Calma, paciencia, expertise, responsabilidad y proactividad. Estas son las palancas que tanto José Zamora como todo su equipo del área de Personas Refugiadas (que alcanza una cifra que ronda las 200 personas) aplican día a día para atender las necesidades de las personas que llegan a nuestro país por diferentes motivos. En esta ocasión, hemos querido mantener esta entrevista con José para hacer balance de la intervención de Cruz Roja en la Comunidad de Madrid para atender a las personas que han huido del conflicto bélico en Ucrania, que cumple ya 6 meses desde su inicio.

José lleva con nosotros desde 2013 y dentro del Programa de Asilo desde 2015. En todos estos años coordinando equipos, este ha sido uno de los mayores retos que ha vivido su área y por ende la entidad, para poder atender, acoger y alojar a todas las personas procedentes de Ucrania en un tiempo récord.

José nos ha contado como fueron los primeros momentos organizativos en los dispositivos, cómo ha sido el proceso de ver crecer al equipo en estos meses, los puntos fuertes y los aprendizajes en la atención de las personas ucranianas, la evolución en las respuestas y la adaptación tanto del equipo como de las personas atendidas, así como una reflexión personal de todo este proceso.

¡Os dejamos con esta interesante entrevista!

 

Ayer se cumplieron seis meses desde el inicio del conflicto en Ucrania. ¿Cuál ha sido tu papel, como coordinador del área de Personas Refugiadas, en esta crisis?

En realidad, ha sido una extensión de lo que hago habitualmente. Yo coordino el programa de Asilo a nivel Comunidad de Madrid, y esto no ha dejado de ser algo más de lo que ya hacíamos. La diferencia ha estado en la dimensión de respuesta que hemos tenido que preparar. Hemos continuado con las mismas funciones, pero en una dimensión bastante mayor de lo que estamos habituados.

 

De normal, en el área de Refugiados, ¿Qué otro perfil de personas, o conflictos migratorios, atendéis en el área?

Ahora está siendo muy importante la respuesta ante las personas que llegan procedentes de Afganistán, aunque a España vienen vía Pakistán, ya que son personas de procedencia afgana que cruzan desde su país a Pakistán. Este ha sido un perfil de refugiado muy importante a lo largo de 2022. Ahora en agosto hemos tenido la última llegada organizada por el Gobierno de España, tuvimos otra en julio, pero ha sido mucho menor que el operativo del año pasado. Aún así, han llegado muchas personas. Unido a esta nacionalidad, como ya era habitual antes de la pandemia, llega mucha gente procedente de Colombia, Venezuela y de Centroamérica, principalmente. También a principios de año hemos tenido una llegada bastante considerable de marroquíes. Esos serían los perfiles protagonistas en estos momentos.

 

Con la llegada de los refugiados ucranianos, ¿Cómo se organizó al equipo de Personas Refugiadas para ayudar a estas personas que huían del conflicto?

La organización no varió mucho a como nos solemos organizar habitualmente. Como no esperamos este tipo de situaciones sobrevenidas, no nos queda más remedio que tirar de las personas que trabajan dentro del equipo, intentando organizar al máximo posible dentro de las circunstancias. En esta ocasión hemos contado con una ayuda fundamental y es que hemos podido contratar refuerzos desde el primer momento. El programa de Personas Refugiadas se organiza a nivel nacional y nosotros recibimos muchas instrucciones con respecto a las líneas de intervención por parte de Oficina Central. Por todo ello la intervención ha podido ser mucho más sencilla que en otras ocasiones.

 

 

Aunque las diferentes tareas y respuestas que se han ofrecido no solo han sido desde el área de Personas Refugiadas, si no desde todas las áreas de Cruz Roja, ¿Cuáles son las tareas y respuestas que les han aportado a las personas ucranianas más valor? ¿Qué creéis que ha sido lo más necesario?

Como he dicho antes, no hay mucha diferencia con respecto al trabajo que realizamos con otras nacionalidades. Creo que la herramienta fundamental y por ello una de las respuestas que más valor les aporta es el aprendizaje del idioma y en esta ocasión, dado a la protección temporal, hemos contado con que las personas, una vez habiendo tramitado su protección, pueden trabajar desde el primer día. Creo que esas son las dos patas fundamentales: el idioma y la posibilidad de una inserción laboral que responda a las expectativas de las personas. Respecto al resto, el trabajo habitual: trabajo social, mediación, atención psicológica y jurídica… pero en el idioma y el empleo estarían las dos cuestiones más importantes.

