumnas, además de obtener el título universitario de Grado, también obtienen el título de Enfermero Profesional de Cruz Roja.

Para ello, durante toda la carrera se les proporciona formación sobre los principios fundamentales de la Cruz Roja y las actividades que realiza esta organización, además de ofrecerles asignaturas enteras de intervención social, emergencias, cooperación internacional o derecho internacional humanitario.

Los estudiantes colaboran, además, en muchas actividades organizadas por Cruz Roja, y es una manera de darles ese perfil específico que no tiene el resto de profesionales de la enfermería y que es muy apreciado por los empleadores.

Fuera de nuestro país, el título de Enfermero Profesional de la Cruz Roja es internacionalmente reconocido, y los portadores del mismo son identificados rápidamente con los principios y valores de esta institución.

Dentro de la Cruz Roja en la Comunidad de Madrid, a la cual pertenecemos, creo que aportamos una visión diferente al resto de departamentos, ya que la vertiente de formación de profesionales enfermeros en el seno de Cruz Roja no es muy conocido hoy en día en nuestro país. En estos momentos solo existen dos Escuelas de Cruz Roja en España, pese a haber muchas como la nuestra en el mundo.

 

Con qué frase resumirías la trayectoria de estos 100 años de la Escuela Universitaria de Enfermería.

“Tradición e innovación”, una vez más. Somos una escuela con el bagaje y experiencia necesarios para poder llevar a cabo la los cambios e innovaciones necesarios para adaptarnos a los retos del presente y del futuro.

 

 ¿Qué tenéis preparado para celebrar este centenario de la escuela?

El principal acto que vamos a realizar, junto con Cruz Roja y el Hospital de Cruz Roja, tendrá lugar el próximo martes 20 de noviembre, y contaremos con personalidades importantes para Cruz Roja y el mundo de la Enfermería. Por otra parte, presentaremos una exposición de carácter itinerante, con fotografías y otros objetos que narran toda nuestra historia.

Además, y durante todo el curso escolar, las celebraciones continuarán distintas con distintas actividades y jornadas.

¿Qué momentos crees que marcan la historia de este centro?

El primer momento destacado es, sin duda, la fundación de la escuela en 1918, en un tiempo en el que dentro de la institución en nuestro país no estaba contemplado la formación de enfermeras profesionales (remuneradas) porque existía la figura de las ‘damas enfermeras’, mujeres voluntarias que ayudaban y realizaban ya las labores sociosanitarias de la Institución, y que tenían gran prestigio.

Debe remarcarse que en esta época, uno de los Principios Fundamentales de la Cruz Roja era la “Caridad” (hoy en día sustituida por “Carácter Voluntario”) y en esta organización no se entendía que se pudiera cobrar por ofrecer cuidados.

Sin embargo, la Reina Victoria Eugenia, que ya había fundado el mencionado cuerpo de damas enfermeras, pensó que era necesario crear un segundo cuerpo de enfermeras de Cruz Roja, con mayor preparación y que pudieran dedicarse a la enfermería como profesión, tal y como ocurría en otros países. El objetivo inicial de este Cuerpo, tal y como relatan las memorias de la época, era dar un servicio a pacientes de pago, y, además del salario de las enfermeras, los ingresos procedentes de dichos pacientes se destinaban a sufragar los gastos de los servicios ofrecidos a pacientes gratuitos, que eran los principales del centro.

Posteriormente, podemos decir, además, que a lo largo de la historia esta escuela ha ido en muchas ocasiones un paso por delante del resto, sobre todo en los años anteriores a la entrada en la Universidad, ya que Cruz Roja exigía lo mismo a todas las escuelas que la institución tenía por todo el mundo, por ejemplo, el requisito de tener el bachiller elemental para acceder a la Escuela o la prolongación de los estudios a tres años, cuando en el resto de escuelas españolas era de dos años.

Para una persona que no conoce esta escuela, ¿con qué espacios y objetos históricos se podría sorprender?

Las instalaciones actuales de la Escuela son muy nuevas, con las últimas tecnologías y comodidades, pero conservamos, por ejemplo, algunos objetos del pasado, como los primeros muñecos de anatomía, brazales, medallas, y varios documentos históricos, como el documento de hojas de firmas o las primeras cartillas de prácticas.

 

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