En el taller impartido por el equipo de Salud de la asamblea de Majadahonda – Las Rozas sobre gestión emocional y, en concreto, sobre la ansiedad y el estrés, se llevó a cabo un ejercicio en el cual los/as participantes debían dar las gracias por las cosas que contribuían a que fueran felices.

Así lo hicieron y, aunque algunos/as hablaron más de cómo se sentían en ese momento, la mayoría coincidió en resaltar la importancia de la familia, en especial de los nietos, y de la salud, como elementos esenciales para conseguir la felicidad.

Son testimonios que rebosan verdad y emociones y, por ello, desde la asamblea han considerado de interés reproducirlos, aunque bajo nombres ficticios. De esta manera, recogemos algunas de las contestaciones recibidas de los/as asistentes al taller que, en la mayoría de los casos, muestran una entereza y positividad ejemplares.

Magdalena, cuenta que actualmente se siente muy bien y da las gracias a la ayuda que recibe de su familia y que le ha permitido recuperarse de la depresión que ha tenido durante la pandemia. “Me siento muy bien por la ayuda y por mi familia, y por eso me voy recuperando de la depresión que he tenido y de la cual estoy mucho mejor”.

Pepa, cuenta que lo principal para ella es que actualmente su familia y ella se encuentran bien en todos los aspectos, “los mayores y los pequeños”. Recalca que gozan todos de muy buena salud y eso es lo más valorable. “La vida me ha golpeado cuando era muy joven, perdí pronto a mis padres, pero en este momento física y psicológicamente me encuentro bien”.

Pilar, fue bastante pragmática. Su respuesta fue contundente: “Doy gracias por tener un techo. Doy gracias por tener facilidades económicas. Doy gracias por tener una familia. Doy gracias por tener apoyo sanitario. Doy gracias por seguir viviendo. Doy gracias por tener una formación. Doy gracias por poder vivir donde quiera”.

La respuesta de Teresa también fue aleccionadora: “Tengo la autoestima alta. Soy positiva. Trato de ayudar a la gente. Valoro todo lo que tengo. No pasa nada por estar triste alguna vez».

Carmen afirma: “Me considero una persona que en los momentos más difíciles a nivel personal, a causa de una operación muy complicada, he tratado de tener la suficiente fuerza de voluntad de salir por mí misma y por supuesto gracias al cariño que he recibido, tanto de mis hijos como de la gente que me rodea y me conoce”.

Paula cuenta que “pensar en mis nietos me llena de satisfacción. Son una alegría y tenerlos cerca de mi me sube la ilusión a tope. Tengo cinco y ahora los puedo contemplar juntos. Antes dos de ellos vivían en EE.UU. y este año están aquí, en Las Rozas. Vivir sola es difícil y hay que buscar las salidas a diario. Hacer ejercicio. Importantísimo salir. Hablar con amigas o simplemente en la parada del bus anima. Recuperar unas cintas antiguas de música y películas a tope. El cine me gusta mucho y siempre intento tener una palabra amable con cualquiera. Tenemos que ayudarnos unos a otros”.

Ramona habla de que “por mi trabajo siempre he procurado ser empática con cada persona que pasaba por mi vida. Mi carácter es alegre en la vida pero en ocasiones se ha truncado, aunque en mi interior no he cambiado. Solo he tenido una meta en la vida: hacer felices a las personas que comparten mi vida. Estoy de paso en este recorrido, mis padres me enseñaron que lo que no quieras para ti tampoco para los demás. Siento que he aprendido a vivir el día a día muy tarde. Desde la pérdida de mi esposo mi mantra es “hoy es el mejor día, mañana es otro día”. Transmitírselo a mis hijos y nietos eso es lo primero. Terminar mi paso por esta vida dejando una palabra que es maravillosa: Amor”.

María José relata que lleva “dos años sintiéndome mal. Murió mi marido el 23 de mayo. Estoy mal. No me recupero. Hago todo lo que puedo. Estoy tomando pastillas, pero avanzo muy poco. Solo voy a caminar dos horas. Lo demás estoy en casa”.

Juana afirma: “Doy gracias por haber cuidado a mi marido en su enfermedad. Doy gracias por tener dos hijos maravillosos. He sido muy feliz con mi marido, hijos y nietos. He sido muy feliz en mis viajes con mis amigas. Con mi familia: hermanos, padres y sobrinos. Por todo eso doy gracias”.

A la vista de estos testimonios, desde la asamblea infieren que en la mayoría de los casos sobresale: un gran amor por la familia, positividad y, sobre todo, algo que no se suele dar en los jóvenes ni en los de mediana edad, un sentimiento real y genuino de agradecimiento por lo que se tiene, en lugar de frustración y tristeza por lo que no se tiene.

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