 

«Creo que esas son las dos patas fundamentales: el idioma y la posibilidad de una inserción laboral que responda a las expectativas de las personas»

 

En Cruz Roja Comunidad de Madrid, gracias al trabajo de 1.535 personas voluntarias que han participado en tareas de logística, traducción, cobertura de necesidades básicas, información jurídica o atención a la infancia, entre otros, se han atendido en estos meses a más de 20.600 personas de las cuales 1.370 han sido menores. ¿Cómo ha ido evolucionando la atención y la ayuda que habéis ofrecido en estos seis meses?

Hemos intentado que el núcleo de la intervención no se haya visto demasiado alterado por esta circunstancia, es decir, intentamos organizarlo todo desde el principio, pero es verdad que la evolución ha sido tremenda. Al principio, la urgencia y la necesidad de atender la llegada de personas ucranianas nos hacía poner la energía en completar un dispositivo de acogida e intentar montar el siguiente. Ahora tenemos todo más establecido y ajustado a la norma y podemos intervenir de una manera más organizada. Al principio, aunque intentamos hacer hincapié en las líneas estratégicas de la intervención con personas solicitantes de asilo, la emergencia era tanta que teníamos el objetivo puesto en ser capaces de lograr la apertura de plazas. Al haberlas ya establecido, nos ha permitido organizar el trabajo de una manera adecuada y adaptada a lo que hacemos en nuestro día a día.

 

En total fueron 11 dispositivos, entre transito y alojamiento. Actualmente ¿Cuántos dispositivos continúan abiertos?

Para personas ucranianas, tenemos abiertos 5 hoteles destinados a la primera acogida extraordinaria, aunque vamos a cerrar uno a finales de agosto y lo vamos a concentrar en 4 dispositivos. De los iniciales, los dispositivos de Cercedilla, Rascafría y El Escorial lo reconvertimos en dispositivos de acogida temporal. Por tanto, a día de hoy tenemos 8 dispositivos abiertos, aunque pasaran a ser 7 a partir del 1 de septiembre cuando se cierre uno de los hoteles en las inmediaciones de Barajas. Continuaremos con Aranjuez, Las Mercedes, el otro hotel en Barajas y otro en Parla. En los dispositivos de acogida intentamos tener un objetivo más destinado a la inserción sociolaboral, con un itinerario más perfilado.

 

«Al principio, la urgencia y la necesidad de atender la llegada de personas ucranianas nos hacía poner la energía en completar un dispositivo de acogida e intentar montar el siguiente»

 

Sabemos que en el equipo de personas refugiadas os habéis enfrentado a muchas emergencias últimamente con la llegada de personas afganas, africanas, etc. Ante esta nueva situación, ¿Cómo ha respondido el equipo? ¿Cuál es el sentir después de estos seis meses de trabajo sin descanso?

El equipo ha respondido de una manera absolutamente espectacular, como siempre ocurre, es un placer poder trabajar con mis compañeros y compañeras, desde la persona con la que llevo trabajando un montón de años hasta la persona que llega nueva. Sin esa intervención, tanto de personal voluntario como personal asociado al programa de asilo, hubiese sido imposible hacer esta respuesta. Es abrumadora la respuesta que han venido dando. Ahora mismo aún estamos en un proceso de aprendizaje, el sentir después de estos meses es la sensación de haber hecho un trabajo muy importante, haber sido capaces de dar repuesta a algo que nos superaba en un primer momento, pero hemos sido capaces de hacer. Hablo en plural, porque mi labor creo que es pequeñísima en comparación con todas las personas que han estado atendiendo directamente en los dispositivos, entrevistando a la gente que llegaba, filiando, documentando… el trabajo ha sido espectacular.

 

 

¿Qué es lo que te hace feliz en tu trabajo, en una labor que está más dedicada a la gestión?

Tengo diferentes varas de medir para esto, llevo muchos años trabajando en puestos que implican mucha gestión y soy una persona muy organizada, por eso, para mí el hecho de ser parte del engranaje que hace todo esto posible es satisfacción mas que suficiente. A veces lo hablo con las compañeras, con las personas que dependen directamente de mí, y una cuestión fundamental para mi es que la gente que trabaja conmigo disfrute de su trabajo, que esté contenta. Siempre he entendido el trabajo así, llevo coordinando equipos mucho tiempo y para mi es algo muy satisfactorio y necesario. Cuando las personas que están conmigo no están bien, no están contentas con su trabajo, me lastra un poco. Afortunadamente he contado siempre con un equipo que lo ha dado todo y con los que es muy fácil trabajar.

 

«El sentir después de estos meses es la sensación de haber hecho un trabajo muy importante, haber sido capaces de dar repuesta a algo que nos superaba en un primer momento, pero hemos sido capaces de hacer»

 

Con la crisis que estamos viviendo y toda la labor que se esta llevando a cabo con personas ucranianas, ¿Qué aprendizajes habéis sacado en el equipo ante esta emergencia?

Creo que es fundamental el mantener la calma. Hay muchas cuestiones que no controlamos en nuestra intervención, como la gente que llegaba, las que necesitaban intervención etc. Entonces creo que una cuestión fundamental es mantener la calma, porque hay muchos factores que no puedes controlar y pueden distorsionar cual es la percepción que tienes del objetivo de la intervención, y mas en casos tan dramáticos y mediáticos como ha sido la crisis ucraniana. Esto conlleva a una mezcla un poco peligrosa y puede sacarnos del foco que no debemos perder. Yo me lo aplico siempre, y en esta ocasión esa idea se ha reforzado todavía más.

 

Viéndolo desde fuera, todos los del equipo de Personas Refugiadas sois personas que tenéis esa capacidad de calma y de paciencia…

Es un poco lo que te decía, una vez que pierdes el foco es cuando empiezas a dar palos de ciego, tienes ese impulso cuando tienes mucha presión de distintos actores que te puede orientar a una respuesta equivocada. Al final intervenimos con personas, por eso es una cuestión que hay que tener siempre presente, el saber aplicar cual es la capacidad de intervención de la entidad y cual debe ser nuestro valor añadido.

 

Hablábamos antes de la gestión de los dispositivos, ¿Cómo ha sido el montar y gestionar rápidamente los dispositivos de alojamiento en las distintas localizaciones de la Comunidad de Madrid? ¿Ha sido uno de los mayores retos a los que se ha enfrentado nuestra institución?

Sin duda, ha sido un trabajo muy intenso, toda la entidad se ha volcado en esta ocasión. Además, que haya sido un asunto tan mediático, creo que ha facilitado el encontrar recursos adecuados. En anteriores ocasiones hemos tenido otras crisis importantes, aunque más pequeñas, y nunca hemos tenido esa respuesta. Creo que esta vez al ser más global, y al tener la sociedad civil una percepción tan grande de cercanía, ha hecho que todo sea más sencillo. Hemos tenido la suerte de poder contar con equipo en cada uno de los hoteles y con figuras de coordinación. Para estas figuras confiamos en personas que llevaban muchos años trabajando en Cruz Roja, y no puedo estar más contento con el trabajo que han hecho. Hay que hacer una mención especial a su trabajo porque se han entregado muchísimo y sin un periodo de adaptación. Han sido personas que ya tenían experiencia, pero han tenido que aprender a marchas forzadas, y estoy muy satisfecho y agradecido.

 

«Afortunadamente he contado siempre con un equipo que lo ha dado todo y con los que es muy fácil trabajar»

 

¿Cómo están ahora mismo las personas ucranianas? ¿Están contentas con Cruz Roja?

En líneas generales, creo que están a gusto en los dispositivos en los que les estamos atendiendo. Se distinguen dos tendencias, hay personas que son conscientes de la situación, del conflicto, y ven la posibilidad de adaptarse a la sociedad madrileña, y por otra parte hay un gran grupo que tienen el anhelo de poder volver en poco tiempo a Ucrania. Algunas han decidido dar ese paso de aprender el idioma, ajustar sus expectativas al mercado laboral etc. para poder quedarse. Las otras, aún tienen ese anhelo de su país. A lo largo de estos meses ha habido personas que han vuelto a Ucrania o a paises cercanos.

 

¿Qué balance y qué reflexión personal sacas de estos seis meses respecto al conflicto y a la intervención?

El balance es muy positivo debido al trabajo que ha realizado la gente. Tanto la respuesta de todas las áreas como de las personas que han intervenido directamente ha sido espectacular. Respecto a la intervención, creo que cuando nos enfrentemos a una situación similar, espero seguir manteniendo esta calma, extraer ese aprendizaje de hacer las cosas de la manera lo más ordenado posible. Poder llegar con fuerzas si la cuestión se alarga en el tiempo. Cuando existe una situación disruptiva tienes que volcar todo el esfuerzo en ella, siendo capaces de realizar una intervención que se pueda prolongar en el tiempo.

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